Santa Verena de Zurzach, virgen. 1 de septiembre.

Su "vita" es bastante legendaria y se escribió para rellenar el culto, eso sí, antiquísimo, que recibe en Suiza. Nació Verena en Tebas, Egipto, en una familia noble y cristiana. Fue bautizada por San Chaeremon (3 de septiembre). Era pariente de un general de la Legión Tebana, y algunos, como no, apuntan al mismo San Mauricio (22 de septiembre). Cuando esta Legión fue trasladada a Milán, sobre el año 300, Verena les acompañó, como solían hacer las esposas, hijos y parientes de los soldados: la estancia allí podía durar años y se hacía vida normal, se poblaban sitios y hasta se fundaban ciudades. Verena era un ángel de caridad entre los suyos, atendía a los enfermos y heridos, y consolaba a las que quedaban viudas, y socorría a los cristianos cautivos. 

Algunas versiones dicen que fue junto a la Legión se trasladó posteriormente a Helvecia y fue testigo presencial del martirio de los soldados, y guardó algunas reliquias de estos, otra que había vuelto a Tebas, y al enterarse del suceso, regresó a Europa a salvar las reliquias. Como sea, la verdad es que la leyenda de los Tebanos no la menciona. En fin, que luego de este martirio, y como ella no había sido llevada al cielo con los soldados, buscó servir a Cristo tanto como pudiera, y se dedicó a la oración y la penitencia en una cueva en las montañas de Solothurn, donde había sufrido el martirio el otro tebano San Víctor (30 de septiembre). Su caridad, milagros y solicitud con los necesitados la hicieron famosa, y junto a sí reunió un grupo de vírgenes dedicadas a la oración y el trabajo manual. También predicaban y convirtieron a muchos a Cristo. Tanta actividad llamó la atención del comandante Hirtaco y Verena fue llamada a declarar. Como confesó su fe cristiana, la encerraron en la cárcel, donde se le apareció San Mauricio para confirmarle en su fe. Pero Verena salió libre de la prisión porque sanó al Gobernador, pudiendo regresar a su vida eremítica, aunque siempre que fuera lejos de allí, pues la expulsaron de Solothurn.

Entonces Verena remontó río arriba por el Aare, subida sobre una piedra de molino. Se detuvo en Koblenz, donde expulsó para siempre a las serpientes que asolaban a los pobladores. Luego se estableció en Bad, la actual Zurzach, donde se acogió a la caridad de un presbítero, y con el cual hacía caridad con los pobres y leprosos que pululaban fuera de las murallas. En una ocasión en que llevaba pan y vino a los pobres, la acusaron de que había robado el vino, y cuando comprobaron, este se había convertido en agua. En una Cuaresma, el presbítero le dio a guardar su anillo, pues no llevar nada caro durante la penitencia, y ocurrió que un ladrón le robó la prenda a Verena, pero temió ser descubierto y arrojó el anillo al río. Entonces la santa hizo una oración y en ese momento, un pescador pescó un pez, que ofreció a Verena para los pobres. Cuando ella lo abrió, descubrió dentro el anillo del sacerdote. Al cabo de unos años, el sacerdote le preparó una ermita en una cueva de Zurzach, donde Verena vivió unos años en oración constante. Cuando falleció, sobre 350, la Santísima Virgen se le apareció junto a santas vírgenes para llevarla al cielo.

Verena fue sepultada en el cementerio junto a la calzada romana. En el siglo V se construyó una iglesia sobre su tumba, y en el siglo VIII un monasterio benedictino se anexó a la misma. Fueron estos monjes los que escribieron la primera "vita" y propagaron su culto. En el siglo XIII los Canónigos Regulares tomaron el edicifio y construyeron una bellísima iglesia, reformada luego al gusto barroco, donde aún se veneran sus reliquias. También se le tiene aprecio en Egipto, pues la Iglesia Copta la venera también, al ser egipcia de nacimiento.

Fuente:
https://www.heiligenlexikon.de

A 1 de septiembre además se celebra a
San Gil, eremita.
Santa Teresa Margarita Redi, virgen carmelita.