Editorial Romana ha publicado en las últimas semanas dos libros elegantes, de unas cien páginas cada uno, que acercan al lector al pensamiento del Papa Francisco en estos tiempos de crisis e incertidumbre, con sus reflexiones sobre el poder de la confianza en Dios (expresado en el Señor que calma la tormenta) y la necesidad de confiar y apoyarnos en Él para evitar naufragar.

La vida después de la pandemia

Uno de esos libros es La vida después de la pandemia, que recoge diversos discursos y homilías del Papa Francisco durante el primer año de pandemia, incluyendo su extraordinaria oración en la Plaza de San Pedro el 27 de marzo de 2020, su videomensaje a las Naciones Unidas pidiendo una sociedad más fraterna, su discurso al Cuerpo Diplomático durante la pandemia y la entrevista que concedió a la versión española de la revista Il mio Papa.

El principio básico de este libro ha resonado ya muchas veces: "De una crisis no se sale igual; o salimos mejores, o salimos peores. El modo en que salgamos depende de las decisiones que tomemos durante la crisis", proclamó el Pontífice. Y otro de sus lemas: "ninguno se va a salvar por sí solo".

El cardenal Michael Czerny, que trabaja el tema de los migrantes desde el Dicasterio para el Desarrollo Integral, ha destilado en el prólogo del libro 6 grandes enseñanzas del Papa en plena crisis, en aquella oración memorable:

- hay que escuchar, afrontar el viento y el silencio, la oscuridad y la lluvia, "que lo que estamos viviendo nos preocupe"

- reconocer "que no somos autosuficientes, y por tanto encomendarnos a Dios"

- dialogar con Dios, contemplando el Cuerpo de Cristo, "para ser permeados por su modo de obrar"

- aprender de Jesús y su Cruz, para abrazar los sentimientos de muchos

- dejar que la salvación entre en el mundo a través de nuestra fragilidad

- tener a María como "Estrella en el mar tempestuoso", con su sí y su disponibilidad

Desde esta base teológica, y en el marco de la pandemia, el Papa puede dirigirse al mundo (por ejemplo, en el mensaje a Naciones Unidas) declarando: "la pandemia nos ha mostrado que no podemos vivir sin el otro, o peor aún, uno contra el otro".

Y en su mensaje a los embajadores del 8 de febrero, ante la tentación de diversos países de procurar sólo por ellos mismos, exhortó: "Hoy menos que nunca podemos pensar en valernos por nosotros mismos. Se necesitan iniciativas conjuntas y compartidas, incluso a nivel internacional, especialmente para apoyar el empleo y proteger a los sectores más pobres".

Sin Jesús no podemos hacer nada

El otro libro al que nos referimos es Sin Jesús no podemos hacer nada. Mediante una conversación con el periodista Gianni Valente, el Papa Francisco va desgranando su visión de la evangelización y el anuncio del Evangelio, en misiones en países lejanos o en el Occidente desencantado.

"Si la Iglesia no sale, se corrompe, se desnaturaliza, se convierte en otra cosa", recuerda Francisco. "Se convierte en una asociación espiritual. Una multinacional para lanzar iniciativas y mensajes de contenido ético-religioso. Nada malo, pero no es la Iglesia".

¿Cuál es el peligro de anunciar el Evangelio sin saber que todo depende de Dios? El peligro, dice, es que "se termina por domar a Cristo. Ya no das testimonio de aquello que hace Cristo, sino que hablas en nombre de una cierta idea de Cristo. Una idea poseída y domesticada por ti. Tú organizas las cosas, te conviertes en el pequeño empresario de la vida eclesial, donde todo sucede según un programa establecido, es decir, solo para ser seguido según las instrucciones. Pero el encuentro con Cristo no vuelve a ocurrir. El encuentro que te había tocado el corazón al principio ya no se repite".

Por eso, recomienda leer Hechos de los Apóstoles: "Los protagonistas de los Hechos de los Apóstoles no son los apóstoles. El protagonista es el Espíritu Santo".

Lo detalla más. "Los discípulos siempre llegan en segundo lugar, siempre vienen después del Espíritu Santo que actúa. Él prepara y trabaja los corazones. Altera sus planes".

Para evangelizar se necesita "salir y proclamar el Evangelio", que "presiona desde dentro, por amor, por atracción amorosa".

Más aún, "si Cristo te atrae, si te mueves y haces las cosas porque eres atraído por Cristo, otros lo notarán sin esfuerzo".

Por eso, la evangelización tiene una fecundidad misteriosa que no "no consiste en nuestras intenciones, nuestros métodos, nuestros impulsos y nuestras iniciativas, sino que descansa precisamente en este vértigo: el vértigo que se siente ante las palabras de Jesús cuando dice: “sin mí no podéis hacer nada”."

Ambos libros se complementan y pueden ser un buen alimento espiritual a medida que amaina la tormenta del coronavirus y nos planteamos, cada uno, dónde y cómo quiere Dios que le sirvamos en las nuevas circunstancias que vendrán.