Beato Guillermo Scoto, III General Trinitario. 13 de mayo.

Sobre este santo de los orígenes de la ilustre Orden Trinitaria tenemos datos confusos, legendarios que hace difícil hilar su "vita". Al decir de un fraile trinitario conocido "seguramente sin esas fábulas, los trinitarios tuviéramos santos de verdad como Escoto en los altares, pero como siempre, los verdaderos santos (los que existieron) pagaron el proceso por culpa de los inventados".

En fin, que según datos o leyendas, nació Guillermo en Inglaterra, aunque se le llame "escoto". Desde niño fue piadoso y caritativo con los necesitados. Cuando llegó a la juventud, sus padres le enviaron a París, donde conoció al santo padre San Juan de Mata (17 de diciembre y 7 de mayo, traslación de las reliquias) y al Beato Juan Anglico (17 de junio) y con quienes estudió la Teología. El 28 de enero de 1193, octava de Santa Inés (14, 21 y 28 de enero; 5 de julio, Iglesias griegas) San Juan de Mata cantaba su primera misa y en ella tuvo la revelación acerca de que debía dedicarse a la redención de los cautivos, fundando una Orden religiosa. Juan se retiró a la soledad, donde según la leyenda conocería a San Félix de Valois (20 de noviembre), y Guillermo y Juan Anglico quedaron en París. La Universidad quiso otorgarles una cátedra a cada uno, para seguir disfrutando de su presencia y elocuencia.

Pero ocurrió que fallecieron los padres de cada uno, misteriosamente al mismo tiempo, sin tener nada que ver uno con el otro. Entonces ambos viajaron a Inglaterra, pues como eran los hermanos mayores, de sus respectivas familias, les tocaba repartir la herencia. Todo lo dieron a sus hermanos menores, renunciando a poseer riquezas y cuando cada uno había hecho lo suyo, se pusieron de acuerdo para volver juntos a París, para esperar a Juan de Mata. Vueltos a París, el obispo quiso ordenarles presbíteros, luego de oír alabanzas del abad de San Víctor, donde se hospedaban ambos jóvenes. Fueron ordenados juntos y juntos dieron clases en la Universidad, donde eran un gran ejemplo para los estudiantes, por sus virtudes y sabiduría. Cada día después de las clases, rezaban juntos y juntos salían luego a atender pobres y a pedir limosna para estos.

En los tiempos de vacación y fiestas, ambos iban a predicar la doctrina cristiana por los pueblos y ciudades circundantes. Y lo hicieron tan bien, que el obispo les pidió se dedicasen a ellos, como predicadores oficiales de la sede parisina. Viajaban a pie, ayunaban y se disciplinaban, para obtener frutos de sus misiones. Convirtieron a muchos e hicieron la paz entre facciones o familias enfrentadas. En este interín, regresó Juan de Mata de Roma, donde Inocencio III le había aprobado la Regla de la Orden. Ambos jóvenes, viendo en la redención de cautivos, la vocación de sus vidas, tomaron el hábito trinitario junto a otros jóvenes.

Junto al fundador y a su inseparable amigo Juan Anglico, se fue Guillermo a Roma, donde construyeron el convento junto a la iglesia de Santo Tomás "in Formis". Allí tomaría el hábito, según la leyenda, San Roberto de San Juan (13 de abril), quien sería el primer mártir trinitario. Inocencio III encomendó a nuestro Beato y a Juan Anglico, la que sería la primera misión redentora de los trinitarios en Marruecos. Allí llegaron el 22 de agosto de 1200 y comenzaron su labor misionera y la "compra" de los cautivos gracias a las limosnas que el papa les había dado para ello. Aunque no tenían permiso para ello, predicaban a los moros, convirtiendo a algunos, por lo cual fueron castigados varias veces, y no les quitaron las vidas por el respeto que el rey de Marruecos tenía hacia el papa Inocencio, en cuyo nombre iban los santos, cual legados. Pero al cabo de cinco meses no pudo soportar más el éxito que iban teniendo y les mandó volvieran al mundo cristiano. Regresaron Juan y Guillermo con 186 cristianos libres, que llevaron a Marsella, luego de una escala en Almería. De allí ambos fueron a Roma, a hacer vida conventual, de asperísima penitencia, ayunos y oraciones.

San Juan de Mata se llevó consigo a Guillermo a una redencion en Túnez, en la cual faltó el dinero para pagar los cautivos que ya se habían concertados. Entonces los musulmanes tomaron al santo fundador y le azotaron cruelmente, dejándole por muerto. Entonces Juan clamó a la Santísima Virgen y esta se le apareció con una bolsa de dinero para que pudiera salvar a los cautivos cristianos, curándole de sus heridas además. La leyenda dice que esta visión la tuvo también Guillermo, quien mandaría a pintar un cuadro sobre el tema y, siendo ya General, mandaría que fuera invocada la Madre de Dios bajo el título de Nuestra Señora del Buen Remedio (8 de octubre).

Un tiempo después quiso San Juan de Mata les acompañasen a España, donde pensaba fundar algunos conventos. A pie, como mandaba la Regla, emprendieron el viaje, lleno de penurias, hasta entrar por Aragón y llegar a Castilla. Fundado el convento de Segovia, fue nuestro Guillermo su primer prior o ministro, y Juan Anglico fue enviado a Roma de prior. En España Guillermo fue, además, visitador de los conventos y dícese que conoció y fue admirado por San Julián de Cuenca (28 de enero) y por San Francisco de Asís (4 de octubre, 25 de mayo, Dedicación y traslación de las reliquias; 17 de septiembre, estigmatización, 12 de diciembre, Invención de las reliquias) a quien conoció en Lérida. La tradición quiere que también fundara el convento y santuario de Nuestra Señora de Tejeda, en 1204.

