Jaime Mayor Oreja ya advertía de la crisis de valores que llegaría a Occidente antes de que se manifestara en toda su plenitud y ahora lucha desde la sociedad civil para evitar que el ‘nuevo orden mundial’ siga destruyendo la familia y todos los valores cristianos que hicieron grande a Europa.

Este próximo lunes la Fundación Valores y Sociedad que él preside presentará el libro Conferencias sobre la Crisis, un diagnóstico de la situación actual (Sekotia) y en el acto (cuya información puede ver aquí) intervendrán Hermann Tertstch, María San Gil, Alberto Ruiz Gallardón y él mismo. Y es que para poder dar una respuesta eficaz es indispensable que previamente se haya hecho un buen diagnóstico.

Mayor Oreja lo ha sido todo en política: diputado, ministro, eurodiputado pero ahora su batalla es otra y su trinchera ya no está en la política. En una entrevista con Religión en Libertad, este vasco de 65 años habla de ideología de género, de los tentáculos de los organismos internacionales, del papel de la Iglesia Católica en esta crisis, de la importancia de que la familia logre seguir transmitiendo los valores a los hijos o de la ausencia de políticos católicos de primera línea. Todo esto ayuda a entender por qué España está donde está y por qué el abismo parece cada día más cerca. Y aún así muestra el camino para salir de esta “crisis de civilización”.


-Hay muchas formas de denominar la crisis. Está en la sociedad, está en la persona, es mucho más que institucional o económica, que lo es también. Pero la raíz está en la persona.

La crisis es de actitud personal, de la verdad, de confianza. Todo está en el corazón y en las conciencias de las personas. Por eso damos palos de ciego cuando interpretamos la crisis como económica, financiera o política.


-Esta crisis tendrá una explosión. Tendrá un desenlace no indoloro. Se está cerrando una etapa de nuestra historia que arrancó al final de la II Guerra Mundial. Se ha ido construyendo un tipo de sociedad que está rota. Esta no es cualquier crisis, es una crisis de civilización.

Lo que pasa es que en cada país se manifiesta de una forma distinta. Pero el síntoma de agotamiento y decadencia es inequívoco. Hay una ruptura y no es sólo por la corrupción sino que la gente está harta de sí misma y se ha rebelado contra su modo de vida.


Jaime Mayor Oreja, junto a María San Gil / Valores y Sociedad


-Si la crisis está en la persona la solución está en la persona. Tendrá que producirse un cambio de actitud personal. Las guerras o las tragedias son las que han hecho cambiar las personas. ¿En que se parecía la Europa de los años 20 a la de los 50? En poco. Entonces arraigaron cosas que no habían arraigado en los años 20.

La Comunidad Europea nació a finales de los 40, no nació en los años 20, ¿Por qué? Porque en los 40 apreció cosas que antes no apreciaba. Espero que no sea la guerra la que nos haga cambiar sino que nos entendamos.


-La crisis es total y por eso la crisis está en la Iglesia. La desorientación está también en la Iglesia. ¿Dónde no hay crisis? La hay en todas las instituciones. Todo lo que es público y es institución está en crisis. Hay que dejarse arrastrar por esos valores que en el ámbito público están en crisis. Y tiene que empezar por la persona.

Al final tiene que surgir una actitud diferente en cada uno de nosotros. Nos hemos creído una especie de dioses, tenemos una seguridad de lo que hablamos, que Dios no existe…Eso cambiará, tendrá que cambiar.  


-Esta crisis está gestando un nuevo orden mundial que tiene una obsesión y que es reemplazar los valores cristianos de nuestra sociedad.

Cada mes tiene una manifestación en el mundo. Por ejemplo, el proceso de paz en Colombia con las FARC, ¿por qué aparecen 144 referencias en su documento final y anexos a la ideología de género? Aquí en España estamos en el debate autonómico de las leyes LGTBI y en Portugal ya aparece el suicidio asistido. Ese nuevo orden mundial con su obsesión está en cada nación intentando introducir un cambio profundo en la sociedad para crear sociedades poscristianas.


