A los ojos de este mundo, Rafa Lozano ha muerto este lunes. A los ojos de todos los que le queremos, Rafa ha nacido a la Vida este lunes. Y lo ha hecho de la manera más fecunda, atrayendo hacia Dios a cientos de personas.
 
Conocí a Rafa hace unos 25 años, cuando los dos éramos Jóvenes Provida que nos rebelábamos contra una sociedad que consentía la ignominia del aborto provocado. Rafa tenía en la sangre la defensa de los más inocentes e indefensos, y, desde entonces, nunca ha dejado de luchar por ellos. Me gustaría dar dimensión a esta realidad con las palabras de Don Gonzalo Moreno, sacerdote e íntimo amigo de Rafa, que, en los últimos días de su vida, con él postrado por el cáncer que lo ha consumido, sintió que en esa estancia había una muchedumbre de intercesores en su favor; se trataba de todas las almas de aquellos niños por los que Rafa había luchado durante su vida. En este mundo nos cuesta mucho comprender el poder de la Comunión de los Santos.
 
Rafa es un santo normal, y digo esto persuadido de que, en este momento, está con los ojos entreabiertos acostumbrándose al fulgor del rostro de Cristo. Es un santo normal porque, sin ningún tipo de estridencia, él, junto a Lola, ha entregado su vida a Cristo incondicionalmente, y, más allá de todas sus debilidades, miedos, pecados o miserias, ha dejado que Cristo, a través de él, llegue con su misericordia a miles de personas.
 
Los frutos de su vida han sido apabullantes. Sólo voy a referirme a los más importantes. En primer lugar, su lucha a favor de la vida le llevó a idear, con el concurso de Benigno Blanco, la Fundación Red Madre. De esto hace nueve años, y, en la actualidad, contamos con más de 40 asociaciones Red Madre repartidas por toda España, que, desde su creación, han atendido a más de 55.000 mujeres que necesitaban ayuda para poder traer a sus hijos a este mundo. Rafa ha continuado hasta el final en su compromiso como Director de Red Madre Madrid. En segundo lugar, los cientos de personas que ha acercado a Dios a través de las peregrinaciones que ha organizado a Medjugorje y de los grupos de oración que con total generosidad se han organizado en su casa. En tercer lugar, su preciosa labor junto a Lola como director del  Centro de Orientación Familiar Juan Pablo II; en el último año atendieron a más de 80 matrimonios a superar sus dificultades. Y, por último, el más importante de sus frutos, sus seis hijos, Carlota, Marta, Elena, Álvaro, Tomás y Jaime, que nos han dado a todos una impresionante lección de amor, de esperanza y de fe que es una promesa de que continuarán la labor de su padre haciendo el bien a los demás y acercando a todos a Cristo. Y todo esto lo ha hecho junto a Lola, quien es también partícipe de todos estos frutos.
 
En resumen, en mi adolescencia y juventud tuve personas que fueron mis referentes y a los que traté de parecerme. En mi madurez, Rafa es para mí un ejemplo a quien me quiero parecer.