¿Legalizar algunas formas de gestación subrogada declarando que sería "no comercial"? Eso empieza a tentar a algunos políticos de la izquierda.  

Es el caso de Compromís, la formación de izquierda nacionalista valenciana, que obtuvo el 16% del voto en las últimas elecciones autonómicas (unos 440.000 votantes). Sus 17 escaños se suman a los 27 del Partido Socialista para gobernar esta autonomía, con su dirigente Mónica Oltra como vicepresidenta del gobierno valenciano. Sin embargo, mientras el Partido Socialista insiste en que su formación nunca apoyará legalizar vientre de alquiler, Mónica Oltra, en una entrevista en la cadena SER, reflexionaba a favor de la gestación subrogada "no comercial". De hecho, su partido ya se planteaba el tema en 2017.

Esta semana, la portavoz parlamentaria del PSOE, Adriana Lastra, explicaba en Twitter la postura (actual) del Partido Socialista: "La explotación reproductiva de las mujeres nunca será legalizada en nuestro país. Al menos, mientras desde el PSOE podamos impedirlo".

Le apoyaba la portavoz socialista de Igualdad en el Congreso, Laura Berja, declarando que, "en el PSOE lo tenemos claro", "el alquiler de vientres es una forma de explotación reproductiva de las mujeres" y que "la mercantilización de los cuerpos de las mujeres es violencia machista" (uno puede plantear: ¿y si las contratantes y las empresarias involucradas son sólo mujeres también sería 'machista'?)

De fondo, se puede plantear a la izquierda ¿y si lo que se legaliza no es "explotación", "mercantilización" o "alquiler"? ¿Y si se legaliza la gestación de bebés ajenos por motivos "altruistas"? ¿Lo aceptará la izquierda si no media dinero por medio?

La postura ética y católica: los niños se engendran en el abrazo conyugal

Desde el punto de vista de la ética personalista y la católica, todo vientre de alquiler (se pague o no) es injusto: los niños tienen el derecho de ser engendrados en el abrazo amoroso del esposo y la esposa. Por lo general, las técnicas que ayuden a esa relación sexual, y a que sea fértil ese acto conyugal, son bien vistas por la ética católica. Las técnicas que producen seres humanos fuera de esa relación sexual, no lo son. Y menos si además ponen en riesgo la salud de las gestantes y de los bebés.

Pero si el feminismo de izquierdas lo único que critica del vientre de alquiler es la "mercantilización", se abre una rendija a su legalización en condiciones supuestamente "altruistas"... que las industrias de vientre de alquiler siempre aprovecharán.

¿Gestación altruista, con mucho "control" público?

La argumentación en cadena SER de Oltra, la vicepresidenta del Gobierno valenciano, ejemplifica esta línea de pensamiento. Ella planteaba:

- que se trate de un proceso "público" (es decir, a cargo del Estado)
- que se parezca a la donación de órganos (está prohibido comprar o vender órganos en trasplantes, son donados, a menudo anónimamente)
- que haya "un procedimiento por el cual se regule la donación de la capacidad de gestar, como tal"
- que no haya "un contrato, un acuerdo entre partes, porque la vida no puede estar sometida a las leyes mercantiles" (pero parece que sí a otras leyes... y las partes siempre necesitarán acuerdos escritos)

Imaginando casos

Mónica Oltra -que no ha dado a luz bebés, sus dos hijos son adoptados en Etiopía- plantea un caso: "Imaginemos dos hermanas y una de ellas, por las razones que sean, no puede llevar a cabo la capacidad de gestar y su hermana decide donarle esa capacidad, de la misma manera que un familiar le puede donar a otro un riñón, porque lo necesita. Y esto sería lo mismo y podría pasar también entre personas que no se conocen o no tienen lazos familiares. [...] ¿Esto nos cabe en la cabeza? Pues vamos a trabajar para ver si en este país lo podemos regular". Así, la hermana sería a la vez madre y tía del bebé.

Pero podemos plantear muchos más casos cuando se abre la caja de Pandora.

Si el bebé viene enfermo y nace, ¿quién se lo queda?

¿Y si el donante del esperma es un novio que prometió amor eterno pero desaparece a mitad del proceso?

¿Y si quiere abortar la gestante a mitad del proceso y la dueña de los óvulos se opone?

¿Y si es al revés: la dueña le exige que su hermana o amiga que aborte, y la gestante se niega?

¿Y si hay gemelos o trillizos y no se ponen de acuerdo en cuáles o cuántos quedarse, cuáles repartir, cuáles congelar y cuáles abortar?

¿Y si nace el niño y dice a sus dos madres: 'tú no eres mi madre, sólo diste los óvulos'o 'tú no eres mi madre, sólo una gestante'?

¿Y si la hermana gestante decide quedarse con el niño que en teoría iba a ser para su hermana? ¡Después de todo, ha vivido en su interior 9 meses, ha establecido un lazo incluso químico, las células madre del bebé siguen en su sangre...

