Criada en la República Checa, la hermana Theresien Bartoňová pertenece a la histórica Congregación de las Hermanas de la Misericordia de San Carlos Borromeo, cuyas integrantes atendieron a los enfermos de peste tras la Guerra de los 30 años.

Con una profunda vocación de atención y ayuda a quienes sufren, estudiaba enfermería cuando nació en ella "el deseo de comprender mejor la dinámica psicológica". Mientras, no pocos pacientes y familiares abrían a ella su alma y le relataban sus historias de sufrimiento.

"Vi que escuchar ayuda a aliviar el sufrimiento, pero a menudo sentía que necesitaba otras herramientas para poder ayudar mejor", explica a Vatican News.

Estaba estudiando Teología cuando su directora de tesis le animó a continuar indagando en la Psicología y dedicó cuatro años de investigación en el Instituto de Psicología. Aquel periodo le abrió las puertas para trabajar como psicoterapeuta y comenzó a recibir pacientes víctimas de abusos sexuales y otros traumas complejos.

Buscando cómo ayudar, Theresien descubrió el método EMDR. La página oficial de este sistema en España lo define como un método de probada eficacia en el tratamiento de los traumas, estrés postraumático, ansiedad o depresión, ayudando al cerebro a procesar los recuerdos y agilizar la sanación. La religiosa destaca los "traumas de catástrofe", situaciones como accidentes de tráfico, terremotos o conflictos bélicos que hacen correr graves peligros o riesgos.

Completada su formación y firme en su vocación, una de las primeras ocasiones en que Theresien pudo poner en práctica sus capacidades fue en el tornado que asoló República Checa. El balance, cientos de heridos y al menos cinco muertos entre rachas de vientos de 300 kilómetros por hora.

Así fue el tornado que asoló República Checa y no frenó a la vocación de ayuda de la hermana Theresien.

Siguiendo el ejemplo de las predecesoras de su Congregación tras la Guerra de los 30 Años, no lo pensó dos veces y se trasladó con varios colegas para "trabajar sobre el terreno". Allí adquirio experiencia en el trato grupal, ante la dificultad de poder realizar sesiones individuales en este tipo de situaciones.

"Todo esto nos preparó para la guerra en Ucrania", afirma. Una semana después del estallido, algunos compañeros de la Asociación EMDR de todo Europa se coordinaron para impartir cursos de formación en este sistema, llegando a formar a más de 1.500 personas para ayudar en plena guerra.

Desde entonces, la religiosa ha puesto sus capacidades al servicio de los heridos y afectados por el conflicto y pese al horror, también extrae no pocos resultados positivos.

"En este momento terrible y difícil, también experimentamos la cercanía, la solidaridad y la ternura que podíamos darnos unos a otros. Fue una bonita experiencia a nivel humano porque experimentamos que, si nos enfrentamos a algo difícil, somos capaces de ayudarnos unos a otros. Esto también puede hacer crecer flores de bondad y belleza en las situaciones difíciles por las que pasamos", afirma Theresien.

Sor Theresien, junto con algunos de sus colegas,  Ignazio Jarero, Oxana Nakonechna, Lucy Artigas y Zuzana Čepelíková.