Concebir el yoga como un ejercicio exclusivamente físico es un grave error. Jenny duBay sabe de lo que habla cuando hace esta afirmación, porque lo practicaba y tiene el título de entrenadora certificada. Actualmente está preparando un libro sobre la violencia intrafamiliar, de la que fue víctima. Y es colaboradora en medios de comunicación católicos, como Missio Dei, donde acaba de escribir sobre el yoga como práctica espiritual.

Por qué los católicos no deben practicar yoga

El yoga es una forma de ejercicio, concretamente de estiramiento y respiración profunda para aliviar la ansiedad y el estrés. Es bueno para el cuerpo. Y muy bueno para calmar la mente.

No parece peligroso, ¿verdad?

Bueno... Si eso es lo que realmente es el yoga, entonces no. No hay nada de malo en estirar el cuerpo y practicar respiraciones profundas y relajantes para calmar el sistema nervioso. Después de todo, nuestros cuerpos son templo del Espíritu Santo (1 Cor 6,19). Es estupendo cuidar de nosotros mismos. Especialmente en tiempos de mucho estrés y trauma, el autocuidado es esencial.

El problema es que el yoga es una espiritualidad pagana oriental. Y es una puerta abierta a espiritualidades alternativas.

Abre una puerta y... cuidado.

No se puede separar el yoga de las energías espirituales inherentes a su práctica. Practicar yoga sin incorporar la espiritualidad pagana oriental a la rutina no puede llamarse realmente "yoga". En este caso, la persona se limita a estirar y respirar.

El yoga se menciona por primera vez en el Rig Veda (uno de los cuatro textos sagrados canónicos del hinduismo), que data de alrededor del año 1000 a.C. Incorpora y entrelaza prácticas de respiración (pranayama) con meditación, mantras, asanas (las posturas físicas) y mudras.

En caso de que no esté seguro de lo que es un mudra y piense que no está participando activamente en la espiritualidad hindú cuando practica yoga, un mudra es un gesto simbólico sagrado de la mano diseñado para "profundizar en la propia práctica y despertar el poder de lo divino", según la popular revista Yoga Journal. Así que sí, incluso la forma de colocar las manos en una postura de yoga tiene un componente espiritual.

Es un error común en el mundo occidental creer que el yoga consiste en las posturas físicas y la respiración profunda, y nada más. He sacado este tema varias veces en Twitter e invariablemente he recibido las mismas percepciones erróneas: personas que me critican por afirmar que el yoga es espiritual y los católicos deben evitarlo. Afirman que soy una tonta estrecha de miras y una ignorante por sugerir siquiera tal cosa. Estas personas afirman que el yoga es saludable para el cuerpo y que no tiene nada de malo.

Hacen esta falsa afirmación porque han sido imbuidos por la interpretación occidental de una espiritualidad oriental. Ven el yoga desde su perspectiva aislada sin molestarse en comprender sus profundas raíces espirituales, y los dioses, diosas, energías y espíritus que se entrelazan en su práctica.

Fue en los siglos comprendidos entre el 500 a.C. y el 800 d.C. cuando el yoga comenzó a ganar popularidad. Buda, que vivió entre los siglos VI y IV a.C., desarrolló el sendero óctuple, una práctica espiritual que hoy se considera precursora del Yoga Sadhana (práctica espiritual diaria). El objetivo es centrarse en el control de la mente, poniendo el cuerpo físico y la conciencia bajo un estricto control para experimentar el "nirvana".

En otras palabras, en lugar de centrar la mente en Cristo, el objetivo es centrarse exclusivamente en el yo interior.

Humm. Eso suena un poco egoísta. Y deja la puerta abierta para que entren todo tipo de males, empezando por el pecado original, el del orgullo.

Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por lugares áridos en busca de reposo y no lo encuentra. Entonces dice: "Volveré a mi casa de donde salí". Y al volver la encuentra deshabitada, barrida y arreglada. Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él y se mete a habitar allí; y el final de aquel hombre resulta peor que el comienzo (Mateo 12, 43-45).

Jenny duBay. Foto: Twitter.

Aunque crecí siendo católica, me alejé de la Iglesia durante nueve tristes y oscuros años. Durante ese tiempo, me involucré en una variedad de espiritualidades peligrosas; incluso llegué a obtener una licenciatura en teología interreligiosa. (Desde entonces me he redimido obteniendo una licenciatura en teología católica). También asistí a un curso de formación de profesores de yoga para convertirme en instructora de yoga certificada.

He aprendido muchas cosas. Por ejemplo, que el yoga no consiste en las asanas (posturas físicas). El yoga es mucho más que eso.

Y es peligroso.

Los movimientos corporales del yoga tienen una importancia relativamente menor en su práctica, tanto si la persona que cree que "solo hace ejercicio" se da cuenta de ello como si no. Es cierto que en el mundo occidental, el yoga se ha enrevesado y contorsionado hasta el punto de que la gente piensa que es solo estiramiento, pero tristemente están siendo engañados por la oscuridad que se envuelve en una falsa aura de luz (2 Cor 11,14).

El yoga es, ante todo, una espiritualidad. Si no te das cuenta o no lo reconoces, si crees que el yoga es mero ejercicio, no tienes ni idea de lo que es el yoga.

Y te estás preparando para una caída.

