Mónica Reyes tenía un sueño: “algún día quería poder leer la Santa Biblia y entender la Palabra”, dice la mujer de voz pausada y caminar lento, sentada en una banca de su pueblo, San Basilio de Palenque [a 50 km de Cartagena de Indias, Colombia, ndReL], cuyas tradiciones fueron declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en el 2007.

Esa magia que para ella significaba cada unión de palabras y el mensaje espiritual que le daban sentido a su vida, una vida marcada por luchas y arduos trabajos, fueron su mayor motivación para aprender a leer y escribir… así fuera con 81 años a cuestas.

Esta humilde palenquera, madre de 10 hijos, cinco de ellos profesionales, hace parte del grupo de 540 adultos que aprendieron a leer y escribir con el proyecto ‘Son Ri Tambó’, de la Fundación Transformemos, que desde el 2011 llegó a este corregimiento, en el municipio de Mahates (Bolívar), para letrar a muchos de sus habitantes, pues acá, en el primer territorio libre de América donde la raza negra rompió las cadenas de la esclavitud, aún los esclavizaba la ignorancia y el 50 por ciento de las personas, cabeza de hogar, no sabían leer ni escribir.

Nunca aprendí a leer ni a escribir porque desde muy niña tuve que salir a vender pescado. Salíamos a vender tres veces por semana para ayudar a levantar a lo más pequeños”, dice esta palenquera orgullosa, a la que casaron a los 16 años por tradición.

“A mí me tocó una época en la que si una se quedaba una noche por fuera ya no podía volver a su casa y el hombre que se la había llevado tenía entonces que responder por la muchacha… así me casaron a mí (sic)”, agrega.

Sus clases fueron solo por la mañana porque entrada la tarde la escasa luz no le permitía ver las formas del alfabeto.

Fueron nueve meses de juicioso estudio y sus maestros fueron sus propios vecinos.

No entendíamos cómo una mujer con tres hijas que son profesoras no sabía leer ni escribir”, dice Justo Valdés, compositor y músico palenquero, que fue uno de sus primeros profesores que la orientó en su encuentro con la palabra escrita. Pero el tesón de la negra Mónica dio rápidos resultados y sus profesores le ordenaron escribir una receta: “Me pidieron que escribiera los ingredientes y los pasos de un plato que me gustara y yo escribí cómo hacer un mote de frisol y plátanos con panela”, dice.

Así, el texto de Mónica fue analizado por el grupo de etnoeducadores de la Fundación Transformemos, del cual hacen parte palenqueros.

También tuve que prepararle el plato frente a la gente de la Fundación y les gustó como cociné”, agrega esta mujer que tiene como bandera primordial una fe inmensa en Dios.

La receta de ella fue incluida en el libro 'Kumina ri Palenge pa tó Paraje' (Cocina palenquera para el mundo) que fue galardonado, a mediados de este año, como el mejor libro de literatura gastronómica del mundo en el año 2013 por el prestigioso concurso ‘Gourmand Cookbook Awards’.


Desde el año 2011, la Gobernación de Bolívar y la Fundación Transformemos unieron fuerzas con un solo objetivo, conseguir que Palenque fuera letrado.

“Este en un proceso de etnoeducación en el cual esta comunidad aprendió a escribir en lengua palenquera y español”, explicó María Aurora Carrillo, directora pedagógica de Transformemos.


Primera Comunión en la parroquia de Palenque hace unos años; el blog del párroco aquí


El primer logro de esta alfabetización fue el libro ‘Son Ri Tambó’, que recoge la historia, ritualidad y esas prácticas de vida palenquera que le dieron al pueblo el reconocimiento de la Unesco como patrimonio inmaterial de la humanidad.

“El trabajo se hizo con personas entre 21 y 81 años, la mayoría en edad productiva, en un modelo que se basa en una educación pertinente a la cultura a la que pertenecen las personas que están siendo letradas”, dice Rodolfo Ardila, director de desarrollo social de la Fundación.

Ardila puntualiza que los alumnos que terminaron el primer ciclo están al mismo nivel de los estudiantes de tercero de primaria y ahora ingresarán al colegio del pueblo para culminar la primaria y hacerse bachilleres y entonces replicar lo aprendido con iletrados de la región.

Ahora, la meta de Mónica es ir por Palenque enseñando la que para ella es la palabra más grande que cualquier hombre puede pronunciar: ‘La Palabra de Dios’.

Nota de Rel: El palenqueño o criollo palenquero sólo se habla en este pueblo colombiano de descendientes de negros cimarrones, libres desde el s.XVI; tiene hoy unos 3.500 hablantes y es una lengua de origen africano bantú con mucho vocabulario de origen español. Copiamos a continuación el Padrenuestro en palenqueño.

 


Tatá suto lo ke ta riba sielo,
santifikaro sendá nombre si,
miní a reino sí.

Asé ño boluntá sí,
aí tiela kumo a sielo.
Nda suto agué pan ri to ma ría,
peddona ma fata suto,
asina kumo suto a se peddoná,
lo ke se fatá suto.


Nu rejá sujo kaí andí tentación nu,
librá suto ri má. Amén.

 
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre.
Venga a nosotros tu Reino.


Hágase tu voluntad,
así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén

Aquí, un folleto con la primera misa en palenqueño, que se celebró en el año 2000