La estrategia del lobby LGTB está bien definida: dejar sin trabajo a cualquiera que discrepe de su agenda política (en particular el matrimonio entre personas del mismo sexo) o formule una crítica contra el estilo de vida homosexual. Restauradores de viviendas para ayuda social, pasteleros, floristas, empresarios de comida rápida, protagonistas de reality shows familiares, clérigos y pastores, voluntarios de la Cruz Roja, periodistas... el listado de casos individuales va incrementándose a medida que toda disensión se identifica con discriminación y permite a la Administración (políticos o jueces) fulminar al discrepante.


Así ha sucedido con el jefe de bomberos de Atlanta (Georgia, Estados Unidos), Kelvin Cochran, con una impecable hoja de servicios a la comunidad reconocida por el mismo que se ha encargado de despedirle, el alcalde Kasim Reed.

En noviembre, Cochran fue suspendido un mes de empleo y sueldo por describir la homosexualidad como una "perversión". La denuncia había provenido de un concejal, Alex Wan, abiertamente gay, quien dijo que el alcalde debía además investigar si las opiniones personales de Cochran podían haber afectado a los empleados LGTB del cuerpo de bomberos. Tras estas denuncias, activistas de dicho grupo de presión empezaron a exigir su cese con una insistente campaña.

La influencia de Wan sobre el alcalde Reed había ido in crescendo en los últimos años. Reed, que se había manifestado al principio contrario al matrimonio homosexual aunque defendía la equiparación legal de sus parejas de hecho, cambió de opinión tras reunirse con Wan y otros representantes del lobby LGTB, y en diciembre de 2012 firmó en apoyo de las bodas gay.


Alex Wan, de pie, sonríe mientras el alcalde Kasim Reed firma su apoyo al matrimonio homosexual.

Ahora ha vuelto a alegar la "no discriminación" como razón para expulsar definitivamente a Cochran de su puesto de trabajo cuando debía reincorporarse a él tras el castigo anterior. Y es que el castigo incluía "completar un curso de sensibilización", pero el jefe de bomberos no se ha achantado y ha mantenido su posición.


¿Cuál es esa posición? Una opinión privada vertida en un librito de 162 páginas autoeditado, Who told you that you were naked? [¿Quién os dijo que os desnudarais?] (el único beneficiado de esta polémica, al haber multiplicado sus ventas a causa de ella).



En este libro, en el que Cochran ofrece consejos sobre cómo superar los sentimientos de culpa por los pecados del pasado, existen sólo dos menciones a la homosexualidad, apuntadas por Matthew Archbold en su blog de National Catholic Register: una, en la que define impureza como "lo contrario de la pureza, a saber, sodomía, homosexualidad, lesbianismo, pederastia, bestialismo y otras formas de perversión sexual"; y otra, en la que censura la promiscuidad "con el sexo opuesto o con el mismo sexo fuera del matrimonio y otras formas viles, vulgares e inapropiadas de ensuciar el propio cuerpo como templo [del Espíritu Santo] y de ofender a Dios".

Cochran es diácono, profesor en la escuela dominical y director de un grupo de Biblia en la Iglesia Baptista Elizabeth de Atlanta, y desde diversos grupos cristianos se ha interpretado el caso como una violación de su libertad religiosa y de su libertad de expresión. "Todo se reduce a sus creencias", subraya Mike Griffin, de la Convención Baptista de Georgia.

El alcalde Reed lo niega, alegando que "es un problema de criterio": "Quiero que todos los que trabajan en el Departamento de Bomberos de Atlanta se sientan bienvenidos". Dijo haberse sentido "profundamente molesto" al conocer la existencia del libro, y que no toleraría discriminaciones en el Ayuntamiento.

Cochran niega que él promueva la discriminación, y afirma que la investigación interna, que no se ha hecho pública, no encontró prueba alguna contra él: "Bajo ninguna circunstancia he discriminado ni fomentado el odio hacia ningún miembro de la comunidad LGBT en el Departamento, ni hacia ningún miembro de la comunidad LGBT en general", afirma Cochran, quien fue US Fire Administrator (responsable nacional de la lucha contra el fuego) en los dos primeros años de mandato de Barack Obama.

Pero el currículum profesional, por impresionante que sea, no cuenta: "A pesar de mi respeto por la labor del jefe Cochran, creo que sus acciones y sus decisiones merman su capacidad para dirigir nuestro departamento contra incendios", dijo el alcalde, "porque sus acciones en torno al libro y sus afirmaciones durante esta investigación han erosionado mi confianza en su capacidad en transmitir el mensaje de que cada empleado bajo sus órdenes es valorado como miembro del equipo y de que la lealtad y el respeto guían las decisiones laborales".

Cochran, sencillamente, no ha aceptado la "reeducación" propuesta y ha mantenido sus puntos de vista. Nunca ha discriminado a nadie: "El mayor valor cristiano es un amor incondicional a todas las personas", sostiene. Y también niega haber repartido su libro entre los miembros del departamento: "Sólo se lo di a aquellos con quienes había establecido una relación personal como cristianos".

El 9 de diciembre, durante la investigación a la que fue sometido, Kelvin Cochran proclamó su fe ante el comité: "Confío en la salvación de nuestro Dios, porque Él se mostrará fuerte con quienes tienen su corazón lleno de Él. Y así está el mío".