Si se practica auténticamente el yoga, se practica por defecto la espiritualidad hindú y se honra a dioses y diosas falsos. Deidades como el elefante Ganesha o la temible y demoníaca Kali forman parte de la rutina del yoga y de sus diversas asanas, mudras y mentalidades interiores, te des cuenta o no.

"El yoga no es un régimen de ejercicios. Los ocho miembros del yoga proporcionan una forma de vida espiritual diseñada para unirnos con la totalidad de la existencia. En Occidente se tiende a centrar la atención en una sola rama del yoga, las asanas o posturas. Esta ciencia milenaria va mucho más allá de los meros aspectos físicos, al profundizar en la conexión entre la mente, el cuerpo y lo más importante, el espíritu. El aspecto espiritual del yoga puede ayudar a los yoguis a desarrollar la integración del ser interior, así como la unidad con la Conciencia Suprema. Y todo comienza con el cuerpo y las asanas o posturas" (The Himalayan Yoga Institute).

¿Realmente quieres conectar con la "Conciencia Suprema"? ¿Qué significa eso? ¿A quién estás invocando? Aunque sea de buena voluntad y con buenas intenciones, es fácil invocar a espíritus malignos, como demuestra la filosofía yóguica. "Conciencia Suprema" no significa más que un engaño en el mejor de los casos, y una apertura a las fuerzas demoníacas en el peor.

No vayas allí. No lo hagas.

La popular revista Yoga Journal nunca escatima en promover la espiritualidad del yoga. "El yoga es mucho más que una simple asana. Este camino también puede llevarte a un viaje interior para encontrar tu verdadero Ser". Sin embargo, ¿cómo puedes encontrar tu "verdadero yo" si eliminas al verdadero Dios mediante prácticas paganas?

No se puede. Es imposible. Solo estarás abriendo puertas que nunca deberían existir en primer lugar.

Esta es otra pregunta que me hacen con frecuencia: "¿Significa eso que los católicos no pueden hacer estiramientos?".

Respuesta: no, por supuesto que no.

Me estiro todo el tiempo. De hecho, todos los días. Soy una profesional del fitness, alguien que ha hecho de la salud y el bienestar su carrera. En 1999 fundé una empresa llamada Advanced Workouts, un negocio que vendí en 2015 para poder escribir a tiempo completo y estudiar teología. Sin embargo, durante esos dieciséis años proporcioné consultas de fitness, impartí clases en varios gimnasios, vendí entrenamientos y equipos para el hogar, y me convertí en un consultora nutricional certificada. Y, como he mencionado antes, incluso me involucré tanto en el yoga que me inscribí en un extenso curso para convertirme en instructora.

En otras palabras, conozco la salud. Sé cómo cuidar mi cuerpo -que es el templo del Espíritu Santo (1 Cor 6,19)- y cómo ayudar a otros a aprender a valorar el don físico que Dios les ha dado.

Esto significa que también sé de yoga. Y de estiramientos. Y la diferencia crucial entre ambos.

"El yoga se originó en la antigua India como una forma de práctica religiosa que luego se convirtió en su propia escuela teológica. Se considera una de las seis principales escuelas ortodoxas del hinduismo. El yoga, como escuela teológica hindú, se considera una forma de misticismo, pero tiene los mismos objetivos que cualquier escuela o tradición del hinduismo. Los yoguis, o practicantes de yoga, tienen como objetivo obtener moksha o la liberación del sufrimiento del samsara, el ciclo de nacimiento, muerte y renacimiento que está en el centro del hinduismo" (Stephanie HertzenbergBeliefnet).

Hacer ejercicios de estiramiento es bueno para el cuerpo. El yoga es otra cosa. Foto: Anupam Mahapatra / Unsplash.

Los católicos pueden y deben estirar su cuerpo. Hay muchas técnicas y movimientos de estiramiento que ayudan a mejorar la flexibilidad, a liberar la tensión muscular después de un entrenamiento intenso y a promover la relajación. No es necesario dedicarse a la práctica del yoga para obtener estos beneficios.

No pienses que estás practicando yoga simplemente porque estiras los músculos de los muslos o los cuádriceps, te retuerces para lubricar la columna vertebral o te arqueas hacia delante para aliviar el dolor de tu cuerpo después de una dura rutina de abdominales.

No invites involuntariamente a los espíritus malignos a entrar donde realmente no los quieres.

Por favor, haz que el ejercicio sea una parte regular de tu vida. Y después de una rutina dura, los estiramientos son imprescindibles. Si quieres respirar profundamente para calmar los nervios de la ansiedad, no dudes en hacerlo; después de todo, Dios creó tus pulmones. Respira profunda y tranquilamente, mientras rezas interiormente en el nombre de Jesús.

No hay nada malo en esto, porque no es yoga. El yoga no tiene derechos de autor sobre la respiración profunda y los estiramientos. Darse cuenta de la diferencia es crucial.

Aunque la desintegración de las verdaderas raíces espirituales y culturales del yoga puede atenuar el riesgo de practicar este tipo de espiritualidad pagana, de ninguna manera lo elimina. Recuerda que el mal se disfraza de luz (2 Cor 11,14). Recuerda también que quienes practican una versión diluida de la espiritualidad de otra cultura se están exponiendo abiertamente a las raíces originales de su adoración a un dios falso y al paganismo.

No vayas allí. Simplemente no lo hagas. Algunas puertas no deberían abrirse nunca. 

Traducción de Verbum Caro.