Charles Lewis era periodista en el National Post, en Toronto, cuando visitó la catedral de Notre Dame en París y una escena de fe transformó su alma.

Él se consideraba más o menos espiritual, aunque muy crítico con la religión en general. Y en cualquier caso se consideraba también un racionalista. Como periodista, a menudo cubría temas sobre religión desde una distancia analítica.

"La religión me parecía innecesaria"

Pero en 2006 visitaba Notre Dame en París como turista, con su esposa, celebrando diez años de casados. "En ese momento no me identificaba con lo religioso, aunque me consideraba espiritual", recuerda en el National Catholic Register. "La religión me parecía innecesaria. Jesús nunca dijo nada de construir grandes edificios. Yo pensaba que el dinero podía usarse en cosas mejores. Las iglesias consistían sólo en normas. Para mí, el pecado era subjetivo. En una palabra, yo no tenía ni idea..."

En Notre Dame lo primero que le impresionó fue que hubiera tantos visitantes y sin embargo se mantuviera un silencio respetuoso.

Notre Dame de París por dentro, antes del incendio de 2019 

"Vi que otros mojaban su mano en el agua bendita e hice lo mismo. No sé por qué lo hice", recuerda.

"Una hermosa joven, bien vestida, de rodillas"

"Entonces vi algo que me ha acompañado todos estos años. El confesionario, tal como lo recuerdo, era de cristal trasparente. Me asombró poder ver a través de él. Había una hermosa joven, elegantemente vestida, de rodillas. Creo la hiperbelleza que me golpeó tenía que ver con la santidad. Ahí estaba esa mujer confesándose a la vista de todo el mundo. ¿Quién hace eso?"

"Al principio me sentí raro mirando, pero luego era difícil dejar de mirar. La escena, ante mí, podía haber sido un cuadro. Durante muchos años la fe me causaba atracción, pero yo la mantenía a distancia con lo que pensaba que era 'la razón'. Si me hubieran dicho que la fe era más elevada que la razón, me habría mofado", explica Lewis.

Confesionario transparente de Notre Dame de París

Siguieron su viaje por Europa, con helados, vinos, paseos, visitas... "pero aquella escena de interior en Notre Dame es lo que mejor recuerdo. Había algo en esa crudeza, esa honestidad de alguien al confesarse, que nunca había visto antes. Sabía que ella habría encontrado alivio a sus pecados. Pero ¿y yo? ¿A quién iba a llevar yo mis pecados? ¿A la lógica, a la razón? Cuando ese viaje acabó, algo tiraba de mí. Supe con certeza que necesitaba bautizarme y empezar otra vida, una vida cristiana".

Como periodista, hacer preguntas, leer, investigar

Lewis explica a ReligionEnLibertad que el proceso aún se alargó un tiempo, pero su trabajo como periodista le ayudó a explorar la fe católica. "Por ejemplo, yo siempre pensé que el aborto estaba mal, pero no la anticoncepción. A mí me parecía ridículo prohibir el control de natalidad. Pensaba que al menos servía para prevenir embarazos no deseados y, por lo tanto, abortos. Para uno de mis artículos me miré la Humanae Vitae. Leí el documento y entrevisté a personas a favor y en contra. Al final, la pura lógica de Humanae Vitae me quedó clara. ¡Tenía la suerte de poder investigar mis preguntas sobre religión y cobrar por ello!"

Primer año como cristiano

Una vez bautizado, su primer año como católico lo vivió con una gran sensación de alivio, de haber completado un viaje. Además, le encantaba visitar distintas parroquias, "la idea de que podía entrar en cualquier iglesia y sentirme en casa, parte de una familia. Alguien me preguntó ese primer año si me arrepentía de algo con mi conversión. Mi respuesta fue: no".

Empezó a notar cambios en su vida. "Pasaba más tiempo leyendo libros espirituales y de teología católica. Empecé a rezar el rosario: me molestaba darme cuenta de que algún día se me olvidaba. Empecé a leer la Liturgia de las Horas, lo que me dio una gran apreciación de la Biblia, los Padres de la Iglesia, los concilios, los salmos... Creo que gané en compasión, y empecé a mejorar en cosas como mis enfados o mi impaciencia".

Años de dolor intenso: una vida limitada

Pero tres años después de su conversión llegaron unos años muy duros y llenos de dolor.

"Me golpeó un problema en la columna vertebral que alteró mi vida. Durante años sufrí tremendos dolores y tuve que dejar mi trabajo en el National Post", explica. "Pasé de ser un periodista muy bueno, ciclista y entusiasta escalador en las Montañas Rocosas, de ser alguien con una gran vida social, a no poder hacer casi nada excepto caminar distancias cortas con un bastón. No me alegraba, claro. Esa fue mi vida durante años", admite.

"Pero con la ayuda de un buen sacerdote y también la de un buen amigo, empecé a aceptar mi dolor y aprendí que el dolor nos puede acercar a Dios. No sé cómo podría haber pasado todo eso, y la cirugía terriblemente dolorosa, sin esa fe fuerte", considera hoy Charles Lewis. "Nadie debería desear el dolor. Pero si llega, ¡no tengas miedo! Mi miedo a un futuro incierto fue sustituido por el amor de mi esposa, de buenos amigos y de la Iglesia".

Activista por la vida, prevenir la eutanasia

Con esta experiencia de primera mano del dolor intenso durante años, Charles Lewis ha sido un activo luchador contra la eutanasia en Canadá. "Impartí más de 85 charlas en el área de Toronto y escribí artículos en prensa católica y no religiosa", explica. Sin embargo, el Tribunal Supremo canadiense eliminó las leyes contra el suicidio asistido en febrero de 2015.

Protesta contra la eutanasia en la Colina del Parlamento en Ottawa, Canadá

Charles ha seguido colaborando con la Coalición de Prevención contra la Eutanasia (www.epcc.ca), que ofrece mucha información útil. Y da algunos consejos como católico, periodista y activista.

"Sabemos por nuestra experiencia en Canadá que la mayor parte de la gente que opta por acabar sus vidas con la eutanasia no sufre grandes dolores, sino que teme llegar a sufrir grandes dolores. Todos tenemos que trabajar duro para ayudar a los que sufren dolor y se sienten solos. Tenemos que hacer ver a estas personas que les cuidamos y que vale la pena vivir".

¿Y la Iglesia que debería hacer en el debate de la eutanasia en España y otros países?, preguntamos. "Aseguraos de que la Iglesia se implica rápidamente. Necesitáis que vuestros sacerdotes se activen contra la eutanasia antes de que sea legal. En Canadá algunos obispos y clérigos hablaban de ello, pero no en número suficiente. Rara vez oías un sermón sobre este asunto", lamenta el veterano activista. Denuncia, con tristeza, que las distintas entidades, católicas o cristianas, no llegaron a activarse ni coordinarse.