Santa Fara o Burgundófara de Faremoutiers, abadesa benedictina. 3 de abril y 7 de diciembre.

Fara vivió entre los siglos VI y VII, es probable que haya nacido en el 595. Descendía de nobles borgoñones y fancos, y eran dueños del castillo y tierras de Champigny, sitio donde se había oído hablar poco de Cristo. Sus hermanos fueron San Faro de Meaux (28 de octubre) y San Chagnoald de Luxeuil (6 de septiembre). Es curioso, porque su nombre, Fara o Bara, significa “baronesa”, y Burgundófora es “baronesa de Borgoña”. Por ello muchos historiadores sostienen que se desconoce el nombre real, que "burgundófora" es sólo un título y tendría otro nombre.

Cuando Fara era aún una niña Sus padres eran frecuentemente visitados por San Columbano (23 de noviembre) fundador del monasterio de Luxeuil; el santo quería mucho a la niña y reconoció en ella grandes virtudes. Le enseñó a amar a Cristo, a orar y a hacer caridad a los pobres, y Fara le tomó mucho afecto, sobre todo después de un milagro del santo: Columbano hizo madurar las espigas de los sembrados sin ser fecha de recolección.

Fara decidió ser religiosa y para ello habría contado con la ayuda de San Columbano si la reina Brunilda de Borgoña no lo hubiera desterrado; pero el sucesor, San Eustacio (29 de marzo), le sirvió también como confesor y director espiritual a la santa niña. Su padre tenía otros planes: un matrimonio con un noble de la corte del rey Teodeberto II, pero Fara enfermó y su padre desistió cuando San Eustacio le convenció de la vocación de su hija. Además, vio que Fara tenía verdadera vocación, pues huyó de casa y se refugió en el templo de San Pedro de la ciudad. El obispo Gondoald de Meaux le impuso el velo en el año 614 y en el 620, Fara fundó su propio monasterio, dedicado a Santa María, San Pedro y San Pablo, y bajo la regla de San Columbano. Famoso es todavía por su queso "Brie". En el siglo VIII, ya venerada Fara como santa, tomó el nombre de Faremoutiers, o sea “monasterio de Fara”.

Jonathan de Faremoutiers cuenta algunos sucesos que, si son reales, hablan bastante de Fara: unas monjas, hastiadas de la vida religiosa intentaron escapar de noche, cuando en ello estaban un globo de fuego descendió del cielo e incendió el monasterio. Sorprendidas las fugitivas, Fara las castigó en la cárcel monástica. En otra ocasión dos monjas jóvenes se negaban a hacer confesión de faltas tres veces al día, como mandaba la regla y se escaparon. Fueron perseguidas, devueltas al monasterio y encerradas, situación en la que murieron. Entonces Fara ordenó arrojar sus cuerpos fuera de los muros sagrados del monasterio. Y un último suceso: Un día vio un gran cerdo sentado junto a una monja en el refectorio y le fue revelado que esta pecaba de gula, llegando a robar alimentos de la despensa y que así de enorme como el cerdo era el espíritu de la codicia que había dominado.

Fue abadesa del monasterio durante unos 40 años, y murió entre los años 655 y 657, tampoco hay constancia del día exacto, unos ponen que fue el 3 de abril (según una adición apócrifa a la vida de San Columbano) y otros que fue el 7 de diciembre.


La fama de milagrosa de Fara no se hizo esperar y los peregrinos llenaron el monasterio con sus visitas y donativos. Al morir la sucedió como abadesa Santa Ethelburg (7 de julio) y a esta Santa Saethryth (10 de enero), medio hermanas las dos. Cuando Jonathan de Faremoutiers escribe “La Deposición de la Vida de Santa Burgundofara”, el monasterio ya es masculino.

En 1617 ocurrió un milagro plenamente documentado con testigos y datos médicos: una monja, hija del Tesorero de Finanzas de París, perdió la vista, la visitaron importantes médicos, pero nada pudieron hacer, salvo matarle los nervios de los ojos para evitarle los dolores. El 7 de diciembre de 1622, fiesta local de la Santa, la monja pasó tres veces sobre sus ojos la reliquia de Santa Fara, expuesta a los fieles e inmediatamente comenzó a ver.

Fara es la patrona de las ciudades de Aveluy, Cinisi y Providenzza. Se le representa como abadesa, con báculo y tres espigas en las manos, en referencia a la leyenda de la visita de San Columbano. En Brie una bonita imagen tiene un queso a los pies. Es patrona de la vista, contra los incendios y la muerte súbita (supongo que por lo de las monjas), y claro, de los queseros. Sus reliquias están, principalmente en Faremoutiers y en Champeaux.


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-"La Soledad laureada por San Benito y sus hijos". GREGORIO DE ARGAIZ. Alcalá 1675.