El Papa Francisco ha hecho una primera valoración del triunfo de Donald Trump en Estados Unidos y la ha centrado en la repercusión que puede tener en los más pobres y en los inmigrantes. Y lo ha hecho a través de una nueva entrevista con Eugenio Scalfari en La Reppublica en la que también ha abordado otra serie de cuestiones como la inmigración, movimientos populares y la persecución a los cristianos.

Preguntado sobre qué piensa del nuevo presidente de los Estados Unidos, Francisco ha afirmado que “yo no juzgo a las personas y a los políticos, quiero entender el sufrimiento que su modo de proceder puede causar a los pobres y a los excluidos”.

De este modo, el Papa dijo que sus principales preocupaciones en este momento tras la victoria de Trump son “la de los refugiados y los inmigrantes”. “El dinero está en contra de los pobres, además de contra los inmigrantes y los refugiados, pero también hay pobres en los países ricos que temen la aceptación de sus similares que vienen de otros países pobres”, indicó Francisco. 

Para él, esto “es un círculo vicioso y debe ser detenido. Hay que derribar los muros que dividen: intentar aumentar el bienestar y extenderlo, pero para lograr este resultado debemos romper esos muros y construir puentes que permitan disminuir la desigualdad y aumentar la libertad y los derechos. Más derechos y más libertad”.

El Papa también quiso aclarar ciertos mensajes que se dicen de él y preguntado si su discurso en favor de los pobres y excluidos no lleva al ideal de una sociedad marxista, Francisco dijo que “son los comunistas los que piensan como los cristianos”. “Cristo habló de una sociedad en la que los pobres, los débiles, los marginados, podrán decidir. No los demagogos, no Barrabás, pero sí la gente, los pobres, los que tienen fe en el Dios trascendente y lo que no, son ellos los que deben ayudar a lograr la igualdad y la libertad”




-Yo no juzgo a las personas y a los políticos, quiero entender el sufrimiento que su modo de proceder puede causar a los pobres y a los excluidos.


-La de los refugiados y los inmigrantes. En poca parte cristianos, pero esto no significa que no nos concierne, su sufrimiento y su angustia. Las causas son muchas y hacemos lo posible para acabar con ellas. Pero, por desgracia, muchas veces solamente se opone la población que teme quedarse sin trabajo o que se reduzca su salario. El dinero está en contra de los pobres, además de contra los inmigrantes y los refugiados, pero también hay pobres en los países ricos que temen la aceptación de sus similares que vienen de otros países pobres.

Es un círculo vicioso y debe ser detenido. Hay que derribar los muros que dividen: intentar aumentar el bienestar y extenderlo, pero para lograr este resultado debemos romper esos muros y construir puentes que permitan disminuir la desigualdad y aumentar la libertad y los derechos. Más derechos y más libertad.


-Uno de los fenómenos que fomentan las desigualdades es el movimiento de muchos pueblos de un país a otro, de un continente a otro. Después de dos, tres, cuatro generaciones, estos pueblos se integran y su diversidad tiende a desaparecer por completo.

El Papa rezó en la frontera entre México y Estados Unidos por las víctimas de la inmigración


-Bravo, es la palabra correcta. No sé si va a ser universal, pero estará de todas formas más extendido que hoy. Lo que queremos es la lucha contra la desigualdad, este es el mayor mal que existe en el mundo. Y’el dinero que la crea y está en contra de las medidas que tienden a nivelar el bienestar y promover así la igualdad.


-Son los comunistas los que piensan como los cristianos. Cristo habló de una sociedad en la que los pobres, los débiles, los marginados, podrían decidir. No los demagogos, no Barrabás, pero sí la gente, los pobres, los que tienen fe en el Dios trascendente y los que no, son ellos los que deben ayudar a lograr la igualdad y la libertad.


-Sí, lo es. No las disputas por el poder, el egoísmo, la demagogia, el dinero, pero sí la buena política, creativa, las grandes visiones. Lo que Aristóteles escribió en su obra.


-Sí, lo he mencionado porque lo admiro.

Pienso que es apropiado recordar una cita suya para quien lea esto: “Cuando te elevas al nivel del amor, de su gran belleza y poder, lo único que tienes que hacer es derrotar a los malos sistemas. Las personas que están atrapadas en ese sistema que los ama, y tratan de derrotar a ese sistema: el odio por el odio sólo intensifica la existencia del odio y del mal en el universo. Si yo te golpeo y tú me golpeas, y yo te devuelvo el golpe y tú me lo devuelves, y así sucesivamente, es algo que continuará para siempre. Alguien en algún momento tiene que tener un poco de sentido común y es esta la persona fuerte, capaz de romper la cadena del odio, la cadena del mal.


-Nunca he pensado acerca de la guerra y las armas. Serán los cristianos martirizados como está ocurriendo en la mayor parte del mundo a manos de fundamentalistas y terroristas ejecutores del ISIS. Eso es horrible y los cristianos son las víctimas.

El Papa siempre ha tenido un recuerdo muy especial por los cristianos perseguidos


-Bueno, no son este tipo de conflictos lo que los movimientos populares cristianos realizan. Nosotros, los cristianos siempre hemos sido mártires, sin embargo, nuestra fe lo largo de los siglos ha conquistado gran parte del mundo. Es verdad que ha habido guerras apoyadas por la Iglesia contra otras religiones e incluso ha habido guerras dentro de nuestra religión. La más cruel fue la matanza de San Bartolomé y desafortunadamente hubo muchas otras parecidas. Muchas veces se antepone el poder temporal a la fe y la piedad.


-Ahora se olvidan de que existe también el amor. A menudo el amor ha vencido muchos conflictos. Los católicos son un billón y medio, los protestantes de varias denominaciones ochocientos millones; los ortodoxos son trescientos mil, y pocos son los anglicanos o coptos. Todos ellos incluidos, los cristianos alcanzan los dos mil quinientos millones de creyentes y tal vez más. ¿Toman las armas y crean guerras? No. ¿Son mártires? Sí.
 

Hemos extendido la fe siguiendo el ejemplo de Jesucristo. Él era el mártir de los mártires y de la humanidad y lanzó la semilla de la fe. La política orientada a los pobres, a la igualdad y a la libertad es diferente de la fe y hay muchas personas pobres que no tienen fe. Tienen, sin embargo las necesidades urgentes y vitales, y hay que apoyarlos como vamos a apoyar a todos los demás.


-No diría adversarios. La fe nos une a todos. Naturalmente, cada uno de nosotros vemos las mismas cosas de manera diferente; objetivamente la imagen es la misma, pero subjetivamente es diferente.

Entrevista traducida al castellano por Almudena Martínez-Bordiu en Infovaticana