El sábado pasado publicaba Europa Press como noticia que los «Objetores se retractan y no acuden al Tribunal de Estrasburgo para centrar sus esfuerzos en "despertar conciencias"». A pesar del palmario titular, la noticia recoge simplemente las declaraciones del abogado que representa a un grupo de padres objetores y expone su punto de vista sobre el conflicto.
 
No deja de ser curioso que la misma Europa Press recogiera el pasado 19 de marzo la noticia «Representantes de objetores piden en Estrasburgo medidas cautelares para eximir de la asistencia a las clases». Y es que, efectivamente, algunos padres objetores hemos presentado varios centenares de casos ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo hace poco más de dos meses.
 
Puestos al habla con el abogado autor de las declaraciones, declina hacer cualquier rectificación ante Europa Press que, cotejada su propia hemeroteca, rectifica horas después asegurando que los padres objetores representados por este abogado «no suponen la totalidad de este colectivo». Pero la noticia estaba ya difundida y muchos ciudadanos confusos ante un supuesto cambio de estrategia que daba por perdida la batalla judicial.
 
Este hecho no dejaría de ser una anécdota propia de la dinámica de los medios de comunicación si no fuera porque, a estas alturas, muchos padres objetores estamos ya cansados de que se tomen decisiones y se hagan manifestaciones en nuestro nombre por personas y entidades que se arrogan gratuitamente nuestra representación. Y es que, por si fuera poco hacer frente a un gobierno totalitario, a nadie se le escapa que, regularmente, recibimos una buena dosis de «fuego amigo» bajo la forma de manifestaciones públicas, sospechas o insinuaciones por parte de quienes hasta hace poco eran compañeros de fatigas en el movimiento objetor. ¿A quién benefician estas andanadas? Desde luego, no al movimiento objetor.
 
Parece -a los hechos me remito- que algunos no conciben que cada persona, y más en asuntos de conciencia, debe responder, acertada o equivocadamente, como le dicte su libérrimo saber y entender, con absoluta independencia y sin necesidad de solicitar consignas a quienes parecen encantados de mantener a la sociedad civil en una eterna y maleable minoría de edad.
 
El movimiento objetor está integrado por personas que, divergiendo en muchos aspectos, coincidimos en la defensa de la libertad de educación. Todas las estrategias para restablecer estas libertades son legítimas y bienvenidas. Lo que no es de recibo es emplear estrategias que sofoquen y perjudiquen la libre decisión de los demás. Y, sobre todo, es poco inteligente confundirse de enemigo cuando éste anda sobrado de medios y quienes le hacemos frente somos un puñado de padres que no tenemos otro interés que la defensa de las libertades.

*Padre objetor a Educación para la Ciudadanía