La jueza inglesa Alison Russell falló a favor de quitarle una niña de un año a su madre biológica y entregársela a una pareja de hombres homosexuales, uno de los cuales había donado el esperma.

En el caso juzgado en Londres, la mujer, identificada solamente como “S”, señaló que su acuerdo para someterse a una fecundación asistida implicaba que ella sería la principal progenitora y encargada de su cuidado.

Por su parte, el padre genético de la niña, identificado como “H”, dijo que el acuerdo era que él y su pareja homosexual, “B”, serían “co-padres” de la niña. En ese marco, señaló, la mujer solamente “desempeñaría un papel”.

La maternidad subrogada es legal en Reino Unido, sin embargo es un delito realizar contratos o pagar para alquilar vientres maternos.

Para la jueza Russel, “el embarazo fue ideado con el propósito de que una pareja homosexual tenga un hijo para formar una familia asistidos por una amiga”.

“Esto fue aparentemente consentido por todas las partes al momento en que el acuerdo fue realizado y la concepción se realizó”.

Por tanto, sentenció que la niña viva con los dos hombres y pase solo algún tiempo con su madre biológica, pues esto “afortunadamente coincide con la realidad de su concepción y está de acuerdo con su identidad y lugar dentro de su familia”.

La jueza también tuvo en cuenta para fallar en contra de la madre de la niña que ella rechazara el estilo de vida homosexual.

La mujer, dijo la jueza, “usó lenguaje ofensivo incluyendo imágenes estereotipadas y descripciones de hombres gay para retratar (a la pareja homosexual)”.

“Por ejemplo, repetidamente insinuó que los hombres gay en relaciones homosexuales se comportan de una forma desinhibida y son habitualmente infieles sexualmente entre ellos”.




Jessica Kern, joven concebida en un contrato de vientre de alquiler en Estados Unidos, ha denunciado este tipo de acuerdos en una entrevista realizada en abril de este año por el Center for Bioethics and Culture (CBC).

Es perjudicial para el niño separarlo de sus orígenes biológicos salvo en casos de extrema necesidad”, aseguró Jessica al CBC, y señaló que “cuanto más investigas sobre el tema, más problemas encuentras”.

“Para algunos, si se firma un documento de consentimiento antes del embarazo, se trata de subrogación y si se firma luego del embarazo es tráfico de personas. ¿Cuál es la diferencia? En realidad se trata de las mismas acciones”, criticó.

Jessica Kern señaló que “la subrogación lleva cerca de 30 años y la donación de esperma más tiempo. Hay necesidad de hacer una pausa y hacer estudios serios. Y estoy segura que esos estudios mostrarán que esto no es en el mejor interés de mujeres, niños y familias”.

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