Líderes de todo el mundo acudieron a la firma del tratado de paz con las FARC

Para crear estas sociedades poscristianas todo pasa por alejar al hombre de la trascendencia haciéndonos creer que lo sabemos todo y que no somos como aquellos pobrecitos de hace 100 años que no entendían nada. Tratan de descristianizar y alejarnos de la idea de Dios.


- La ideología de género es una perversión fruto del objetivo de crear una sociedad poscristiana. Necesitan socavar, desprestigiar y ridiculizar todos los valores, la familia…

La ideología de género es fundamental pues si es una anécdota ser hombre o mujer, entonces la familia no tiene sentido. Es un elemento sustancial que han encontrado para poder construir esa nueva sociedad. Es un cimiento esencial.


-Somos parte de la crisis. No somos meros espectadores de la crisis debido a nuestra incomparecencia cultural. Se ha producido paulatinamente una incomparecencia y esto se ve claramente en la Iglesia. Hoy por lo general la Iglesia española prefiere mirar para otro lado. No está en el debate cultural. No sé si es un sentimiento de resignación o piensan que mirando para otro lado las cosas pueden resolverse. Veo mucha cultura de diálogo y encuentro justamente cuando más aprietan los que quieren imponer el nuevo orden mundial pero poca resistencia.


-Hay orfandad en todo aquel que tiene un cuadro de valores en su casa, en aquel que defiende la familia, el matrimonio, que defiende la vida. Tendrá sus defectos e imperfecciones y habrá cometidos sus pecados pero esas personas están completamente huérfanas en la vida política.

No les representa nadie porque el relativismo, que es la moda dominante, ha barrido todas las opciones políticas. Forman parte del paisaje general. Entonces creo que hay orfandad. Hay que tratar al menos de no perder esos valores en casa, en los hijos, que la familia sea auténtica.


-Siempre digo que no se trata de crear nuevos partidos pero sí crear una nueva corriente de opinión española y europea. Ningún partido va a dar la batalla cultural. Entonces la tendrá que dar la sociedad, las asociaciones tendrán que saber sumar y crear una corriente de opinión europea.

Pero cada año se crean siete u ocho organizaciones y esto es un suicidio. Hay que intentar sintetizar, agrupar. Crear una corriente. Esto no es un partido político sino que pasa porque muchas asociaciones y agrupaciones hagan actos conjuntamente, eleven la voz y sepan sumar.


-Sí, pero el primer paso es crear la corriente, luego habrá que ver cómo se va a la política. Y es que hay dos problemas urgentes que hay que resolver. En primer lugar, ha desparecido del ámbito parlamentario y del ámbito público el debate sobre los asuntos más importantes. Ya no debate nadie sobre el aborto, la vida, la familia. Ha desaparecido

En segundo lugar, se está produciendo una proliferación de estructuras, una incapacidad para cambiar esa tendencia y una sensación de que la Iglesia abdica de ese debate cultural. Todo esto es lo más urgente que hay que cambiar.


-¿Para qué crear un partido político si antes no se cambia la tendencia de la multiplicación de organizaciones? Cada uno está en sus temas y ninguno en la batalla cultural. Estamos perdiendo el partido 5-0 y tenemos que ser un equipo y no un conjunto de individualidades. Más tarde no sé si se tendrá que crear un partido pero lo primero es romper la tendencia de fragmentación que existe.


Cristina Cifuentes (PP) ha aprobado una ley LGTBI en Madrid


-La moda dominante no va en la dirección de modificar las actitudes de los partidos en la buena dirección sino en tratar de acelerar ese nuevo orden mundial.

Pero este orden mundial está rompiéndose, en Colombia ¿quién podía pensar que iba aperder el 'sí'? El Brexit ha puesto en evidencia que el nuevo orden mundial ha fracasado…todo lo que prevé sucede al revés, se tuerce.


-Ese nuevo orden mundial escoge países donde interpretan que todavía están muy arraigados los valores cristianos. Hungría, Polonia o Colombia son sólo tres ejemplos.

Nosotros desde One of Us haremos un acto en Budapest en mayo. Una de las razones por la que iremos allí será para agradecer al Gobierno de Hungría su papel en materia de familia. Son países que por defender esto mismo reciben la hostilidad de las organizaciones supranacionales.