¿Y si la generosa madre gestante altruista descubre que ha sido engañada por su amiga, su amante o su pariente y ve que el niño no va a ser adecuadamente amado y prefiere abortarlo/quedárselo/darlo en adopción a unos amigos ricos...?

¿Y si el embarazo se complica? La ciencia sabe que el cuerpo femenino no está diseñado para llevar un embrión que no sea engendrado por la mujer misma y trata al embrión implantado artificialmente como un cuerpo extraño. El sistema inmunológico intenta rechazarlo. Para la gestante hay más riesgo de preeclampsia, hipertensión, diabetes... y también los niños tienen más riesgos a largo plazo. (Vea aquí: 8 efectos negativos del vientre de alquiler para la salud del bebé).

Y así, mil casos más. Todo se reduce a que los deseos de los adultos producen niños que pueden ser desechados, clasificados, repartidos y usados como objetos, premios o castigos, incluso si no media dinero de por medio.

Los Derechos Humanos recogen el derecho de los niños a crecer con sus padres, pero no existe ningún "derecho a tener hijo" ni a "adquirir hijo", ni a poner en riesgo el cuerpo y la salud de otra mujer para que conseguir un hijo.

¿De verdad es capaz el Estado de regular todas estas casuísticas? La empresa privada lo ha hecho con gran eficacia... pero siempre a favor de los adultos con dinero, nunca de los niños ni los pobres.

Ser "cerrado" contra lo injusto es bueno y ético

En la radio, Oltra criticaba la prohibición total como "posiciones políticas cerradas, totalitarias, apriorísticas, dogmáticas... Yo eso no lo comparto". Insiste: "las cosas no funcionan exactamente como el blanco y el negro, sino que son mucho más poliédricas, tienen muchas aristas".

Sin embargo, Oltra sin duda acepta la prohibición total, por ejemplo, de la esclavitud. No aceptaría la esclavitud "altruista" o "voluntaria". La ley no lo permite en ningún país: uno no puede voluntariamente venderse como esclavo, y si se legalizara, muchos -débiles, hambrientos, desesperados o engañados- lo harían. Lo mismo si la industria del espectáculo planteara legalizar combates a muerte televisados, con voluntarios que firmaran papeles diciendo que lo hacían voluntariamente. Tampoco se admitiría.

La total ilegalización del vientre de alquiler es como la total ilegalización de la esclavitud o los espectáculos de lucha a muerte: se basa en evitar el usar personas como cosas. En cuanto se abre una rendija, se crea una poderosa y lucrativa industria disfrazada de "voluntariedad" y "altruismo".

La gestación altruista es dañina... y sirve solo para la comercial

Incluso si se legisla que no se dará dinero a la gestante por gestar, siempre habrá dinero y favores por medio. Se camuflará como "gastos médicos", "compensación por el tiempo dedicado", "regalos".

El dinero se puede entregar en negro, o en plazos posteriores, o en otro país. Se puede prometer dinero en negro a gestantes pobres, mujeres desesperadas... y luego no dárselo.

Y hay muchas formas de conseguir gestantes sin pagar, como:

- el chantaje ("gestarás a mi hijo o revelaré tu secreto"),
- la seducción ("hazlo por mí, sabes que te amo"),
- la falsa amistad ("si no gestas mi bebé, me deprimiré, o suicidaré, o dejaremos de ser amigos, y volverás a estar sola"),
- la culpa ("perdí a mi hijo o mi fertilidad por tu culpa, compénsalo gestando nuestro bebé"),
- el simple soborno ("yo te consigo ese empleo, pero tú gestas mi bebé")
- el engaño ("cuando dije que estaríamos juntos siempre no pensarías que iba en serio")

y mil trucos más que una sociedad puede evitarse manteniendo ilegal el vientre de alquiler, incluso el supuestamente "altruista".

En realidad, una vez admitido el vientre "altruista", las empresas de vientre de alquiler, después de publicitar muchos casos supuestamente felices y maravillosos, encuentran los trucos primero, y la legislación después, para ganar dinero y ampliar mercado.

Habrá inevitablemente casos "altruistas" conflictivos y dirán: "con un contrato se habrían aclarado las condiciones". Pero ¿qué sentido tiene hacer contratos no mercantiles?

Enseguida se daría el paso a lo mercantil (primero vía "seguros médicos" y "compensaciones"). Además, se usaría el argumento antidiscriminación: ¿no es discriminatorio que una persona con hermanas o amigas pueda lograr gestantes y una persona sin ellas no cumpla su deseo de tener 3 bebés (rubios y sanos, se entiende)?

Lea aquí 15 argumentos contra el vientre de alquiler

Lea la historia de la niña Seraphina, ejemplo rotundo del horror del vientre de alquiler

Vídeos como este, "Criadoras", muestra casos de vientre de alquiler altruista que dañan  igual a las mujeres y bebés; pone en peligro su salud, sus lazos con la maternidad, les hace vulnerables a nuevas manipulaciones; la mejor regulación es la total prohibición mundial



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