San Luis Gabriel Taurin Dufresse, obispo y mártir. 14 de septiembre.

Nació el 8 de diciembre de 1750 en Lezoux, Puy-de-Dôme, Francia. Su familia, acomodada, pudo solo enviarle a estudiar en la escuela parroquial. Luego le enviaron a Riom, en cuya escuela principal terminó los estudios elementales con aplauso de sus profesores a causa de su piedad, celo por el cumplimiento de las normas y devoción. Con 17 años ya se manifiesta su vocación religiosa y parte a París, donde termina sus estudios e ingresa en el célebre seminario de Saint-Sulpice. Allí cursa la filosofía y teología, y allí conoce a la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París, fundado por el jesuita Alejandro de Rhodes, para surtir de misioneros a Asia. Gabriel se apasionó con la misión y en 1774 entró al seminario de la S.M.E.P, donde fue ordenado presbítero el 17 de diciembre de 1774.

Al año siguiente partió a China, con solo 26 años. Fue destinado a la provincia de Sechuan, donde durante siete años desplegó una incesante actividad apostólica, logrando numerosas conversiones, organizando la catequesis y la consolidación de las iglesias locales. Sufrió prisión en Pekín, pero fue liberado. En 1784 se desata la persecución a los cristianos, extranjeros principalmente. Es tomado prisionero, pero nuevamente es liberado y se refugia en casa de una familia cristiana. Su obispo Saint-Martin le envía a Tchen-Tou, donde no le conocían. En 1785 vuelve a ser perseguido, y en un principio se evade, pero termina entregándose para evitar la persecución a otros misioneros. Fue llevado a Pekín, desde donde se le deportó a Manila. En 1880 retornó a China y ese mismo año fue consagrado obispo de Tabraca. En esta época la persecución remitió y el santo pudo dedicarse a su misión apostólica. En 1803 reunió un sínodo para organizar su iglesia, que contaba con casi 50000 fieles conversos. Organizó las parroquias, el catecismo, se preocupó por los sacerdotes y los fieles, alentando a todos con su celo por la causa del Evangelio.

En 1811 volvió la persecución contra todos los misioneros extranjeros y Szechuan fue una de las provincias más castigadas. El 28 de mayo de 1815, Luis Gabriel fue denunciado y llevado atado a Chin-tai, capital de la provincia. A causa de su porte venerable, su ejemplo de caridad y fama de bueno, le permitieron defenderse, hecho que utilizó para diferenciar su labor apostólica de la diplomacia y los intereses de Francia y demás países europeos en China y Asia. Pues, hay que decirlo, los europeos y sus políticas equivocadas, propiciaron el recelo y temores de los chinos ante lo que veían una invasión escalonada. Fue interrogado varias veces y siempre respondió con brillantez y humildad. Los jueces realmente le trataron con cortesía, pero a pesar de ello, el 14 de septiembre el gobernador de Szechuan, le condenó a morir decapitado, un desenlace que nadie esperaba.

La ley mandaba que el emperador debía confirmar o conmutar personalmente cada sentencia de muerte, pero el gobernador pasó de ello, y pretendiendo escarmentar a los demás cristianos mandó le ejecutasen de inmediato. Pero la entereza y las exhortaciones del santo obispo solo hizo que los cristianos presos se confirmasen en su intención de padecer por Cristo. Fue decapitado nuestro santo, y la cabeza fue clavada en una pica como escarmiento. Pero estos no se escondieron sino, al contrario, velaron su cadáver y lo enterraron a los pocos días.

El papa León XIII le beatificó el 27 de mayo de 1900 y San Juan Pablo II le canonizó el 1 de octubre de 2000.


A 14 de septiembre además se celebra a San Crescencio de Roma, mártir.