Francisco ofició este domingo al aire libre, en la parroquia de Santa María Consoladora del barrio romano de Casal Bertone, la misa de la festividad del Corpus Christi (Corpus Domini en Italia). Tras la celebración tuvo lugar la procesión de la Custodia por las calles próximas, hasta concluir en la bendición con el Santísimo que impartió el mismo Papa.

Las lecturas del dia "nos ayudan a reescubrir dos verbos sencillos pero esenciales para la vida diaria", dijo en su homilía: "Decir y dar".

Un "decir", precisó, que es "bendecir" en las Escrituras: "¿Por qué bendecir hace bien? Porque es transformar la palabra en don. Cuando se bendice, no se hace algo para uno mismo, sino para los demás... Ben-decir es decir-bien, decir con amor".

El Papa recordó que somos bendecidos en el Bautismo, que "la Eucaristía es una escuela de bendición", y que "vamos a Misa con la certeza de ser bendecidos por el Señor y de salir, por nuestra parte, para bendecir, para ser canales del bien en el mundo".

"Es triste, por el contrario, ver con cuánta facilidad hoy se hace lo contrario: se maldice, se desprecia, se insulta... A menudo, desgraciadamente, quien más grita y grita más fuerte, quien parece más enrabietado, parece tener razón y ser apoyado. No nos dejemos contagiar de la arrogancia, no nos dejemos invadir por la amargura", dijo el Papa para concluir esta parte.

Porque luego está la segunda palabra, "dar", que refirió al milagro de la multiplicación de los panes y los peces que cuenta el Evangelio del día. "El verbo de Jesús no es tener, sino dar", precisó. Y en ese milagro, como en la Eucaristía, vemos que "la omnipotencia de Dios es una omnipotencia humilde, hecha solo de amor. Y el amor hace grandes cosas con las pequeñas cosas", como en el caso de la Eucaristía, Dios bajo las apariencias de pan: "La Eucaristía que recibimos nos transmite la mentalidad de Dios. Nos lleva a darnos a los demás. La Eucaristía es el antídoto contra el 'lo siento, pero no me concierne', contra el 'no tengo tiempo, no puedo, no es asunto mío'. Contra el mirar para otra parte".

La festividad del Corpus y las procesiones del Corpus, concluyó, nos recuerdan que "el Señor viene a nuestras calles para ben-decir, para decir bien de nosotros y para darnos coraje a nosotros. Y también nos pide a nosotros que seamos bendición y don".