Todavía no tiene un final la historia de la carta “personal” y “reservada” escrita el 7 de febrero por Benedicto XVI al prefecto de la Secretaría para la Comunicación, Dario Edoardo Viganò, dada a conocer parcialmente por éste último el 12 de marzo.

No sólo había en ella un párrafo clave omitido a propósito en el comunicado de prensa difundido por el mismo Viganò.

No sólo se hizo artificialmente ilegible el comienzo de este párrafo en la foto de la carta difundida por la secretaría de Viganò.

Hay más. El texto íntegro de la carta de Benedicto XVI que Settimo Cielo publicó el 13 de marzo en realidad no era toda la carta.

Entre el párrafo omitido en el comunicado de prensa y los saludos finales hay, efectivamente, otras líneas.



Se lo podía adivinar también solo observando la foto de la carta (ver arriba).

En efecto, entre las dos primeras líneas del párrafo hecho ilegible, en el fondo, en la primera hoja de la carta, y los saludos y la firma de Benedicto, en la mitad de la segunda hoja, hay un espacio demasiado grande para ser ocupado solamente por el final del párrafo omitido en el comunicado de prensa.

¿Qué había escrito también allí, que Viganò se cuidó de leer en público y se apresuró a cubrir muy bien en la foto, con los once opúsculos sobre la teología del papa Francisco?

[Lo omitido] era la explicación de por qué Benedicto XVI no había leído esos once opúsculos ni intentaría leerlos en el futuro, y en consecuencia de por qué se había rehusado a escribir “una breve y densa página teológica” de presentación y valoración de los mismos, pedida por Viganò.

El motivo aducido por Benedicto XVI en las líneas finales de su carta –nos dice una fuente incuestionable– es la presencia entre los autores de esos once opúsculos del teólogo aleman Peter Hünermann, quien ha sido crítico implacable tanto de Juan Pablo II como del mismo Joseph Ratzinger como teólogo y como Papa.

De Hünermann, profesor en la Universidad de Tubinga, se puede recordar que es autor, entre otras cosas, de un comentario del Concilio Vaticano II que está en las antípodas de la presentación de la interpretación ratzingeriana.
Es claro entonces que, a tenor de lo que escribe Benedicto XVI en la segunda mitad de su carta, también la primera mitad adquiere un nuevo significado, totalmente diferente del que Viganò pretendió acreditar en su mutilado y tendencioso comunicado de prensa.

Y mejor todavía se entendería lo que escribe allí Benedicto XVI sobre sí mismo y sobre el Papa Francisco, si se lo pudiese confrontar con la carta de Viganò a la que respondió.

Cuatro horas después de la publicación de este post [en Settimo Cielo, el blog de Sandro Magister], la Secretaría para la Comunicación presidida por Viganò ha  difundido el texto íntegro de la carta de Benedicto XVI.

A continuación presentamos la traducción de su parte final. (Ver abajo la carta en italiano.)

[…] por cuanto me esperan otros compromisos que ya he asumido.
Sólo al pasar quiero mostrar mi sorpresa por el hecho que entre los autores figure también el profesor Hünermann, quien durante mi pontificado se ha puesto en evidencia por haber encabeza iniciativas anti-papales. Él participó en forma relevante en el lanzamiento de la Kölner Erklärung [Declaración de Colonia], que en relación a la encíclica Veritatis splendor atacó en forma virulenta la autoridad magisterial del Papa, especialmente en cuestiones de teología moral. También la Europäische Theologengesellschaft [Sociedad Alemana de Teólogos] que él fundo fue inicialmente pensada por él como una organización en oposición al magisterio papal. Posteriormente, el sentir eclesial de muchos teólogos impidió esta orientación, convirtiendo a esa organización en un instrumento normal de encuentro entre teólogos.

Estoy seguro de que usted comprenderá mi negativa y lo saludo cordialmente.

Suyo
Benedicto XVI

Publicado en Settimo Cielo, el blog de Sandro Magister.