Si fuésemos capaces de prescindir de nuestro prejuicios ideológicos, y prestáramos atención a los datos puros y duros que aporta la realidad del aborto, transcurridos ya 30 años de su implantación en el conjunto de los países europeos, sin duda cambiaría de forma radical la mentalidad de quienes todavía en España siguen defendiendo la supuesta bondad del aborto, mentalidad que de hecho ha venido cambiando en los últimos años.

Ya casi nadie niega el dato científico relativo a la especie humana a que pertenece el concebido en el vientre de una madre humana; se acepta por parte de todos que el aborto representa en todos los casos un doloroso drama para la mujer que lo practica y un grave fracaso social; ni siquiera los psicólogos de las mismas clínicas abortivas niegan las secuelas derivadas del aborto que han de sufrir las mujeres, haciendo constar la necesidad de su presencia en dichas clínicas para tratar de prevenir esas secuelas; tampoco niega nadie que la mujer que aborta lo hace en la inmensa mayoría de los casos forzadas, en su condición de vulnerabilidad y riesgo de exclusión social, por las presiones de diverso tipo que sufren cuando se quedan embarazadas.

Pero muchos proabortistas siguen defendiendo una supuesta bondad de la libre práctica del aborto para aquellas madres que deciden abortar. Y los datos en este sentido contradicen de nuevo ese falacia, ese prejuicio ideológico consistente en pensar que las mujeres que abortan lo hacen libremente, sin que medien condiciones adversas y presiones de diverso tipo que las aboquen a ello.

En el Estudio comparativo realizado por RedMadre sobre las políticas de apoyo a la maternidad en el conjunto de Europa, se constató que España está a la cola en Europa en políticas de apoyo a las madres embarazadas. En un nuevo estudio realizado sobre los datos oficiales aportados por el Ministerio de Sanidad, y los datos oficiales del resto de países europeos, se constata que mientras en España se ha triplicado prácticamente el número de aborto en los últimos veinte años, en el conjunto de los países europeos se ha reducido paulatinamente más de la mitad, como consecuencia de la sucesiva implementación de eficaces políticas de apoyo a la maternidad.

Las mujeres están castigadas en España por el hecho de quedarse embarazadas, y las que más sufren ese castigo son las mujeres vulnerables y con riesgo de exclusión social. Los proabortistas no les hacen ningún favor y demuestran no sólo desconocer los datos de esa trágica realidad para cada uno de los concebidos y sus madres que se ven impelidas a abortar, sino la brutal injusticia social que se realiza contra ellas, y que los proabortistas quisieran perpetuar con el ánimo de imponer sus irracionales tesis de puro corte ideológico.

Antonio Torres
Presidente RedMadre