Decir Ricardo Ten Argiles es decir trabajo, superación y éxito. Este atleta paralímpico, nacido en Valencia hace 39 años, tiene tres medallas de oro, logradas en Sídney y Pekín (100 metros braza y 4x50 estilos), siete campeonatos del mundo y más de una decena de campeonatos de Europa. Es el palmarés de un nadador de talla mundial.

“Cuando uno tiene grandes obstáculos en la vida está claro que se pasa muy mal, pero no nos podemos quedar ahí, hay que superarlo poniéndonos objetivos por los que luchar. Los retos son la sal de la vida que te hacen salir hacia adelante”, comenta en exclusiva a Mirada21.es.


Con apenas ocho años, a Ricardo le cambiaría la vida para siempre, un cable eléctrico cayó sobre él mientras jugaba en el campo con su primo. Aquel accidente le causó quemaduras en el 75% de su cuerpo y tuvieron que amputarle los brazos y una pierna.

Lo que nunca perdió este talento del deporte español fueron sus ganas de vivir, luchar y competir. “Yo lo digo muchas veces, cuando tuve el accidente cambió mi vida radicalmente y cambió hacia un sitio en el que puedo decir que soy feliz. Doy gracias por la familia que tengo y por la carrera que he podido realizar”, relata el nadador con entusiasmo.


Como para cualquier deportista de élite, la jornada de Ricardo comienza al despuntar el alba. “Me levanto a las siete y cuarto de la mañana, desayuno fuerte y llevo a mis hijos al colegio, luego entreno dos horas y voy al gimnasio. Por la tarde repito la misma rutina”, explica el atleta.



Para él, la familia y la educación en el deporte es fundamental: “Desde pequeño practiqué muchos deportes no federados y he crecido con ellos en mi casa, mis padres siempre me inculcaron la pasión por competir, y ahora soy un enamorado de todo tipo de deportes, sobre todo cuando los practico con amigos”.


Para este paralímpico acostumbrado a conseguir lo que se propone es muy importante que la gente conozca testimonios de superación.

“Mi pasión por la natación me viene de cuando tenía 16 o 17 años, cuando leí en un artículo la historia de una discapacitada que hacía natación, nunca antes había visto que los discapacitados pudieran dedicarse al deporte”, comenta.

Ricardo, que colabora con diversas fundaciones dando charlas de superación personal a universitarios y trabajadores por toda España, ofrece información de los proyectos deportivos y sociales en los que participa desde su página web (www.ricardoten.net).


“Cuando escuché la noticia fue una gran satisfacción, que los deportistas paralímpicos tengamos los mismos premios que los olímpicos es un síntoma de que vamos por buen camino, es un paso más para la integración total. He vivido muchas etapas en el deporte antes de llegar a la selección y al principio los paralímpicos teníamos que tener otros trabajos para poder vivir, hoy poco a poco eso va cambiando. Se han dado pasos en la buena dirección, pero no es suficiente”, afirma Ten Argiles sobre la reciente medida tomada por el Consejo Superior de Deportes (CSD) de igualar las cuantías económicas de los premios obtenidos por olímpicos y paralímpicos. El CSD otorgó a Ricardo en 2009 la medalla de plata al Mérito Deportivo.


La brillante trayectoria de este gran atleta no se trata de algo aislado en el paralimpismo español. En el medallero histórico de los Juegos, España se posiciona como una de las grandes potencias. Con 578 medallas, de las cuales 191 son de oro, el equipo español se sitúa en una meritoria décima posición en la clasificación mundial. En los últimos campeonatos europeos celebrados este verano en Eindhoven (Países Bajos), el equipo español logró 48 medallas, 15 fueron de oro, 19 de plata y 14 de bronce.



Con la Medalla de Oro en Pekín


El reloj en la vida de uno de los deportistas más laureados del deporte paralímpico español corre a toda velocidad y ya piensa en nuevos retos. “Ahora vengo de Eindhoven, de donde pude traerme el oro, ya solo espero que llegue el Mundial de Glasgow, donde nos jugamos la plaza para los Juegos de Río. Cuando estás subido en el pódium recibiendo la medalla se te viene a la cabeza todo el trabajo y el esfuerzo realizado hasta ese momento y te acuerdas de toda la gente que ha estado siempre a tu lado. Es una de las mayores alegrías de la vida, te sientes profundamente realizado”, concluye el hombre que un día se fijó un sueño y con ilusión y trabajo fue capaz de conseguirlo.