La clínica Tavistock es el centro especializado para niños trans en Reino Unido y que en los últimos años ha estado en el foco de la polémica ante el boom de menores a los que tratan para someterles a un cambio de sexo. En 2009, la clínica atendió a 50 personas, pero para  2020 eran ya 2500 con otros 4600 menores en lista de espera, una explosión de solicitudes que provocó que se investigara qué estaba pasando.

De este modo el NHS, el sistema público de salud de Reino Unido, encargó una investigación a la doctora Hilary Cass, una pediatra jubilada, para que analizara los servicios de este centro situado en Londres.

Tras evaluar Tavistock ha emitido un informe en el que asegura que esta clínica para menores trans “no es una opción segura ni viable a largo plazo” para niños y jóvenes.

Desde hacía tiempo se habían publicado distintas informaciones y denuncias que habían alertado a las autoridades sobre lo que estaba sucediendo con menores de edad a los que se administraba bloqueadores hormonales.

El diario The Times publicó un extenso reportaje de investigación en el que alertaba: “hay en marcha un experimento en masa sobre niños, los más vulnerables. En tres años, y ante el boom de niños que han aceptado para sus tratamientos, hasta 18 médicos decidieron dejar esta clínica debido al desacuerdo que mostraron con sus políticas.

Hilary Cass, autora del informe sobre Tavistock.

Aquel reportaje afirmaba que todos estos médicos habían dejado la clínica por “razones de conciencia”. Uno de ellos explicaba: "este tratamiento experimental se realiza no sólo sobre niños, sino sobre niños muy vulnerables, que han tenido problemas de enfermedades mentales, abusos, traumas familiares. Sin embargo, a veces estos factores son, sencillamente, encubiertos".

Dos de ellos, Susan Evans y Marcus Evans, un matrimonio de psicoterapeutas, explicaron por qué dimitieron y así lo recogió ReL. “Me acabó preocupando que a algunos de los niños se les remitía a tratamiento hormonal tras un proceso de valoración bastante superficial”, afirmaba ella, pero aunque denunciaron esta situación “nada cambió sustancialmente”.

Precisamente, en esta línea incide el informe realizado por esta pediatra para el NHS. Tras evaluar cómo funciona su servicio de desarrollo de identidad de género (GIDS), la doctora Cass desveló que el tratamiento de los jóvenes que se identificaban como transgénero estaba por debajo de los controles de calidad normales.

Tal y como recoge el Evening Standard, el informe encontró que los procesos de evaluación y tratamiento hormonal junto con la recopilación de datos y el modelo de servicio deben revisarse urgentemente

 “Se ha vuelto cada vez más claro que un modelo de proveedor único especializado no es una opción segura o viable a largo plazo en vista de las preocupaciones sobre la falta de revisión por pares y la capacidad de responder a la creciente demanda. Es esencial que estos niños y jóvenes puedan acceder al mismo nivel de apoyo psicológico y social que cualquier otro niño o joven en apuros, desde su primer encuentro con el NHS y en todos los niveles dentro del servicio”, afirma la autora del informe.

Tavistock atendía principalmente a hombres que habían sufrido disforia de género desde una edad temprana, pero esto ha cambiado y ahora el servicio se ha llenado de niñas que afirman estar angustiadas por su género.

Pero hay algo todavía más grave, si cabe. Hay una sobrerrepresentación de menores tutelados y otros muchos con autismo.

Con respecto al tratamiento hormonal con menores, la doctora Cass dejó constancia en su informe que “es esencial que se sigan de cerca los principios de las Buenas Prácticas en la Prescripción y Manejo de Medicamentos y Dispositivos del Consejo Médico General, particularmente dadas las brechas en la base de evidencia con respecto al tratamiento hormonal”

“Los estándares para la toma de decisiones con respecto al tratamiento endocrino también deben ser consistentes con las mejores prácticas internacionales”, agregó.

El informe concluyó: “Debido a que el servicio especializado ha evolucionado rápida y orgánicamente en respuesta a la demanda, el enfoque clínico y el diseño general del servicio no han estado sujetos a algunos de los controles de calidad normales que normalmente se aplican cuando se introducen tratamientos nuevos o innovadores”.