Mientras el responsable de Familia de la Conferencia Episcopal Española, el obispo Reig Pla, lamentaba que "los jóvenes de mayo del 68 ahora dirigen los países" con su ideología de género, y citaba al comunista Gramsci y su lema de "Ganar la cultura para cambiar la sociedad", la diócesis de Barcelona anunciaba con satisfacción el nombramiento del filósofo Francesc Torralba como asesor del Pontificio Consejo para la Cultura.

Uno, que es periodista, católico y barcelonés, piensa que no hace falta ser un comunista gramsciano para colocar cierta gente en puestos claves y cambiar la sociedad con la cultura. ¡Entre el cardenal de la Ciudad Condal, Lluis Martínez Sistach, y el cardenal Gianfranco Ravasi, del Pontificio Consejo, se bastan y sobran!

Francesc Torralba no es el Anticristo, pero tampoco es el ejemplo de cristiano valiente que necesita el mundo de la cultura. Desde luego, no es un buen ejemplo como para ser asesor del Pontificio Consejo.

En 2004, cuando aún no existía el matrimonio homosexual en España pero el tripartito progresista ya gobernaba Cataluña, Francesc Torralba negaba en "El País Semanal" la idoneidad de que un niño creciese con un modelo paterno y materno (puede leerlo aquí ). Torralba no le veía mayores problemas al matrimonio homosexual. El pasado domingo 27 de noviembre de 2011, El País Semanal celebraba su "35 aniversario" recordando el artículo de 2004. Torralba era el símbolo del catolicismo abierto e ilustrado, el que apoyaba el matrimonio y la adopción gay y decía:

"Creo que lo absolutamente necesario en el desarrollo del niño es el deseo de potenciar el otro, de velar por su bien, y este deseo no requiere necesariamente de dos figuras, ni tampoco de dos figuras de condición sexuada distinta. Una persona con una pareja de la misma condición sexuada puede ser un foco de amor y entrega en el sentido más genuino. Nadie tiene el patrimonio del amor".

¿Pudiera ser que después de 6 años de matrimonio gay en España el filósofo hubiera cambiado de opinión y defendiese ahora la postura de la Iglesia sobre el matrimonio?

No. Hace unas semanas, este periodista le dio la oportunidad de volver a definirse sobre el matrimonio gay y la entrega de niños a matrimonios gays y esto fue lo que respondió el filósofo:

"Apreciado, gracias por el mensaje. La verdad es que no tengo una opinión definida al respecto. Es un tema que está muy lejos de mis intereses intelectuales".

Le insistimos: ¿es que la filosofía no consiste en hacer preguntas? Respondió:

"El preguntar forma parte de mi vida, pero otra cosa es entrar en debates periodísticos. Este tema está muy lejos de lo que estoy tratando actualmente. Existen profesores de teología moral y de moral de la familia que pueden abordarlo, pero por razones de concentración trato de centrarme sólo en algunos problemas y seleccionar preguntas. Mis limitaciones me exigen tal tarea. Cuando respondí a esas preguntas hace años estaba en temas de bioética, pero ha llovido mucho".

Para ser un católico que defendió públicamente el matrimonio y adopción gay en 2004 en la más leída revista progresista de España, quizá allanando el camino a su legalización... ¿no debería ser más coherente ahora y posicionarse claramente con la Iglesia?

Si considera que entonces se equivocó, ¿por qué no admitirlo? Torralba tiene un interesante ¡y exigente! artículo sobre el perdón en su blog y en Cataluña Cristiana en el que él mismo escribe:

"El lamento de las acciones injustas que se causaron en el pasado es un primer paso. Ello supone reconocerlas y tener la audacia de lamentarlas públicamente. El perdón también incluye este proceso. Sólo se puede pedir perdón si se lamenta, de corazón, lo que sucedió, el mal causado por mí o quienes me precedieron en el gobierno de una institución. El lamento público no garantiza la reconciliación, pero es el primer paso. Además hay que restituir, en la medida de lo posible, el mal causado. El perdón, como virtud, también exige este trabajo de reparación, no solamente en el plano simbólico, sino también ético, social, económico y psicológico. Restituir en la medida de lo posible los males causados, tampoco garantiza la reconciliación, pero es un segundo escalón decisivo en la purificación de los males de la memoria."