En 1212, cuando murió San Félix de Valois, Juan Anglico le reemplazó frente al convento de Cerfroid y nuestro Guillermo fue llamado a Roma para ser prior de Santo Tomás "in Formis". Allí estuvo hasta la muerte del santo Padre, el 17 de diciembre de 1213. Entonces, fue nombrado General el Beato Anglico, con gran gozo de Guillermo, quien pasó al convento de Cerfroid. De esta época se cuenta que hubo cierta oposición por parte de algunos a que los religiosos usaran el nombre de "trinitarios", pareciéndole era herético. Guillermo habría escrito la obra "De Dignitate sui Ordinis" defendiendo el uso del nombre y ofreciéndose a ser quemado vivo como hereje si la Iglesia y la Universidad de París hallaban algo erróneo. No solo no lo hallaron, dícese, sino que fueron los otros quienes fueron hallados herejes en sus proposiciones. Intentaron estos herejes asesinarle a él y a un religioso, pero Dios les libró dándoles un profundo sueño y haciéndoles invisibles para que los asesinos no les encontraran aunque pasaron a su lado por el camino. En otra ocasión le acusaron de frecuentar prostíbulos y bares y vivir amancebado. Pero nada pudieron contra él, sino que él defendió tan bien su causa, que logró el rey Felipe Augusto mandara perseguir a los herejes llamados "trinitarios" y fueran quemados 300 de ellos en París. Nada, leyendas.

En 1216 murió el querido Juan Anglico y al año siguiente nuestro Guillermo fue elegido General de la Orden de la Santísima Trinidad. Como General, Guillermo envió religiosos a Tierra Santa, fundó en Portugal en 1218. Ese mismo año fundó en Kaneresburg y al siguiente, también en Inglaterra se fundaría el Colegio de Jerusalén, para preparar misioneros trinitarios a Tierra Santa. En 1220 acompañó a los cruzados franceses en la V Cruzada, destacando por su caridad, celo apostólico y abnegación redimiendo cautivos. Sabemos que esta Cruzada fue un fracaso, por la mala estrategia de los cristianos, que fueron derrotados al intentar atacar Cairo. Aún así dice la leyenda que Guilermo fue tan estimado de todos, que el rey San Luis de Francia (25 de agosto) le propuso al papa que nombrara a Guillermo arzobispo de Reims, pero el santo renunció a ello, y Honorio III no quiso gravarle con la dignidad episcopal, sabiendo que Guillermo prefería, ante todo, la redención de cautivos.

Vuelto a Roma, al poco tiempo se fue a España, donde le necesitaban los religiosos y los cautivos cristianos. Se fue a Baeza, donde aún padecían los cristianos a causa de los desmanes de los moros. Le exigieron los musulmanes tanto dinero, que solo pudo redimir a 40 cautivos. Guillermo respondió severamente a los captores, y estos le apresaron, flagelaron y golpearon varias veces. De allí, mal herido, con los religiosos y los rescatados, salió Guillermo a Castilla. Atravesando Sierra Morena, el santo trinitario desfalleció y se sintió morir. Se apartó para hacer oración, y los demás vieron como emanaba luz de su rostro divinizado. Acabada la oración, dijo a sus religiosos: "Hijos, y hermanos míos: pedid a Dios por mí; y en mi nombre, encargad a todos los religiosos, que encomienden a la Santísima Trinidad, el alma de este pobre pecador. Yo me muero. Sepultad mi cuerpo en alguna parte escondida, dejando en ella señal, para que después sean trasladados mis huesos. Antes de sucederme tres Ministros Mayores: en el tiempo del ministerio del tercero, se ganará la Ciudad de Córdoba y habrá fundación de un convento de nuestra Orden. Allí serán sepultados mis huesos. Decid lo que yo os digo unos a otros, para que la memoria no lo pierda". Luego tomó un Cristo en sus manos y ecomendándole su alma, expiró, el 13 de mayo de 1222.

El primer milagro que realizó Guillermo fue aparecerse a sus religiosos y sacarlos de las intrincadas sierras, aunque los frailes y rescatados solo veían una linterna delante de ellos que les guiaba. La profecía del santo se cumplió, pues en 1246, gobernando la Orden el Beato Nicolás, se conquistó Córdoba y se fundó un convento trinitario en la ciudad. Fueron religiosos a la Sierra a buscar las reliquias del beato, pero las señales externas dejadas por los pasados frailes se habían borrado. Pero entonces notaron unas azucenas que brotaban de la tierra, sin ser tiempo para ello, y cavaron allí, encontrando los huesos de Guillermo. Los trasladaron con solemnidad al convento y allí los sepultaron, rindiéndole culto. Nunca ha sido beatificado ni canonizado formalmente, pero algún culto tuvo, hoy inexistente, en la Orden.


-"Noticias históricas de las tres florentísimas provincias de la Gran Bretaña, Inglaterra, Escocia, e Hibernia, del Celestial Orden de la Ss. Trinidad, de Redención de cautivos cristianos". P. FR. DOMINGO LÓPEZ. Madrid, 1714.

A 13 de mayo además se celebra a:
Santa Gliceria, virgen y mártir.
San Juan Silenciario, abad y obispo.
Santa Rolendis, virgen.