Santoral hoy: 10 de noviembre. Santa Ninfa de Palermo, virgen.

Leyenda:
Ninfa fue hija de Aureliano, prefecto de Palermo y era una vestal. Se convirtió viendo un milagro realizado por San Trifón (10 de noviembre), que derribó un templo pagano mediante su oración al Verdadero Dios. El obispo San Mamiliano (19 de octubre), la bautizó junto a otras treinta personas. Cuando lo supo su padre, el prefecto, la mandó arrestar junto a otros cristianos para hacerle apostatar de la fe de Cristo. Fueron torturados y devueltos a la cárcel, con vistas a ser martirizados, pero esa noche ocurrió un portento: un ángel les abrió la cárcel y liberó a Ninfa y a Mamiliano. Luego los condujo al mar, donde tomaron una barca guiada por el mismo ángel y se dirigieron a la Isla del Lirio, donde ambos comenzaron vida eremítica, en oración y penitencia. Un día se les apareció un ángel diciéndoles que debían visitar Roma, y allá se fueron. Luego de venerar las reliquias de los santos, Mamiliano murió y Ninfa lo enterró, quedando en Roma, viviendo a la vera de la sepultura de su maestro. Cuando falleció fue enterrada junto a Mamiliano y otros santos.

Historia:
No hay que ser muy avezado para darse cuenta que de esta leyenda no tiene por donde agarrarse. Las primeras menciones a su memoria la relacionan con los santos Trifón y Respicio, que se veneran a 10 de noviembre, pero la razón es únicamente porque las reliquias de los tres se veneran en Sassia. Las Actas de estos santos, elaboradas lo menos en el siglo XI la mencionan, como vimos, pero la razón es la del culto conjunto a las reliquias. Otros restos andan dispersos en otras iglesias, como Roma, Siena o Palestrina. En la catedral de Palermo (ciudad de la que es patrona) se venera la cabeza desde el siglo XVI. Tres bustos con reliquias de Ninfa, Trifón y Respicio eran venerados públicamente el primer sábado de Cuaresma en la basílica de San Agustín de Campo Marzio, Roma, por un privilegio especial, ya que la primera estación penitencial de Cuaresma se celebraba en la iglesia de San Trifón. Y lo más probable es que ninguna de esas reliquias sean auténticas, la razón es que es factible que en el origen de todo haya un error de traducción, pues las Actas dicen que estos mártires fueron enterrados “locus ad Nympha dictus”, es decir, "en el lugar llamado de la ninfa", por si fuera poco, vamos. Es demasiada coincidencia que una santa con un nombre tan curioso esté relacionada con santos enterrados en un sitio llamado así “de la ninfa”. En Roma se conoce una iglesia dedicada a su memoria al menos en el siglo IX.


Fuentes:
-“La leyenda de oro para cada día del año”. Volumen 3. PEDRO DE RIVADANEIRA. Barcelona, 1866.
-“Las cosas maravillosas de la santa ciudad de Roma”.  GIOVANNI BATTISTA VACCONDIO. Roma, 1720.
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