497. ¿Por qué nos ayuda dejarnos guiar por los santos en la oración?
Los santos son personas inflamadas por el Espíritu Santo; mantienen vivo el fuego de Dios en la Iglesia. Ya en el tiempo de su vida terrena los santos fueron orantes fervientes y contagiosos. En su cercanía es fácil rezar.

Aunque no debemos nunca adorar a los santos, podemos invocar a quienes están en el cielo para que intercedan por nosotros ante el trono de Dios. [2683-­684]

Alrededor de los grandes santos se han formado escuelas particulares de devoción, que, como los colores de un espectro, señalan la luz pura de Dios.

Todas parten de un elemento fundamental de la fe para conducir, cada una por una puerta diferente, al núcleo de la fe y de la entrega a Dios.

Así, la espiritualidad franciscana parte de la pobreza de espíritu, la benedictina, de la alabanza a Dios, la ignaciana, de la decisión y la vocación. Una espiritualidad por la que uno se siente atraído según sus características personales es también una escuela de oración.