Son numerosos los testimonios de personas que han sido dañadas fuertemente por el ‘reiki’, una supuesta técnica oriental de relajación y cuyos defensores aseguran que hace fluir la energía hasta incluso llegar a curar. Sin embargo, numerosos exorcistas, y personas que trabajan con víctimas de sectas, han comprobado cómo ha aumentado considerablemente el número de personas dañadas por esta práctica.

Muchos testigos corroboran que a partir de cierto nivel, el Reiki implica invocar "entidades espirituales", "maestros ascendidos", "seres de luz", "seres del otro lado"... No se puede crecer en el Reiki sin invocar estos espíritus. Religión en Libertad ofrece gratis un libro (que puede descargar AQUÍ) que muestra la esclavitud y dependencia que implica el Reiki, y como abre puertas a los demoníaco y a lo sobrenatural maligno. 

Pero el ‘reiki' también se ha colado en el mundo de la medicina. Pese a no existir ningún tipo de evidencia científica, son numerosos los hospitales que lo ofrecen, llegando a confundir a los pacientes haciéndoles creer que así se curarán. Sobre este aspecto médico está centrado este reportaje que publica el diario El Mundo:

Reiki, la 'medicina' milenaria que no te curará

Energía que se bloquea y manos capaces de disolver hipotéticos nudos que impiden el equilibrio del organismo. Es el leit motiv del reiki, una técnica espiritual tan extendida que incluso llegó a colarse en algunos hospitales públicos como terapia que ayudaba a los pacientes a paliar los efectos secundarios de tratamientos como la quimioterapia. Sin embargo, "hasta la fecha, no existe ninguna evidencia científica que nos demuestre que el reiki es efectivo en la curación ni en el tratamiento de ningún tipo de enfermedad", afirma con severidad María Begoña Barragán García, presidenta del Grupo Español de Pacientes con Cáncer (Gepac).

Cuarenta y cinco minutos sobre una camilla, con música suave, bocanadas de incienso y expresiones como "abrir canales" o "limpieza de chacras" mientras las manos del que se autodenomina maestro se colocan sobre determinadas zonas del cuerpo con el fin de que la "energía fluya". Así transcurre cada sesión de esta técnica japonesa que, al igual que otras pseudociencias, "es tan inútil que no tiene ni efectos secundarios", apunta el presidente del Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Madrid (Icomem), Miguel Ángel Sánchez Chillón.

Concretamente en el reiki -que en japonés significa energía vital-, lo que puede producirse es un efecto placebo. Quienes defienden esta técnica milenaria señalan que mejora el estado de ánimo, reduce la ansiedad, aumenta la relajación... Pero, como argumenta Barragán, "este estado se consigue de muchas maneras (tomando un café con amigos, por ejemplo) y tampoco hay nada que diga que la relajación sea curativa. Puede ser un placer para el estado general, pero nada que ver con el tratamiento de enfermedades".

El peligro de las pseudociencias en general es que pueden confundir a los pacientes, especialmente a los más vulnerables psicológicamente. En palabras de Sánchez Chillón, "el mayor riesgo es que supongan el abandono de la terapia convencional".

Muchas veces, agrega la presidenta de Gepac, "el desconocimiento y la vulnerabilidad de la propia enfermedad hace recurrir a otras terapias que no son sólo las convencionales y en ocasiones, los pacientes pueden dejar sus tratamientos y caer en estas terapias sin evidencia científica. Eso es lo más peligroso de todo".

Tras su expansión en los centros hospitalarios públicos, tales como el Ramón y Cajal y el 12 de Octubre en Madrid, el Clínic y el Vall d'Hebron en Barcelona o el Virgen de la Macarena en Sevilla, y teniendo en cuenta la ausencia de evidencia científica, comunidades autónomas como la madrileña decidieron eliminar el servicio de sus centros. A través de una circular, se prohibió cualquier tipo de publicidad y promoción relacionada con el reiki.

Una medida muy avalada por diferentes comunidades científicas. "Lo que los médicos pedimos ante cualquier tipo de fármaco o terapia es que tenga evidencia científica y ensayos clínicos que demuestren su eficacia", expone el presidente de Icomem. Dado que las pseudociencias no cuentan con estos avales, "no lo recomendamos, lo rechazamos [...] En los hospitales públicos debe imperar el rigor".

Para la presidenta de Gepac, "permitirlo en un entorno sanitario valida algo que no tiene evidencia científica de cara a los pacientes. Así, la gente piensa que es bueno y que lo puede hacer en cualquier otro sitio y dependiendo de las manos en las que caigan, puede tener efectos perjudiciales dependiendo de las manos en las que caigan, porque a veces se habla de curación por el reiki".

Por su parte, el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid (CPFCM), que ya venía denunciando otras técnicas como el shiatsu, también celebró la decisión de la consejería madrileña, señalando que "un servicio público no puede servir a fines privados para encubrir un negocio privado".

Así de contundente se muestra también Barragán, quien no se atreve a hablar de timo, pero sí "de un abuso de la confianza de personas vulnerables y enfermas", especialmente el colectivo de pacientes con cáncer, "porque es muy grande, somos presas fáciles de toda pseudociencia y estafadores que hablan de curaciones con terapias y tratamientos que realmente no tienen ninguna evidencia científica". Aunque en ocasiones las sesiones pueden realizarse de forma gratuita, continúa la experta, "detrás hay una intención de formar y transmitir ese conocimiento acerca del reiki y ahí sí que cobran".

'Liberar' la energía a dos palmos de distancia

El reiki forma parte de las terapias "energéticas", como la acupuntura y el shiatsu. Es decir, su objetivo es liberar energía bloqueada que se puede concentrar en diferentes zonas del cuerpo humano. Logrando deshacer estos 'entuertos', a través de la imposición de las manos a cierta distancia para transmitir energía, quienes practican esta técnica milenaria aseguran que se alcanza un equilibrio físico, emocional y espiritual.

Se trata de una práctica que empezó a practicarse hace más de 3.000 años y cayó en el olvido hasta principios del siglo XX, cuando el monje y catedrático japonés Usui la rescató.

Al igual que la acupuntura y el shiatsu, se basa en la idea de que el ser humano es todo energía y cuando ésta se bloquea por cualquier circunstancia, se puede producir una enfermedad.

 

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