Este viernes a las cuatro de la tarde, acompañado por Monseñor Rino Fisichella, Presidente del Consejo para la Nueva Evangelización, el Papa visitó, como suele hace, sin previo aviso, la “Casa de Leda”, en el barrio EUR, de Roma. Se trata de otra visita de los Viernes de Misericordia, queridos por el Papa Francisco, signo de cercanía a realidades difíciles, que viven la exclusión y marginación.
 
La residencia se encuentra, en una bella zona residencial, rodeada de jardines, y fue incautada por las autoridades al crimen organizado organizada. Actualmente hospeda un hogar protegido, para mujeres detenidas, con hijos menores.
 

El Papa fue recibido con estupor por las mamás, por los pequeños y por el personal que en esos momentos se encontraba de turno.
 
Desde marzo del año pasado, la organización de la casa corre a cargo de la cooperativa social ‘Cecilia Onlus’, acoge a madres detenidas por crímenes menores, a las que se les reconoce la capacidad parental, por lo que pueden proseguir su periodo de detención, con sus hijos en este hogar de acogida.
 
En la actualidad, viven allí cinco jóvenes mamás, entre los 25 y 30 años de edad, con sus niños. Algunas de etnia romaní, una egipcia y una italiana. Acompañan siempre a las mamás detenidas operadores, educadores y voluntarios, provenientes de la asociación ‘A Roma insieme’. En dicho proyecto colaboran asimismo otras asociaciones para ayudar en situaciones de malestar social. Como ‘P.I.D’ – sigla en italiano de Pronto Intervento Disagio Societa’ – Cooperativa Sociale Onlus’ y la ‘Asociación Ain Karim’.
 
También prestan servicio en la misma estructura personas culpables de delitos leves, que no prevén detención y que pueden enmendar su pena desarrollando trabajos útiles para la sociedad.
 

El Papa Francisco conversó con las mamás y con las personas que prestan su servicio en la estructura y jugó con los pequeños, ofreciendo como regalo grandes huevos de pascua, que los niños recibieron con mucha alegría, invitándolo a merendar con ellos.
 
Por su parte, las mamás quisieron entregarle al Santo Padre un pequeño regalo, producto de las diversas actividades que desarrollan en el mencionado hogar. Al tiempo que le presentaron la espléndida oportunidad que se les brinda de poder crecer a sus hijos, a pesar de tantas dificultades.
 
En efecto, la permanencia en esta estructura permite a las mamás acompañar a sus pequeños a la escuela, así como ir a recogerlos, además de desarrollar actividades útiles para aprender a algún oficio, de cara a una reinserción en el mundo del trabajo y en la sociedad.
 
Este tipo de estructura es la primera en Italia y hasta el momento la única con estas características. El responsable, el Doctor Lillo Di Mauro, presentó al Papa los esfuerzos cumplidos para realizar esa estructura, con la importancia de restituir a la sociedad un espacio recalificado y, al mismo tiempo, desarrollar un proyecto de civilización y de gran humanidad.
 
El Santo Padre dejó algunos presentes a las jóvenes mamás, entre los cuales, un pergamino firmado en recuerdo de su visita. A las cinco de la tarde, emprendió su regreso a la Casa de Santa Marta, en el Vaticano.