Blanca Gracia Gutíerrez es una joven médico intensivista que trabaja en dos hospitales de Madrid y que está siendo testigo directo del sufrimiento que está provocando el coronavirus en miles de personas.

Católica y comprometida en la Comunidad de Vida Cristiana Padre Arrupe del barrio madrileño de La Ventilla, esta doctora que trabaja de manera incansable estos días para salvar vidas se encomienda también a su fe para ayudar a los demás.

"Sensación de ir a la guerra"

En una entrevista con Silvia Rozas para la revista Ecclesia, Blanca Gracia que “hay tal cantidad de personas que necesitan estar en UCI, que estamos colapsados. El pronóstico de aquellas personas mayores y con enfermedades previas, es nefasto”.

De hecho, confiesa que “ahora mismo me veo desbordada de cantidad de pacientes que ver por día, muy sola, porque no hay tiempo de compartir dudas o información con los compañeros (…) Me siento con mucha responsabilidad y con sensación de ir a la guerra… cada día hay que desestimar a alguien para ir a UCI, alguien que, quizás en otra circunstancia, sí entraría”.

Esta joven médico afirma que una de las cosas más duras que está teniendo que hacer es “tener que informar a sus familiares por teléfono… [silencio]. Tengo que decir que las familias son muy comprensivas. Cuando informas a la familia que tienes que entubar al paciente, hay algunas que te dicen: Muchas gracias por todo el trabajo que haces. Yo estoy admirada y me sobrecoge esta situación”.

"Quienes tenemos la fuerza de Dios somos unos afortunados"

Para poder afrontar esta situación límite, Blanca se apoya en su fe. “La verdad es que quienes tenemos la fuerza de Dios somos unos afortunados. Cuando me piden que rece por ellos, lo hago y les digo que ellos también recen. Como si se lo estuviera diciendo yo misma a Dios, o como si Jesús estuviera hablando con el paciente. Son los últimos minutos que estará consciente, así que intento tratarle como si fuera el padre de mi mejor amiga e intento explicar las cosas de la manera más llana posible, pero dejando claro que lo que hacemos tiene una evidencia científica detrás”, relata esta joven.

Agotada física y psicológicamente, descansar no es sencillo, aunque descansar en el Señor es lo que la consuela y da fuerzas para seguir luchando sin cuarte. De este modo, Blanca afirma que “ahora mismo es necesaria la mejor versión de mi persona. Y lo mejor ahora mismo es estudiar al llegar a casa y ver lo que a los demás países les está yendo mejor. Leo las novedades que salen cada día de italianos, de chinos, el último protocolo que ha sacado el hospital de referencia de mi ciudad o hablando con colegas de otros hospitales para ver cómo lo llevan ellos… Los momentos de desconexión son, realmente, de reconexión conmigo misma. Reconozco que estoy tan agotada que me cuesta rezar, me cuesta el silencio… lo que me sale es ponerme a llorar. Así que para descansar me pongo música, me conecto a algunas oraciones por Instagram, participo en algún concierto, leo alguna oración que me han enviado. Se trata, para mí, de descansar en el Señor y dar gracias por algo del día”.

"Al final todo depende de Dios"

Por ello, a Dios le pide “que se acabe esto ya, y que esto nos sirva para algo, es lo más importante”.

Blanca recuerda que “toda la vida ha habido grandes epidemias. Que no nos creamos que somos dios y que podemos con todo. Que la gente no se crea que por tener dinero o muchos medios nos vamos a salvar. Porque no. Nos tiene que ayudar a no creernos dioses, a no creer que podemos dominar todo. Porque al final, todo depende de Dios, somos limitados porque somos humanos. A todos se nos olvida. Y creemos que podemos hacer de todo con la vida. Por eso, es tiempo de replantearse la vida, darse cuenta que hay que cuidar de todo el mundo, del planeta, reflexionar… Y para los médicos también, no juguemos a ser dioses. Todo esto nos ayuda a ser más humildes. Nos está dando a todos una lección de humildad muy grande. Valorar las cosas importantes. Ahora mismo trabajamos en los hospitales codo a codo, en fraternidad. Yo cada día aprendo algo nuevo y salgo cansada, pero dando gracias. Es muy duro lo que estamos viviendo, pero intento vivirlo desde Dios. Esto me ayuda a tener alegría y profundidad”.

En este momento concreto, Blanca asegura sentirse sostenida por su familia y su comunidad. “Recibo cientos de mensajes al día de ánimo, de alivio, de oración, de impulso. Solo puedo dar gracias a Dios por sentirme así ahora mismo. Hay días que lloro muchísimo, pero quiero dar la mejor versión de mí misma”, concluye.