La escuela pública es ya campo de acción libre para el lobby LGTBI en su imposición de la ideología de género. Y con leyes como la española actualmente en tramitación en el Congreso de los Diputados, también lo sería la escuela concertada y privada. Niños en edad de ser moldeados con ideas confusas sobre sí mismos corren así los riesgos que describe Austin Ruse (presidente del Centro para la Familia y los Derechos Humanos y autor, entre otros, de un libro sobre la falsa ciencia: Fake Science) en un reciente artículo en Crisis Magazine:




Mi esposa y yo decidimos hace tiempo vivir en una caravana estática cerca del río para, así, poder llevar a nuestros hijos a escuelas privadas y no públicas. Siempre nos alegramos de esta decisión, sobre todo recientemente, después de una charla impartida en una sala llena de niños del Instituto George Mason de Falls Church (Virginia), quienes tuvieron obligatoriamente que oír una serie de sandeces sobre la identidad de género, la orientación sexual y el habitual bla, bla, bla.
 
Amy Ellis Nutt es una reportera del Washington Post que ha escrito un libro sobre un niño llamado Wayne que, desde que tenía dos años, aparentemente decía que creía ser una niña. ¿Cómo expresaba esto? ¿Cómo un niño de dos años puede expresar algo más que su deseo de pecho y un pañal seco? Nutt declara que el niño le preguntó a su madre cuándo sería una niña y se le caería el pene. ¿Realmente alguien se cree que un niño de dos años puede decir estas cosas?


Amy Ellis Nutt contó una historia rocambolesca sobre las aspiraciones transexuales de un niño de dos años, hoy castrado.

Según ha relatado Nutt, al niño le gustaba jugar con Barbies y ponerse su vestido de princesa. Tenemos una pregunta para Nutt: ¿de dónde sacó sus Barbies y su vestido de princesa? Por lo que yo sé, este niño adoptado no tenía hermanas mayores. ¿O es que las Barbies y el vestido de princesa aparecieron en su habitación por arte de magia?
 
Nutt también ha dicho que este niño se ponía una camiseta en la cabeza, de modo que cayera sobre la espalda, para que pareciera que tenía el pelo largo. Esto me recuerda a Jazz Jennings, la estrella emergente transgénero, a la que se le decía cuando era pequeña que abriera su pelele para que pareciera que llevaba puesto un vestido. Esto no son más que cuentos chinos para niños inocentes.
 
Nutt les mostró a los niños una fotografía del niño con su hermano gemelo; ambos llevaban puestas unas faldas de hierba que su abuelo les había traído de Hawai. ¿Qué abuelo le compra a sus nietos faldas de hierba? Nutt dijo que Jonas se quitó la suya de inmediato. Buen chico. Pero Wayne "la llevó puesta todo el día".


Nutt dio una mini-conferencia sobre lo que ella llama "género 101", en la que hizo propaganda a esos pobres niños de los nuevos y totalmente artificiales términos "transgénero" y "cisgénero". Como ustedes seguramente sabrán, en su mundo, no ciertamente en el nuestro, "trans" significa que tus características sexuales biológicas no concuerdan con lo que tú piensas que eres, mientras que "cis" significa que sí concuerdan. Nosotros somos "cis" porque no estamos locos de atar.
 
Nutt afirmó: "Todos debemos acostumbrarnos al nuevo lenguaje, no sólo respecto a la palabra transgénero, sino también al término cisgénero y a muchos otros que cambian cada día (el énfasis es mío)". Según ella, el lenguaje importa. Claro que sí. Todas las mentiras monstruosas y totalitarias empiezan con las mentiras del lenguaje, y en el mundo "transgénero", como dice Nutt, "cambian cada día".
 
Nutt siguió diciendo: "No importa cómo o qué eras cuando naciste. No importa cuál sea la identidad de género que abraces ahora, o la orientación sexual que tengas, lo que es verdad para todos y cada uno de nosotros es que el órgano sexual más importante es tu cerebro". Más: "Todo lo que tenga que ver con cómo te presentas al mundo, qué genitales tienes, que órganos reproductivos, con que género te identificas y hacia quien te sientes atraído sexualmente, ha sido grabado en tu cerebro por las hormonas y los genes cuando aún estabas en el vientre de tu madre". No importa si no hay estudios científicos rigurosos que apoyen esta afirmación.
 
Después, continuó explicando que el sexo y el género son dos cosas separadas y que pueden clasificarse de cuatro maneras: sexo biológico; expresión de género —cómo te vistes, qué peinado llevas, cómo actúas—; identidad de género que, dice ella, claramente se refiere al género al que perteneces y que no tiene por qué ser el sexo biológico con el que naces; y, por último, la orientación sexual, que se refiere "a con quien te acuestas". El género no es una elección, del mismo modo que el color de los ojos tampoco lo es. Lo que es una elección, dice, es hacer leyes que discriminan a la gente transgénero. Y es una elección no informarte sobre el transexualismo o simplemente que no te importe.
 
Entonces, hizo un llamamiento emotivo respecto a esos niños que piensan que son transgénero y cuyo único miedo es si dejarán de ser amados o serán abandonados.


Esto es todo lo que tienen: falsa ciencia y emotividad. Pero también tiene el micrófono, algo a lo que no renunciarán sin luchar.
 
Más que rechazar todas estas descabelladas afirmaciones, lo que quiero es que todos ustedes se sumerjan en ellas, que las lean con calma. Esto es lo que los colegios públicos enseñan a niños impresionables, algunos de los cuales, sin duda alguna, pasan por etapas confusas y escuchan este canto de sirena que, un día, les puede llevar a ser mutilados.
 
¿Enseñan estas escuelas que los bloqueadores de la pubertad, como los que se administraron a Wayne, dificultan el crecimiento, crecimiento que nunca volverá? ¿Se les ha dicho a estos niños que no se ha hecho un solo ensayo clínico para el uso de estos bloqueadores de la pubertad en niños confusos sobre su género? ¿Se les ha dicho que la gran mayoría (algo así como el 80%) de los niños con confusión sobre su género aceptan su sexo biológico cuando tienen alrededor de veinte años? ¿Se les habla del aumento de hombres y mujeres adultos que se arrepienten profundamente de haber tomado la medida extrema de amputar miembros que eran sanos, como pechos y penes? ¿Se les dice que el índice de suicidio de transexuales post-operados es diez veces más alto que el de la población general, incluso en un país trans-amigo como Suecia? Preguntar es responder. Wayne, que ahora se llama Nicole, permitió que le castraran hace unos años. Nutt ha dicho que ella estuvo allí.
 
Padres sabios nunca deberían permitir que sus hijos pisaran las escuelas públicas, en las que esta disparatada propaganda recibe el visto bueno de quienes se hacen pasar por educadores. Es preferible vivir en una caravana estática cerca del río si es el único modo de pagar una escuela privada adecuada que no enseñe estos peligrosos disparates.