La pandemia de coronavirus ha dejado una imagen que vale más que mil palabras: decenas de bebés frutos de vientres de alquiler apilados en un hotel de Ucrania como si estuvieran en un centro logístico esperando a ser entregados a sus ‘compradores’.

Sin pretenderlo, estas imágenes que se grabaron para tranquilizar a las parejas que habían adquirido en Ucrania un niño gestado en un tercer vientre y que no pueden ir a recogerlos debido al cierre de fronteras han dado la vuelta al mundo y desatado una fuerte polémica.

Esta imagen no deja lugar a dudas: en una sala del Hotel Venecia de Kiev se van acumulando bebés procedentes del Centro de Reproducción Humana BioTexCom. En él utilizan a decenas de mujeres que gestan a criaturas a terceras personas, que pagan entre 30.000 y 45.000 dólares por obtener el bebé.

Un cambio de opinión ante los vientres de alquiler

Lo que en muchas ocasiones no ha conseguido la fuerza de los argumentos sí lo ha obtenido una simple fotografía o un pequeño vídeo. Aunque muchos se han reafirmado en su posición favorable a los vientres de alquiler apelando a una cuestión sentimental, otros han acabado de posicionarse en contra de esta práctica que trata a los niños como mera mercancía a la vez que mercantiliza el cuerpo de las mujeres que ponen su cuerpo.

Un ejemplo de ello es el del polémico periodista y articulista, Juan Soto Ivars, ejemplo de equidistancia en muchos temas y nada sospechoso de compartir la moral católica.

En las redes sociales escribía: “la historia de los bebés convertidos en ‘stock bloqueado en almacén por problemas de logística y distribución’ es lo que me ha terminado de inclinar contra la gestión subrogada”.

Ya en un artículo publicado en El Periódico confesaba haber “tenido una postura indecisa con los vientres de alquiler hasta hoy. He escuchado fuertes opiniones en contra y a favor, nada terminaba de convencerme”.

Bebés "producidos"

Además, explicaba que los bebés de la polémica foto “no están solos como el huérfano o el expósito que espera a que lo adopten, sino que ‘han sido producidos’ para este fin”. Y añadía que “están solos porque el sistema no puede consentir que la mujer-productora se encariñe con él, y los separa. La pandemia ha ampliado el tiempo entre el parto y la obtención del producto: los niños lloran en cunas sin nadie que los cuide. No entienden que son productos almacenados”.

El de este periodista es tan sólo un ejemplo de cómo la realidad mostrada sin la edulcorante dosis de sentimentalismo que invade cualquier debate en la sociedad actual puede cambiar posicionamientos. Ha bastado una fotografía.

Pero la lucha contra los vientres de alquiler continúa pues es mucho dinero el que hay en juego. Y en Ucrania, uno de los grandes mercados del vientre del alquiler y lugar del que proviene la foto, se quiere luchar contra esta práctica.

La violación de los derechos de estos niños

Mykola Kuleba, Defensor del Pueblo para los Derechos del Niño en Ucrania, recuerda que "la gestación subrogada en Ucrania no está regulada y viola los derechos de los niños. La comercialización y el permiso para recibir ese ‘servicio’ en Ucrania contribuyen a la venta incontrolada de niños ucranianos al extranjero”.

Kuleba considera que se están violando gravemente los derechos de los niños

Tal y como recoge Ukrayinska Pravda, Kuleba añade que “el nacimiento de un hijo lejos de la madre no es natural. De esta forma, Ucrania simplemente se convierte en una tienda internacional on-line para la venta de bebés. Y no sabemos la cantidad  real de niños que ‘suministra’ Ucrania de esta manera".

Las autoridades consideran que en este tiempo de confinamiento se pueden acumular hasta 1.000 bebés en Ucrania a la espera de ser entregados. En su opinión, la situación de los bebés del Hotel Venecia demuestra la privación de los derechos de los niños nacidos por madres gestantes.

Kuleba considera que ningún estado está obligado a "abastecer" a una familia de un hijo, y menos a una familia extranjera. Y recuerda que la gestación subrogada es explotación de mujeres con el objetivo de obtener beneficios para negocios privados y satisfacer las necesidades de adultos, pero esto viola los derechos del niño.

 

La Iglesia Católica, contra este "doble crimen"

De manera muy contundente se ha mostrado también la Iglesia Católica en Ucrania sobre los vientres de alquiler y la polémica de la foto. En declaraciones a Aci Stampa, el arzobispo mayor de Kiev y pastor de la Iglesia Greco-católica, Sviatoslav Shevchuk,  ha pedido los vientres de alquiler, condenar a las instituciones que lo practican y lo promueven así como promover una legislación profamilia.

Tras el escándalo de los hijos de bebés del hotel de Kiev los obispos católicos de rito oriental y los de rito latino de Ucrania firmaron un llamamiento contra este "doble crimen" contra la dignidad de las mujeres y contra los niños que son víctimas de la trata.

"La pandemia de coronavirus ha sacado a la luz muchas patologías en la vida de la sociedad contemporánea. Una de ellas es la maternidad subrogada, es decir, tratar a las personas como bienes que se pueden ordenar, producir y vender", recuerda el arzobispo, leyendo este comunicado.

Pisotear la dignidad humana

Los obispos insisten en que es un "pisoteo de la dignidad humana", pues a estos bebés se les ha apartado de su madre natural apartándolos de ellas y por tanto del “amor necesario” siendo tratados como un “producto para compradores que no aparecieron”.

En su opinión, esto "nunca debería llamarse maternidad” porque trae "sufrimiento y persecución insoportables para el niño y la madre que lo trajeron, para los miembros de su familia y para aquellos que producen niños como si fueran animales".

Por esta razón, los obispos ucranianos latinos y católicos griegos enfatizaron que la práctica de los vientres de alquiler es "inaceptable", como también lo es la llamada maternidad subrogada altruista, porque aunque “la intención de la madre subrogada sea buena, los medios y el objeto en sí son malos”.

Para los obispos, cada niño "es un regalo de Dios que debe ser aceptado con gratitud en la vida natural, tiene el derecho de ser concebido de manera natural y tiene el derecho de nacer en una familia y ser criado en una atmósfera de amor por un padre y una madre”.