El Papa Francisco inició este miércoles un nuevo ciclo de catequesis que impartirá durante las audiencias generales y que centrará en la figura de San José, cuyo Año Jubilar se está celebrando en estos momentos. De este modo, el Santo Padre puso a San José como guía para superar la “crisis global” que el mundo está sufriendo en la actualidad.

Fue el 8 de diciembre de 1870 el Papa Pío IX proclamó a San José como patrono de la Iglesia universal y por ello el pasado 2020 –indicó Francisco- “a 150 años de aquel evento estamos viviendo un año especial dedicado a San José”.

En su opinión, en este tiempo marcado por “una crisis global de diversos elementos” la figura de San José “puede sernos de ayuda, de consuelo y de guía”.

En hebreo el nombre de José significa “Dios acreciente Dios haga crecer”, explicó el Papa. Y san José es –según Francisco- “un hombre lleno de fe en Dios, en su providencia. Toda acción suya narrada en el Evangelio está marcada por la certeza de que Dios hace crecer, que aumenta, añade. Es decir, que Dios se encarga de hacer avanzar su plan de salvación”.

Además, Francisco destacó que no fue casualidad que Jesús naciera en Belén y creciera en Nazaret. “El hijo de Dios no elige Jerusalén como lugar de su encarnación, sino Belén y Nazaret, dos pueblos periféricos alejados de los clamores de la historia y del poder”, incide el Papa.

Por tanto, esta elección de Belén y Nazaret quieren decir que “la periferia y la marginalidad son predilectas de Dios. No tomar en serio esta realidad equivale a no tomar en serio el Evangelio y la obra de Dios que continúa manifestándose en las periferias geográficas y existenciales”.

Siguiendo con esta argumentación Francisco explicaba a los fieles presentes en la Audiencia que “Jesús siempre acude a las periferias, y esto nos debe dar mucha confianza, porque el Señor conoce las periferias de nuestro corazón, las periferias de nuestra alma, las periferias de nuestra sociedad, de nuestra ciudad, de nuestra familia. Es decir, esa parte un poco oscura que nosotros no mostramos, tal vez por vergüenza”.

El Pontífice recordó que a día de hoy “existe un centro y una periferia” por lo que la Iglesia “está llamada a llamar y anunciar la buena noticia a partir de las periferias”.

“José, que es un carpintero de Nazaret que se fía del proyecto de Dios en la joven esposa con la que se ha prometido, recuerda a la Iglesia que debe fijar la mirada en aquello que el mundo ignora de forma deliberada”, dijo Francisco.

Es más, San José –concluyó el Papa- “nos recuerda a cada uno de nosotros que se debe dar importancia a aquello que los demás descartan. En ese sentido, es un verdadero maestro de lo esencial: nos recuerda que aquello que verdaderamente vale no llama nuestra atención, pero exige un paciente discernimiento para pueda descubrirse y ponerse en valor”.