El obispo argentino Víctor Manuel Fernández es desde hace unos días el nuevo Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, en sustitución del cardenal español Luis Francisco Ladaria. El prelado se despedirá de su diócesis, La Plata, con una Misa de acción de gracias el próximo 5 de agosto.

Con apenas unos días en el cargo, "Tucho" Fernández ha concedido una entrevista al portal español Infovaticana, en la que aborda temas como el Camino Sinodal alemán, el decreto que emitió el Dicasterio en el año 2021 sobre la negativa a bendecir parejas homosexuales o su comentado libro para jóvenes parejas.

No podemos negar que hubo torturas

A la pregunta de por qué pidió al Papa no encargarse del tema de los abusos, Fernández da su parecer. "La primera vez que me ofreció este cargo le respondí que no (...). Yo no soy canonista, y de hecho cuando llegué a La Plata tenía poca idea de cómo lidiar con estos asuntos. Es complejo porque en principio uno tiene que creerles a los que presentan acusaciones de abusos de menores, hay que creerles, y por otro lado no puede condenar al cura sin el debido proceso, que requiere tiempo", comenta.

El Papa le dijo al nuevo prefecto que quería que delegara esa tarea en la Sección disciplinaria y que se dedicara a los temas relacionados con la fe, la Teología y la transmisión de la fe. "Si 'humildad es verdad', yo me siento seguro con mi saber teológico, aunque haya escrito muchos librillos de oraciones, o catequesis sencillas", explica.

"Soy Teólogo y el Papa destaca en su carta que fui decano de Teología, presidente de la Sociedad argentina de Teología y Presidente de la Comisión episcopal de Fe y Cultura (doctrinal) siempre elegido en votación por mis pares. No fue por acomodo o por amistad con Bergoglio", añade.

Sobre la carta a los fieles de la archidiócesis de La Plata, en la que afirma que el Santo Oficio llegó a torturar y matar, el obispo comenta que se debe contextualizar. "En esa carta dije que 'no todo fue así', pero no podemos negar que hubo torturas y muertes. Sabemos que eso no puede juzgarse con criterios actuales. Lo reiteré en una entrevista periodística. Pero lo que está mal está mal y yo defiendo la moralidad objetiva", apunta.

"Si los condicionamientos históricos pueden disminuir la culpabilidad, y eso debe ser contemplado en nuestros juicios, no podemos negar que aquello era 'objetivamente' malo. También sabemos que otros 'tribunales' de la época eran mucho más crueles e inmorales que la Iglesia Católica, aun los de otras confesiones cristianas, pero lo que está mal está mal", asegura.

Sobre el Camino Sinodal alemán, Fernández lo rebate con su propio estilo. "Le confieso que siendo arzobispo de La Plata me entusiasmé con lo mío que es anunciar el Evangelio, predicar, infundir espiritualidad (...). Los alemanes siempre llaman la atención, y en mi estilo de Arzobispo no ha estado presente esa preocupación por ordenar mujeres o cosas por el estilo", explica.

'Si humildad es verdad, yo me siento seguro con mi saber teológico', comenta Fernández.

"Evidentemente ahora me corresponde ponerme al día en el asunto, escuchar, conversar, consultar. Por lo pronto, debo decirle que no creo que no haya algo bueno en esta 'movida' alemana. Una vez el Cardenal Ladaria me dijo que ojalá hubiera algún hereje que nos obligue a profundizar más la fe. Esta cuestión histórica algo nos dejará de bueno aunque pueda ser necesario pulir cosas, precisarlas, madurarlas", comenta Fernández.

A la pregunta de si está de acuerdo con la carta de su nuevo Dicasterio sobre la bendición de parejas homosexuales, Fernández se muestra claro. "Así como estoy firmemente en contra del aborto (y lo desafío a que encuentre alguien en Latinoamérica que haya escrito más artículos que yo en contra del aborto), también entiendo que 'matrimonio' en sentido estricto es sólo una cosa: esa unión estable de dos seres tan diferentes como son el varón y la mujer, que en esa diferencia son capaces de engendrar nueva vida", dice.

"No hay nada que pueda compararse con eso y usar ese nombre para expresar otra cosa no es bueno ni correcto. Al mismo tiempo creo que hay que evitar gestos o acciones que puedan expresar algo diferente. Por eso pienso que el mayor cuidado que hay que poner es en evitar ritos o bendiciones que puedan alimentar esa confusión. Ahora, si una bendición se da de tal manera que no provoque esa confusión, habrá que analizarlo y confirmarlo. Como verá, hay un punto en que se sale de una discusión propiamente teológica y se pasa a una cuestión que es más bien prudencial o disciplinar. La doctrina no cambia", asegura.

Nada que agregarle a la doctrina

En este punto, el obispo habla sobre su visión de la doctrina en la Iglesia. "La doctrina no cambia, porque es en definitiva el insondable, maravilloso e inmutable misterio de la Trinidad expresado en Cristo. Allí está todo, y eso no puede ni mejorar ni cambiar. No hay nada que agregarle. Otra cosa es nuestra comprensión de esa doctrina, y eso de hecho sí ha cambiado y seguirá cambiando", explica Fernández.

Sobre el libro que escribió titulado Sáname con tu boca. El arte de besar, el obispo no se arrepiente. "Cualquier teólogo, biblista o literato sabe que para interpretar un texto es clave situarse con claridad frente su género propio y no pedirle lo que no puede dar. Ese es un libro que hice junto con un grupo de jóvenes cuando yo era un párroco muy joven. Y el tema de ese libro es profundamente conservador", apunta.

"¿Sabe por qué? Porque respondía a la preocupación de esos jóvenes -muy bien formados por mí- de aprender a explicarles a otros jóvenes por qué hay que evitar las relaciones prematrimoniales. Fíjese usted qué progre era el objetivo del libro. Pues bien, conversando y conversando se nos ocurrió destacar que el sexo no es todo, que si uno lo pospone puede desarrollar muchas otras formas de expresión del amor y crecer en ese amor", añade.

"Entonces, como ejemplo de una de esas expresiones de afecto que puede haber sin necesidad de llegar al sexo, estaba el beso. Así, junto con ellos hicimos una encuesta a otros jóvenes, buscamos poemas y fuimos armando esta catequesis. No era un manual de Teología, era un intento pastoral del cual no me arrepentiré nunca. Por supuesto que hoy no escribiría algo así, ya tengo 60 años y empiezo a prepararme para la vida eterna. De hecho, poco después pedí a la editorial que no lo reimprimieran. ¿No le parece de mala lecha tomar ese librito, usar frases sueltas de ese opúsculo pastoral juvenil para juzgarme como teólogo?", se pregunta. 

 

A la hora de abordar a posibles críticos con su nombramiento, Fernández comenta que fue decisión del Papa. "Estas tareas también pueden reconfigurarse, y el Papa tiene derecho a darle otro rostro. ¿No le parece bien a usted que alguna vez en la historia ocupe ese puesto un latinoamericano que haya sido párroco de periferias, que haya crecido en un pequeño pueblo del interior, con sensibilidad cercana al dolor de los descartados de la sociedad, con una historia de vida muy distinta a la de un europeo o estadounidense, pero que a la vez es doctor en Teología? Una vez más, le digo que aprenderé de la historia, respetaré los procesos, dialogaré, pero lo haré 'a modo mío'", concluye.