Brian Schumacher tiene 32 años y es seminarista novato, de los mayores de su clase en el seminario Mount Angel en Oregón. De hecho, hasta 2018 ni siquiera era católico.

Ya entonces quería ser sacerdote, pero su diócesis (Salt Lake City, la famosa ciudad de los mormones) pide que los conversos esperen dos años tras su entrada en la fe católica antes de ir al seminario.

Con un título en Literatura, Schumacher ha trabajado varios años como productor televisivo, especialmente en el canal FOX 13, con las noticias de las cinco de la tarde. Pero eso no le llenaba: siempre sintió que necesitaba servir a Dios de otra forma. Y hay una Buenísima Noticia que anunciar, que es el Evangelio.

Brian fue bautizado como episcopaliano (los anglicanos de EEUU), aunque gran parte de su formación y crianza fue como luterano. Después, volvió a tantear el episcopalianismo, pero no le acaba de llenar. Sentía que algo faltaba. Siendo protestante, dos veces se planteó la posibilidad de hacerse pastor o ministro, pero no llegaba a dar los pasos necesarios. "Me daba miedo y no hacía nada", explica en su testimonio en el Intermountain Catholic, la revista de la diócesis de Salt Lake City.

Sin embargo, cuando se hizo católico en 2018, sus miedos se disiparon y adquirió una voluntad firme. "Realmente, se volvió muy tangible y pensé: ‘Esta es la Iglesia en la que puedo ser sacerdote’’.

Atracción por el celibato: enfocarse en Cristo

Siendo episcopaliano, una cosa le atraía ya del catolicismo era el celibato sacerdotal. "Siendo célibes, los sacerdotes se pueden enfocar completamente a servir a Dios y a atender las necesidades de los fieles", comenta Schumacher. “Con una familia, uno tiene cada pie en un mundo. Si uno tiene una familia, necesita invertir mucha energía en ella, como ha de ser, pero es difícil si tienes a la vez tu familia y atiendes al rebaño en la Iglesia".

En septiembre del 2017, siendo aún protestante, Schumacher entró por primera vez en la hermosa catedral católica de la Magdalena, en Salt Lake City, y “me di cuenta de que Dios verdaderamente estaba presente,” señala. (Hay misa en español allí cada sábado a las 7 de la tarde y cada domingo a las 3).

Tras esa experiencia, se apuntó a las clases de RCIA (el curso de iniciación católica para adultos).

 

Una primera confesión "sobrenatural"

En una entrevista en abril en el National Catholic Register, Brian Schumacher hablaba de cómo fue su primera confesión en 2018, que define como "el primer momento sobrenatural" en su vida.

"Un sentimiento increíble de gozo y euforia vino sobre mí. En un sentido académico, toda la vida que conocía quedó olvidada, pero esta vez, por primera vez, sentí ese perdón. Me sentí más ligero, más luminoso. No podía dejar de sonreír y todas mis preocupaciones y ansiedades se habían ido. No fue un momento fugaz de felicidad, se habían desvanecido y no volverían". Dice que esa sensación "se me ha quedado para siempre" y que "a través de la confesión, el gozo entró en mi vida. Es un gozo que puede sufrir tristeza, inseguridad y ansiedad, pero nunca será barrido por ellas".

En la Pascua de 2018 entró en la Iglesia Católica plenamente. Preguntó sobre la posibilidad de hacerse sacerdote, pero le explicaron que un converso debe esperar al menos 2 años. Lo hizo, acudió como feligrés a la parroquia de la Asunción, y ahora ya ha podido entrar al seminario.

Con el apoyo de su familia

Dice que su familia siempre ha apoyado sus decisiones aunque cuando se hizo católico y dijo que quería ser seminarista "nos tomó una conversación un poco más larga, especialmente con la parte del celibato. Ellos temían que yo me sentiría solo, pero al final me apoyaron, y ahora son quienes más me apoyan”.

Haber estado en el mundo, trabajando como productor y periodista, cree que le da una perspectiva valiosa. "Me permitió madurar en formas que necesitaba madurar antes de ingresar al seminario. Creo que realmente ahora estoy en el lugar y en el tiempo correcto y Dios me quería aquí y tal vez él tuvo que mantenerme pacientemente durante varios años para que así yo pudiese aprender paciencia y otras virtudes”, considera.

Perfeccionar la relación con Cristo

"Quiero asegurarme que mi relación con Cristo es firme y fuerte para que así siempre sepa yo que Él está ahí, y que siempre está de mi lado, por decirlo de alguna manera, a través de los tiempos duros y no tan duros”, explica. "La idea total de ser un sacerdote es para mí la meta de perfeccionar mi relación con Cristo y a través del sacerdocio lo puedo hacer”.

Para los que están considerando una posible vocación sacerdotal tiene un mensaje: "No tengas miedo; puede que te rechacen o que veas que no es lo tuyo, pero si sientes la llamada, ¡síguela!"