Queridas madres españolas, está muy cercano el día en que el conjunto de la sociedad civil y su clase política, os tendremos que pedir públicamente perdón por haberos mantenido durante largos años en la más absoluta soledad y abandono, cuando como fruto de vuestro embarazo os encontrasteis en condiciones de vulnerabilidad y riesgo real de exclusión social.

Los políticos de los partidos que han gobernado el país, con mayorías absolutas en algunas ocasiones, os tendrán que pedir perdón por haber legislado en flagrante detrimento de la vida y la maternidad o por haber mantenido esas mismas leyes espurias que, -a los datos oficiales basta remitirse-, han permitido el inmenso drama humano de más de un millón y medio de mujeres y sus hijos que han padecido un aborto.

Los españoles os tendremos que pedir perdón por nuestra indiferencia, insensibilidad y pereza, a la hora de hacer valer nuestra voz y por la omisión de esos poderosos granitos de arena que podrían haber revertido una injusticia que siempre ha sido dramática para vosotras, vuestros hijos y el bien común en España. Os tendremos que pedir perdón por vuestro dolor porque, cualquiera que fuese la decisión que tomasteis, muchas veces fue desde la más radical soledad y abandono.

Y por otra parte, habremos todos de dar las gracias por el esfuerzo y perseverancia de unos poquitos españoles que, también en la más absoluta soledad, durante muchos años han mantenido viva una luminosa llama en defensa de la vida y la maternidad, contribuyendo a apoyar y consolar a muchas madres y salvar muchas vidas, transformando poco a poco la mentalidad de la inmensa mayoría de ciudadanos que, consciente o inconscientemente, se habían plegado a los presupuestos de una cultura llamada de la muerte, que impuesta por unos pocos parecía haber triunfado definitivamente ante la pasividad de casi todos.

Y gracias a esas semillas, a la paulatina contribución de cada vez más granitos de arena y al consecuente y progresivo cambio de mentalidad, hace unos días se comprometió públicamente el actual Ministro de Justicia, a llevar en breve al Parlamento para su aprobación una ley que, además de otras muchas ventajas en favor de vuestros derechos y los de vuestros hijos, pondrá el acento en el apoyo a la maternidad para que nunca os volváis a sentir solas ni abandonadas.

La labor que ha venido realizando la Fundación RedMadre en España ha sido precisamente poner el acento en las ayudas y el apoyo a las madres, con resultados tan positivos como esperanzadores en todos los sentidos, al punto que la inmensa mayoría de las mamás que recibieron esos apoyos y ayuda no dudaron en seguir con sus embarazos, no conociéndose caso alguno en que su maternidad no haya sido y sea una permanente fuente de felicidad, alegría y esperanza, aún en los casos de inestabilidad económica, laboral y familiar.

Ninguna ley puede legitimar la muerte de un inocente en supuesto ni momento alguno, pero el paso de que se trata conforme a lo manifestado por el Ministro, constituye en efecto un paso de gigantes en el camino correcto hasta lograr un día que ninguna madre se sienta sola ni abandonada y ningún español desprotegido.

Por eso, queridas madres españolas y de otras nacionalidades, me adelanto a pediros perdón por mi propia indiferencia, insensibilidad y pereza de muchos años, ante vuestra soledad y abandono; agradeceros vuestro valor, coraje y capacidad de sacrificio; y animar a nuestro Ministro de Justicia, Alberto Ruíz-Gallardón, y al Gobierno de España con su Presidente Mariano Rajoy a la cabeza, a que hagan a la mayor brevedad justicia en un caso cuyas consecuencias han sido dramáticas para millones de madres y sus hijos y nefastas para el bien común de todos los españoles.

Antonio Torres
Presidente Fundación RedMadre