Cuando ahora se cumplen 25 años de la Carta que Juan Pablo II escribió a las mujeres, uno de los debates culturales más interesantes se está produciendo entre el movimiento feminista y la ideología «queer». Hace un par de semanas, la presidenta del Partido Feminista de España, Lidia Falcón, se refería a unas declaraciones de una líder de Podemos en las que aseguraba que con la ley «trans» ya no se mencionarían en los textos legales las categorías de mujer ni hombre, ni padre ni madre. Ahora serían «progenitores gestantes» y «progenitores no gestantes».

Lidia Falcón calificaba de «engrudo ideológico» a la teoría del género para añadir que le sorprendía que los partidos hayan aceptado los disparates «que han introducido y difundido el lobby trans tanto en el seno del Movimiento Feminista como –y es lo peor– en la legislación autonómica que se ha ido aprobando por mayorías absolutas e incluso por consenso entre todas las formaciones políticas. Mediante las cuales el sexo biológico no existe y es la decisión de la persona la que determina ser mujer u hombre, y permite cambiar legalmente la partida de nacimiento y el documento de identidad para atribuirle un nuevo sexo, y por tanto un papel diferente en nuestra sociedad». En lenguaje feminista se diría que si se suprimen las categorías sexuales y se sustituyen por las de género, se borra a las mujeres y se las convierte en un producto de su propia opresión.

Otras cuestiones en ebullición dentro del feminismo son la prostitución, la pornografía y los vientres de alquiler. Respecto a la primera, la mayoría se muestra favorable a la abolición, frente a las que apuestan por la legalización. Para el feminismo tradicional, la pornografía es una escuela de violencia contra las mujeres y el ejemplo de cosificación y denigración de la mujer en una cultura machista. Y respecto a los vientres de alquiler, la mayoría considera esta práctica como denigratoria para las mujeres, además de una forma de explotación de los pobres. Como se puede comprobar, no son pocas las coincidencias entre ciertos feminismos y lo que dice la Iglesia.

Publicado en ABC.