El Papa Francisco realizó este domingo por la tarde una visita por sorpresa al evento “Villagio per la Terra, lavorare sempre per trasformare i deserti in foreste” (Un campus en favor de la Tierra, trabajar siempre para transformar los desiertos en bosques) que se realiza en Roma en la Villa Borghese, uno de los parques centrales de la urbe.

Acompañado por el sustituto de la Secretaría de Estado para los asuntos generales, monseñor Becciu, el Santo Padre acudió a la ‘Mariápolis’ del Movimiento de los Focolares (www.focolare.org) con motivo de la Jornada Internacional de la Tierra. 

Fue recibido por la presidenta de los Focolares, María Voce y por el presidente de Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, monseñor Rino Fisichella.

El Santo Padre respondió así a la invitación que le hicieron los organizadores, visto su empeño en la defensa de la creación, explicado en la encíclica Laudato Si’.

En el stand que estaba a cargo del Movimiento de los Focolares le explicaron al Papa la iniciativa, acompañada por los testimonios de algunas personas empeñadas en obras de misericordia.

El Santo Padre les entregó la hoja con el discurso escrito que había preparado para la ocasión, y tomando el micrófono improvisó algunas palabras.

“He pensado que esta gente transforma el desierto en bosques”. Y señalo que los bosques son un poco como la vida, “llena de árboles verdes pero demasiado desordenada”.

Añadió que hoy “hay tantos desiertos en las vidas de las personas, que no tienen futuro porque siempre están los prejuicios, el miedo”. Y este trabajo de cambiar los desiertos en bosques “es un milagro”, dijo.

Y les animó: “¡vayan así adelante!”, aunque no haya un plan bien definido, porque la vida es así. Es como el arquero que tienen que atajar donde le tiran. También porque “quien no arriesga nunca conocerá la realidad. Es necesario acercarse pero es un riesgo y una oportunidad”.

Nunca hay que girarse para no ver los conflictos, dijo, en cambio es necesario “tomarlos en la mano y resolverlo”.