El referéndum del aborto este viernes puso fin a la idea de una Irlanda católica, la Isla de los Santos.

En las edades oscuras, la Irlanda católica salvó la civilización de extinguirse y produjo numerosos misioneros y santos. Pero eso se acabó. No murió en una gran batalla, sino con un quejido. Años de persecuciones inglesas no pudieron quebrar a la católica Irlanda, pero en un tiempo mucho menor de apatía la fe más o menos se ha extinguido. Esta nación tenía un 87% de asistencia dominical a misa cuando yo era niño, pero el viernes votó 2 a 1 por legalizar el aborto. Todo un cambio.

Hay aquí muchos factores interrelacionados y no voy a profundizar en cada uno de ellos. Sin embargo, de esta tragedia podemos extraer varias lecciones. Más que lamentar el resultado, preguntémonos qué podemos aprender de él.

1. La apatía y la mundanidad pueden hacer más daño a la Iglesia que la persecución.

2. En la esfera pública, la Iglesia debe defender una moral, pero no una posición partidista (ya escribí al respecto sobre un ejemplo norteamericano).

3. La Iglesia tiene que ganarse para su causa a los líderes culturales. En esta votación, casi todos los líderes culturales excepto sacerdotes y obispos estaban en el otro lado.

Adaptado de Patheos.