Desde hace algunos años personas vulnerables -de diversos estratos sociales y de todo el mundo-, son víctimas de violencia psicológica y física debido a una relación no saludable con las nuevas tecnologías y redes sociales.
 
Tal y como explica Portaluz, de acuerdo con un informe de 2015 del Centro de Investigación Pew, 92% de los adolescentes estadounidenses (edades 1317) están en línea todos los días, incluyendo el 24% que dice que están en sus dispositivos “casi constantemente”. El 71% utiliza Facebook, la mitad está en Instagram, y 41% son usuarios de Snapchat. Casi tres cuartos de los adolescentes utilizan más de un sitio de redes sociales.
 
Así lo vivía “Kali”, una adolescente de Estados Unidos que con catorce años de edad era adicta a la realidad virtual.
 

No fue la primera vez que se arriesgaba a una “cita a ciegas”. Pero en esta ocasión sería la peor, recuerda en su testimonio difundido por Savethe1 y Life News: “Ocurrió una noche fría de septiembre. Una de las últimas de verano y se podía sentir que el otoño se acercaba. Me escapé de casa de mis padres en mi pequeña ciudad para conocer a un chico con el que había estado hablando en Internet. Era un muchacho muy agradable que dijo que tenía mi edad. Yo sabía que mis padres nunca aprobarían esa relación, así que después de que se durmieron me escapé”.
 
Ella conocía solo por realidad virtual a ese muchacho. Pero al llegar al lugar de la cita se encontró con un hombre de 66 años de edad, que la agredió y violentó sexualmente.
 
Miedo, vergüenza y un sentimiento de soledad como jamás había experimentado la invadían, dice. Tras algunos días, ya desbordada emocionalmente, se lo contó a sus padres. Luego, cuando supo que estaba embarazada de su violador, no sería precisamente el bebé que se gestaba en su vientre quien le daría nuevos problemas…
 
“Soy una muchacha bastante pequeña y ya se me notaba a los tres meses. Mi familia estaba destrozada. Algunos familiares me apoyaban para que siguiera con la gestación; otros me animaban a abortar y los médicos estaban divididos. La primera cosa que oí fue: ‘Siempre hay oportunidades de tener otros hijos’. Otro médico dijo a mis padres que yo era una ‘niña salvaje’, incapaz de tomar cualquier decisión sobre mi propio bebé. Nunca se le ocurrió a ninguno de esos médicos otra cosa que realizarme un aborto”.




Algunos de sus adolescentes compañeros de escuela, denuncia la joven, se permitieron burlarse de la situación e incluso acosarla, amenazando uno de ellos con abusar sexualmente de ella. Así las cosas sus padres le sacaron de aquella escuela. Pero no la dejaban en paz, señala.
 
“Nos despertamos una mañana y vimos ‘puta’ pintado en nuestra casa. Durante un tiempo parecía que todo en la vida era una espiral fuera de control. La mayoría de la gente te hace sentir como si estuvieras loca cuando decides mantener a un niño concebido por una violación. Pero cuando te violan y decides que la vida en tu interior merece seguir y la violación no es culpa de ese bebé, la gente te mira como si hubieses perdido la cabeza. Peor aún, algunas personas empiezan a dudar de que realmente hayas sido violada”.
 
Kali cuenta que logró comenzar a reparar su alma, refugiada en su fe, sintiéndose amada por Dios, en el seno de su familia. Fue también sanador el ver que la policía lograba capturar “al monstruo que brutalmente me violó” –apunta- y verlo luego en la cárcel.
 
“A pesar de que la vida que llevaba dentro había sido concebida después de la brutalidad de la violación de un monstruo –reflexiona Kali-, no podía matar a mi bebé. Mis padres apoyaron mi decisión”.


 

El embarazo fue un proceso con dificultades debido a su edad, el parto prematuro y el bebé estuvo varios días en cuidados intensivos. Pero finalmente “aferrándose a la vida” se estabilizó y es hoy un niño sano, amado, feliz, dice la orgullosa madre.
 
“Doy gracias a Dios por no haber escuchado a todas aquellas personas que me animaban a negar la vida a mi hijo. Hay muchas más personas que, como yo, quieren dar a luz, pero están siendo atacadas para que no lo hagan. Por favor, ayudad a detener este prejuicio. Hablando de corazón: Incluso en el caso de violación la vida es bella y mi hijo es hermoso. Nadie puede decir que fue concebido en una violación al mirarlo. Así que vamos a poner fin a esta actitud hacia estos bebés y las madres. Nos merecemos ser amados como cualquier otra persona”.