Irán es un régimen teocrático regido por los ayatolás. Con más de un 90% de la población musulmana de la corriente chiíta, los cristianos son una pequeña minoría que según los informes de libertad religiosa sufren una histórica discriminación y pese a que tienen lugares de culto a los que pueden acudir, en el día a día están sometidos a la ley islámica, que prohíbe las conversiones y el proselitismo.

En este ambiente acentuado mucho más tras la revolución iraní de 1979 creció Nahid K, una musulmana iraní que acabó convirtiéndose al catolicismo a los 25 años, que fue arrestada años más tarde por esta conversión y que milagrosamente logró escapar de los guardias que la habían detenido y augurado una “sentencia de muerte”.


Nahid creció en una familia musulmana pero que no era fundamentalista, es más, sus padres no eran demasiados religiosos.
Sin embargo, desde muy pequeña ella creía que sus padres no la prestaban demasiada atención por lo que buscó rebelarse contra ellos refugiándose en la religión, realizando preguntas que en muchas ocasiones no le sabían responder.

Así fue pasando el tiempo hasta que ocurrió un suceso que marcó su vida. Fue a los 11 años. En su propio vecindario sufrió un intento de secuestro. Nahid relata al Arizona Sonora News que todavía recuerda aquella voz que le decía que dejase de caminar. Ella no hizo caso y entonces aquel hombre se le abalanzó desde atrás, la cubrió la boca mientras intentaba llevársela a su coche.


Como si fuera ayer, Nahid cuenta que en ese momento pensó en Dios y que unos segundos después, durante un momento el hombre le quitó las manos de la boca porque ella pudo gritar pidiendo ayuda. Asustado, la tiró contra una pared y huyó.  En ese instante posterior, asegura haber escuchado claramente la voz de Dios que le decía que no olvidase aquel día ni la sensación de liberación.


Nahid, junto a su amiga Bárbara durante el viaje a Irán

Toda la familia decidió dejar el Irán cada vez más islamista y se instaló en Estados Unidos, primero en Utah y más tarde en California. Allí Nahid empezó a frecuentar con sus amigos primero eventos mormones y más delante de distintas denominaciones cristianas.


Sin embargo, un día acudió junto a una amiga suya a una iglesia católica. En ese momento sintió la paz y tranquilidad que vivió tras el secuestro y que Dios le pidió que recordase para siempre. Entonces supo con certeza que “Jesús es real, que quiere ayudarnos a todos y que sólo tenemos que permitírselo”. Y decidió bautizarse.

Ahora tocaba el momento de decírselo a sus padres que aunque no eran muy religiosos seguían siendo musulmanes. Que dejara el islam por la Iglesia hizo que se sintieran traicionados e igualmente la acusaron de traicionar a sus antepasados. “Mi familia no me repudió pero no me apoyó”.


Años después de su conversión, Nahid hizo una peregrinación con una amiga y quiso visitar Irán, el país que la vio nacer. Era 2005. No podía imaginar lo que le iba a ocurrir.

Visitaron el monasterio cristiano de San (Judas) Tadeo, conocido como Kara Kilise, patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.  Una vez que se disponían a entrar un guardia les pidió una identificación para demostrar que no eran musulmanas y así pudieran entrar sin problemas.


Ambas la mostraron pero el guardia le dijo a Nahid que su nombre no parecía cristiano sino musulmán y entonces ella le mostró sus papeles de bautismo. Había caído en la trampa pues el guardia rápidamente le dijo que acaba de entregarle sus documentos de ejecución. Resultaba que era un oficial del gobierno islámico.


Irán es en estos momentos una teocracía donde la fuente jurídica es el islam

“Iban a matarme”: Este fue su pensamiento en aquel momento. Además, tuvo conciencia de que según las leyes del país no podría salir de Irán y regresar a Estados Unidos.

Sabiendo de lo que la esperaba, Nahid pidió al guardia que le permitieran asistir a misa a la mañana siguiente antes de que se la llevaran detenida. Y sorprendentemente el guardia estuvo de acuerdo.


Aquella noche no durmió, prefirió rezar. “Muchos milagros sobrenaturales se sucedieron y podrían dar para un libro”, El guardia entonces le preguntó por qué no tenía miedo sabiendo lo que le esperaba por ser conversa.”No podrías matarme si no fuera la voluntad de Dios”, contestó ella.

Al día siguiente la misa duro casi tres horas y al finalizar Nahid quiso despedirse subiendo a rezar a una colina. Era la primera vez que sentía miedo, parecido al que sintió justo en el momento en el que intentaron secuestrarla.

Sin embargo, de nuevo aquí Dios vino en su ayuda. “Era un día hermoso, no había ni una nube en el cielo. Entonces, de la nada, el cielo azul se oscureció totalmente. La luz se convirtió en oscuridad. Lluvia, rayos y viento golpearon a la vez y supe que se iba a producir un tifón”, explica esta cristiana.

Nahid bajó la colina dando tumbos y de repente alguien le agarró del brazo. Levantó la vista y se dio cuenta de que era su amiga. “Nuestro conductor está aquí, vámonos”, le dijo. Se montaron en el coche y una vez que se alejaron un poco se dieron la vuelta percatándose de que debido a la descomunal tromba de agua que caía todo se había convertido en un lodazal. Sólo ellos habían logrado salir.

“En cualquier momento podía haber suplicado y haber dicho que volvería convertirme, pero no lo hice. No podía hacerlo”, asegura esta cristiana.