San Basilio de Ancyra, mártir. 2 de enero.

Basilio fue un seglar muy conocido en la iglesia de Ancyra, Turquía, por lo cual, legado al poder Juliano el Apóstata, fue apresado y llevado ante el Gobernador Tárvilo. Ante este declaró que era cristiano y que estaba dispuesto a padecer por Cristo. Fue sometido a la horca, aunque sin dejarlo morir, el cual era un tormento frecuente, que constaba en cortar la respiración algunos minutos al condenado, para hacerlo desesperar y luego aflojarle el cuello. Así varias veces hasta lograr lo demandado, la apostasía en el caso de los cristianos.

Luego de este tormento, en el cual Basilio no decayó, fue trasladado a Constantinopla, para juzgarle junto a muchos cristianos de todo el Imperio. Allí fue sometido a la flagelación y al fuego, pero igual no renegó de Cristo. También fue metido en una olla de aceite hirviendo, que sobrevivió. Finalmente fue arrojado a los leones, entre cuyas fauces ganó la corona del martirio. Los cristianos recogieron su cuerpo y le enterraron piadosamente, y una vez llegada la paz, le dedicaron una iglesia a su memoria.

Su persona se confunde con la de otro San Basilio de Ancyra (22 de marzo), pues los tormentos son similares, lo cual no es de sorprender, siendo del mismo tiempo y lugar. Los investigadores no se ponen de acuerdo sobre si son dos santos o es el mismo. En el cielo lo sabremos.

A 2 de enero además se celebra a
Santa Eufrosina, virgen carmelita.
San Isidoro de Zaragoza, obispo y mártir.