En México, el Gobierno pretende fiscalizar las limosnas, los diezmos, las primicias y todas las caridades que los fieles hacen de ordinario tanto para el culto como para la obra social que la propia Iglesia lleva a cabo en el país.
 
Numerosas han sido las voces que se han quejado de este mecanismo, que entraría en vigor el 1 de septiembre de 2014 pero que las autoridades fiscales han extendido hasta el 1 de enero de 2015.
 
Sin embargo, la que más fuertemente se ha escuchado es la del obispo de Saltillo, monseñor Raúl Vera López, quien en su estilo directo ha dicho que la pretendida reforma fiscal que exige que se den a conocer los montos diarios, semanales o mensuales de las limosnas, atenta contra la economía de la Iglesia católica y el resto de las Iglesias de México.
 
Según el obispo de Saltillo, los apoyos que se reciben en metálico, limosnas y en especie para la operación de los templos, la evangelización, respaldo espiritual y social que realizan en beneficio de los que menos tienen, se verán mermados y, con ello, la acción social de la Iglesia.
 
Monseñor Vera López agregó que para cumplir con las disposiciones de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, la Iglesia católica tiene que expedir facturas electrónicas de los respaldos que en metálico y especie reciba por parte de los bienhechores y católicos.
 
Para eso, indicó, “tendremos que contratar los servicios de un despacho contable para que lleve a cabo el registro de los ingresos y egresos de la Iglesia, lo cual representará realizar una erogación económica importante”.
 
Consideró que existen templos de comunidades rurales y de colonias populares habitadas por familias de escasos recursos económicos que apenas tienen para sostenerse. Incluso se pretende que los sacerdotes o ministros de las Iglesias, por su labor evangelizadora sólo perciban tres salarios mínimos (el equivalente a 10 euros al día).
 
“Además, es incongruente que la Iglesia o presbíteros soliciten a quienes apoyan económicamente para que puedan sobrevivir, un recibo o factura electrónica del Servicio de Administración Tributaria”, dijo Vera López.
 
Más adelante detalló que si la Reforma Fiscal trata de evitar el lavado de dinero procedente del crimen organizado, no tiene por qué fijar su atención en la Iglesia “pues nosotros vemos que está a toda su potencia el crimen organizado, y con ellos no se hace nada”.
 
El obispo Vera López, quien se ha granjeado la animadversión de muchas autoridades políticas de su Estado (Coahuila) y del país por sus declaraciones y sus posturas cercanas a los pobres, recordó queel Estado mexicano “para la gente de escasos ingresos” tiene “un régimen fiscal muy agresivo”.
 
“De ahí que la Conferencia del Episcopado Mexicano esté dialogando con las autoridades correspondientes, para ver la posibilidad de que se deroguen algunos conceptos de esa ley, y que sea menos fuerte con la Iglesia católica o Iglesias de México”, expresó, finalmente, monseñor Vera López.