Estimado director [de La Nuova Bussola Quotidiana]:
 
Nunca hubiera pensado que, casi al final de mi servicio episcopal, tendría que intervenir para defender, ante políticos "católicos", los derechos inexorables e inquebrantables del Estado. Tenemos ante nosotros a políticos más o menos católicos que parecen ignorar los derechos y las competencias del Estado. 
 
Vayamos al ejemplo concreto: el Santo Padre Francisco ha intervenido reiteradamente denunciando que, también en Italia, en algunos lugares de acogida a los inmigrantes hay una situación análoga a la de los campos de concentración. Una acusación grave, por lo que las posibilidades son sólo dos: o esta denuncia, hecha en más de una ocasión, tiene fundamento y entonces los estadistas católicos deberían haberla apoyado, dando gracias al Santo Padre por hacerla y poniendo en marcha las acciones necesarias para superar esta situación; o bien, como tiendo a creer, las cosas no son así y entonces se deberían haber rechazado con firmeza dichas acusaciones. En cambio, la respuesta ha sido el silencio.
 
La defensa de las competencias del Estado es una responsabilidad inexorable de quien sirve al Estado, por lo que no puede permanecer callado. Ahora bien, creo que es fundamental que los políticos católicos den testimonio abiertamente de su dedicación al Estado, de su defensa de las competencias inquebrantables que el Estado tiene ante todos, incluidas las autoridades religiosas.
 
Soy tan anciano que recuerdo la maravillosa intervención que hizo Alcide De Gasperi ante el Papa Pío XII, un Papa que tenía una vastísima cultura teológica y una indiscutida e indiscutible autoridad pastoral y cultural. Esta intervención tuvo lugar cuando, según De Gasperi, el Pontífice había ido más allá de sus funciones y pretendía dar indicaciones netamente de partido para la gestión del Ayuntamiento de Roma. Pero no podemos olvidar que también han defendido la laicidad del Estado otras personalidades del mundo político, católico y no católico.
 
Creo que es muy importante que todas las partes tengan las cosas claras y, sobre todo, que quien tiene la responsabilidad del Estado asuma hasta el fondo dicha responsabilidad. La claridad es necesaria: la claridad en las tareas y las funciones, en los límites y las responsabilidades. Sin esta claridad, todo es caos.
 
Te agradezco tu hospitalidad, pero me parece que es muy importante, y a la vez grave, que sea una determinada autoridad eclesiástica la que defienda los derechos del Estado. Te saludo con afecto y gratitud, sobre todo por la incomparable defensa de los derechos de Dios, de la Iglesia y del  hombre que buscas conseguir a diario con La Nuova Bussola Quotidiana.
 
Monseñor Luigi Negri es el arzobispo saliente de Ferrara-Comacchio (Italia).

Publicado en La Nuova Bussola Quotidiana.
Traducción de Helena Faccia Serrano (diócesis de Alcalá de Henares).