Agradezco a monseñor Sergio Buenanueva, actual obispo de San Francisco (Córdoba, Argentina), haber tuiteado en su cuenta, a propósito de la promulgación de la inicua ley del aborto en la República Argentina, el texto que sigue: "Yo rechazo el #aborto por muchas razones convergentes: humanas, éticas y racionales. Pero la más importante de todas es que creo en Dios creador y redentor. Nadie tiene derecho a pedirme que silencie el fundamento religioso de mi postura para participar en el debate público".

Nobleza obliga, sobre todo, cuando en otra oportunidad escribí una respuesta manifestando mi discrepancia sobre una de sus tesis en la columna Católicos y democracia.

Antes de entrar en tema, el contenido del tuit me recuerda un pensamiento del entonces cardenal Joseph Ratzinger en Informe de la Fe que, en este caso, no se cumple en el tuit citado: "Una cierta disminución de sentido de responsabilidad individual en algún obispo, y la delegación de sus poderes inalienables de pastor y maestro en favor de las estructuras de la Conferencia local, corren el riesgo de hacer caer en el anonimato lo que, por el contrario, debe ser siempre muy personal.  El grupo de los obispos unidos en las Conferencias depende, para sus decisiones, de otros grupos, de los expertos que elaboran los borradores previos.  Sucede también que la búsqueda del punto de encuentro entre las diversas tendencias, y el correspondiente esfuerzo de mediación, con frecuencia dan lugar a documentos achatados, en los que las posiciones concretas quedan atenuadas".

En primer lugar, me interesa resaltar la complementariedad entre las distintas miradas que plantea monseñor Buenanueva: la sobrenatural y la natural en sus distintas vertientes.

En segundo lugar, y ahora sí arribo al núcleo de mi reflexión: sin perder de vista las anteriores miradas complementarias, se ubica, últimamente, en la sobrenatural que, conviene recordar, es la que quiso imprimir Jesucristo a la misión de la Iglesia, su Esposa. Y, además, reafirma el lugar que, justificadamente, tiene el Evangelio de Jesucristo en la plaza pública.

Como se dice en la jerga de las redes sociales, pulgar arriba para monseñor Sergio Buenanueva.