La revista Journal of the American Medical Association (JAMA) es la publicación de la Asociación Médica Estadounidense, y la de mayor difusión en su ámbito del mundo. Recientemente ha publicado los resultados de un estudio que confirman una vez más los efectos negativos de la pornografía en las personas al establecer una correlación entre ciertas alteraciones en la conectividad y la funcionalidad cerebrales con el consumo de sexo online.

El informe ha sido recogido por el Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia, que explica la importancia del estudio y los resultados que ofrece.


En primer lugar recuerdan un dato clave del que parte el estudio. El acceso a los contenidos pornográficos en internet ha multiplicado el número de personas que acceden a ellos así como el tiempo que invierten en su visionado.

Los responsables del estudio se basan en la suposición de que el consumo de pornografía se parece a otros comportamientos de búsqueda de recompensa cerebral, búsqueda de novedades y conductas adictivas y plantean la hipótesis de la existencia de alteraciones de la red neuronal del córtex estriado órbitofrontal en usuarios que consumen pornografía con frecuencia.

Para demostrar esta hipótesis diseñaron un estudio realizado en el Instituto Max Planck para el “Desarrollo Humano” en Berlín (Alemania), reclutando a 64 adultos varones sanos que cubren una amplia gama de niveles de consumo de pornografía.

El estudio constata que el consumo de pornografía se asocia con la estructura neuronal, la activación relacionada con la ejecución de tareas y conectividad funcional en estado de reposo.


Como principales resultados, el estudio destaca la reducción del volumen de materia gris del cerebro, en la zona del núcleo caudado derecho, en el que se constatan modificaciones significativas que implican una asociación negativa, reduciéndose más cuanto más tiempo se pasa visionando pornografía. También se observan cambios en la actividad funcional del putamen izquierdo.

Por su parte, la principal conclusión a la que llegan es a la asociación negativa entre el consumo de pornografía y el volumen de materia gris de las mencionadas áreas de la corteza cerebral.

Paralelamente, la corteza cerebral prefrontal dorsolateral podría reflejar un cambio en la plasticidad neuronal como consecuencia de una intensa estimulación del sistema de recompensa, junto con una menor modulación de áreas corticales prefrontales.

De hecho, las estructuras cerebrales afectadas por el consumo de pornografía están relacionadas con la gratificación y la obtención de placer, responsables de la aparición de fenómenos adictivos cuando son estimuladas de forma repetitiva y frecuente.

Como limitaciones del estudio, debería señalarse que no se establece si las modificaciones observadas podrían responder a alguna condición previa, como una alteración funcional en el sistema de recompensa cerebral que hiciera más vulnerables a algunos individuos por el uso de pornografía.
 
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