El Hospital Niño Jesús (www.ospedalebambinogesu.it), hospital pediátrico de Roma que pertenece a la Santa Sede, y su asociado para adultos, el Hospital Gemelli, han ofrecido trasladar y acoger al bebé enfermo Charlie Gard, actualmente en Reino Unido, donde los médicos del hospital Great Ormond Street quieren dejar de cuidarle y cuyas autoridades impiden a los padres del bebé intentar llevarlo a Estados Unidos para un nuevo tratamiento. 

Maniella Enoc, directora del Hospital Gemelli, declaró que ha contactado con el hospital inglés para examinar la posibilidad práctica de llevar el bebé a Roma. "Estamos cerca de los padres en la oración, y si ellos lo desean, dispuestos a recibir a su hijo tanto tiempo como dure su vida", dijo la directora del hospital católico.

Giovanni Paolo Ramonda, presidente de la Comunidad Papa Juan XXIII, aseguró que su movimiento alojaría y acogería a la familia de Charlie todo el tiempo que estén en Roma. "Rezamos por el pequeño Charlie, su familia y toda la sociedad Europea, que está llenándose de cultura de la eutanasia. Nosotros ofrecemos una respuesta concreta", declaró. 


El pasado domingo el Papa Francisco publicó un mensaje de Twitter que todos han relacionado con el caso: “Defender la vida humana, sobre todo cuando está herida por la enfermedad, es un compromiso de amor que Dios pide a todos los hombres”. 

Además, el portavoz vaticano, Greg Burke, afirmó que "el Santo Padre sigue con afecto y conmoción la situación de Charlie Gard, y expresa su propia cercanía a sus padres. Reza por ellos, abogando por que su deseo de acompañar y cuidar a su propio hijo hasta el final sea respetado".


Tras el mensaje del Papa, e inspirado por él, llegó otro de Donald Trump, presidente de EEUU, el hombre más poderoso del mundo preocupado por el bebé, quizá, más frágil del mundo. 

En un tuit el presidente norteamericano declaró: "Si podemos ayudar al pequeño #CharlieGard, como nuestros amigos en Gran Bretaña y el Papa, estaremos felices de hacerlo".




La justicia del Reino Unido y después el Tribunal Europeo de Derechos Humanos daba la razón a los médicos del hospital Great Ormond Street, donde está internado el bebé desde que nació hace 10 meses y que quieren retirarle los cuidados para que muera. 

El bebé padece una extraña enfermedad terminal, el síndrome de deterioro mitocondrial: no puede ver, oír, moverse, llorar ni tragar sin la asistencia de la máquina. El mal causa debilidad muscular progresiva y, según los expertos, suele causar la muerte en el primer año de vida.

Sus padres, Chris Gard y Connie Yates, no se dan por vencidos y aunque los doctores insisten en que no hay esperanzas, piden llevar al niño a Estados Unidos para un tratamiento experimental. Ellos rechazan la idea de que su hijo está sufriendo y ya juntaron más de 1,5 millones de dólares en donaciones para sacarlo del país y someterlo a un tratamiento pionero que podría alargar su vida.



El veterano cardenal Elio Sgreccia, expresidente de la Academia Pontificia para la Vida y uno de los mayores expertos mundiales en bioética, ha analizado en 10 puntos las razones por las que no es lícito hacer morir al bebé y por las que el Tribunal Europeo ha cometido graves errores en su dictamen. Puede leerse aquí en ReL