La del padre Héctor Madrona López es lo que se conoce como una vocación tardía, tras haber sido ordenado en 2018 como sacerdote de la diócesis de Cartagena a los 58 años. Se ordenó mayor, porque su proceso radical de conversión también se produjo siendo ya adulto. Durante estos últimos años él mismo se ha considerado como el “último milagro del seminario”.

Durante más de dos décadas, Héctor fue locutor y presentador de la Cadena Ser y la Cadena Dial en Murcia, siendo considerado una de las grandes voces de la comunicación en la región. Sin embargo, estando ya consolidado en su posición experimentó un vacío enorme que acabó llevándole a la Iglesia para cambiar los micrófonos por la cruz de Cristo.

Era reconocido socialmente, tenía un buen sueldo y una buena casa, pero este periodista no se sentía realizado. “Yo no era feliz. Dios se me cruzaba cada día, pero yo no me daba cuenta”, relataba el ahora sacerdote a La Verdad

Llenar ese vacío interior

Echando la vista atrás fue consciente que Dios “ha llamado” a su puerta en numerosas ocasiones, pero el ruido del mundo le hizo entretenerse en otras cosas.  Y como no se sentía feliz intentó llenar ese vacío interior en una religiosidad de “supermercado”.

Esta búsqueda le llevó a buscar esa felicidad en muchos lugares. “Entonces me dio por apuntarme a cursos de autoconocimiento, a yoga, a leer libros de autoayuda…”, recordaba Héctor.

Buscaba maestros orientales en India y encontró al Maestro

Tanto se introdujo en este mundo que decidió viajar a la India para explorar más estas espiritualidades orientales en las que se había introducido. “Iba buscando maestros y encontré al Maestro, al Dios único y verdadero”, contaba a la web de la diócesis. Su vida dio un giro completo en aquel momento, lo que él denominó una “metamorfosis verdadera”.

El nuevo sacerdote recordaba perfectamente aquel momento: “Encontré a Dios. Se metió dentro de mí y me llamó. Me dijo que me quería para él y lloré como un niño, no recuerdo cuanto tiempo”.

"Me enamoré de Jesucristo"

De vuelta en España ya nada era igual. Su vida no era la misma. Ese vacío se estaba llenando, pero de Dios. “Comencé a ir a la Iglesia, a pesar de que siempre me había parecido una cosa obsoleta y fuera de lugar, y me encantó. Me enamoré de Jesucristo entonces y cada día sigo más enamorado”, explicaba este murciano ahora sacerdote.

En aquel momento, Héctor decidió dejar “sin reparo y sin pena” su gran trabajo como presentador de la Cadena SER, mientras poco a poco, y no sin dificultades, Dios iba trabajando en él.

La peregrinación y el descubierto de la vida eremita 

Ya sin nada que le atara para encontrarse con Dios a tiempo completo realizó varias peregrinaciones a píe, la última al Santuario de la Fuensanta, también en Murcia. Allí a Héctor se le hizo de noche y las monjas benedictinas que custodian el lugar le dijeron que los eremitas de los hermanos de la Luz, que estaban relativamente cerca, podrían darle alojamiento.

Una vez que llegó a aquel lugar fue acogido por los hermanos a pasar allí la noche. Nunca olvidará aquel día, pues fue el primero de los seis años y medio que acabaría quedándose en esta ermita junto a ellos tras despojarse de todos sus bienes.

El padre Francisco se convirtió en su director espiritual y Héctor todavía lleva a fuego grabadas en su corazón aquellas primeras predicaciones, que “parecían que todo me lo decía a mí”.

Aplicar sus dones al servicio de la Iglesia

Mientras vivía con estos eremitas “le preguntaba a Jesucristo qué quería de mí, para qué me había llamado. Y entonces me dijo que mi labor era comunicar, algo que siempre había hecho”. Héctor tiene que claro que “Dios me ha dado el don de la comunicación y sentí que me llamaba para dar a conocer su Palabra a la gente”.

Fue así como decidió empezar los estudios en el Seminario mientras seguía viviendo con los hermanos de la Luz. Y a la vez sintió la llamada al sacerdocio. Y cuando ya llevaba varios años de estudio discernió que Dios le llamaba a dejar la comunidad para ingresar en el Seminario de San Fulgencio en Murcia, donde ha estado hasta su ordenación el pasado domingo.

El lema que eligió para su ordenación fue: “Alegraos conmigo porque he hallado la oveja que se había perdido”. Quiso esta cita del Evangelio de San Lucas porque se considera que “ese borreguico que el Señor tiene en sus brazos y que acoge con mucha misericordia. No sólo estaba perdido porque estuviera desubicado en la vida, por buscar la felicidad donde no debía, sino porque no conocía a Jesucristo”.

Sacerdote en una época "difícil y complicada"

En su ordenación sacerdotal, monseñor Lorca Planes le exhortó: “Héctor, tú sabes que no vivimos de romanticismos, que pisanos tierra y la realidad es que te ha tocado una época difícil y complicada… Abre bien los ojos, hermano, que ha sido el mismo Jesucristo el que ha salido a tu encuentro para que llevas a todos la frescura que nace de la Sagrada Escritura, la libertad que regala el Señor a sus hijos”.

Artículo adaptado del original publicado en ReL en diciembre de 2018.