En Pentecostés se celebra la efusión del Espíritu Santo sobre los apóstoles y que no ha dejado de acompañar a la Iglesia y a los cristianos durante más de 2000 años. Aciprensa rescata una anécdota que san Juan Pablo II relató a la Renovación Carismática Católica sobre el papel del Espíritu Santo también en las cosas cotidianas:

 En su primer encuentro con la Renovación Carismática Católica, en enero de 1980, San Juan Pablo II les confió que el Espíritu Santo le ayudó en sus dificultades con las matemáticas cuando era adolescente, en lo que consideró su “propia iniciación espiritual”.

“Cuando era un escolar, de alrededor de 12 o 13 años, a veces tenía dificultades en mis estudios, particularmente con las matemáticas. Mi padre me dio un libro de oración, lo abrió en una página y me dijo ‘aquí tienes la oración al Espíritu Santo. Debes rezar esta oración cada día de tu vida’”, les dijo el Papa, según cita la Renovación Carismática Católica en su sitio web.

“Sigo obediente a este mandamiento que mi padre me dio”, señaló el santo polaco. “Esta era mi propia iniciación espiritual”, añadió.

Tras afirmar que “siempre he estado en esta renovación en el Espíritu Santo”, San Juan Pablo II, se manifestó “convencido” de que la Renovación Carismática “es un signo” de la acción del Señor, y aseguró que “el mundo necesita tanto de esta acción del Espíritu Santo”.

“La situación en el mundo es demasiado peligrosa, muy peligrosa”, dijo, y advirtió del peligro del materialismo, que “es la negación de lo espiritual, y por esto es que necesitamos” de la acción del Espíritu Santo.

Gracias al Espíritu Santo, indicó, “comenzamos de nuevo a vivir, a encontrarnos a nosotros mismos, nuestra identidad, toda nuestra humanidad”.