Pero esto no se lo aplica él a su promoción del matrimonio homosexual. A día de hoy (13 de diciembre de 2011) en su siempre actualizada web FrancescTorralba.com, donde anuncia su nombramiento como asesor pontificio, no hay ninguna retractación de su apoyo al matrimonio gay.

Y luego está su desinterés respecto a la ideología de género, que ha sido el gran experimento cultural de los últimos 8 años en España, -con vistas a su exportación a Hispanoamérica- una ideología que lo ha intentado impregnar todo: escuela, televisión, juzgados, política, vida familiar, los juegos de los niños, el mismo lenguaje y, por supuesto, el cine y sus subvenciones...

¿Hay algo más relevante en el mundo de la cultura en lo que llevamos de siglo XXI en España y Cataluña que la lucha de la ideología de género por ser culturalmente hegemónica? Obispos y líderes laicos y filósofos cristianos lo han denunciado con insistencia.

Pero busquen ustedes por Internet algún artículo de Francesc Torralba criticando o refutando la ideología de género. Cuesta encontrarlo. Por ejemplo, en el digital ForumLibertas.com, donde se ha criticado día tras día a esta ideología, Torralba escribió en 5 años casi 200 artículos "críticos" con varias realidades (el amor líquido, el consumismo, la discriminación a los ancianos, a los "lentos", etc...)... pero sólo uno contra la ideología de género y no muy enfático (aquí). Es un ejemplo: se puede recorrer Google buscando algo de Torralba que critique ese paradigma cultural, sin encontrar nada.

¿Por qué? ¿Porque el tema no era relevante? No: porque era la ideología hegémonica en el poder, en la Cataluña del tripartito y en la España de Zapatero (y está por ver que no lo siga siendo).

¿Puede uno decir que es un filósofo cristiano con inquietudes culturales y no enfrentarse al matrimonio gay y desinteresarse de la ideología de género?

Pues sí, puede. Y la Generalitat de CiU le premia como presidente de un consejo asesor sobre el hecho religioso... ¡y Roma le nombra consejero pontificio para la cultura! Vaya ejemplo...

Podría entenderse a lo mejor si su producción filosófica fuese excepcionalmente novedosa, buena, original, alternativa al discurso mayoritario. Pero no es así: el mayor mérito de Torralba para estar en el consejo es que un señor llamado Gaudí, cristiano muy tradicional y un poco gruñón, diseñó la Sagrada Familia en Barcelona hace ya muchos años.

Efectivamente, Torralba es un autor prolífico (más de 40 títulos) que da clases en numerosas instituciones y escribe artículos por doquier. Tiene cinco hijos que mantener, lo cual es muy digno y hasta heroico cuando uno es de letras. Pero es sobre todo un divulgador y un docente, alguien que explica en lenguaje más o menos asequible a los grandes clásicos, o modernos, o incluso orientales si es el caso.

¿No hay en el pensamiento católico mundial cien o mil autores más creativos, alternativos, originales y fértiles, capaces de una nueva imaginación para el bien? Sí: y más valientes.

Pero Torralba vive en Barcelona, y el cardenal Sistach tiene que "demostrar" que "Cataluña es diferente", que en Barcelona no tienen (tenemos) que aprender de los nuevos aires católicos de Francia, Italia o Estados Unidos; desde luego, nada que aprender de Hispanoamérica, que hablan castellano. Y por supuesto "no necesitamos a Madrid" y su "crispación". La Cataluña de Sistach se vende como "moderación"... y eso incluye filósofos que no se cuestionen los 6 años de matrimonio gay.

Así que después de llevar a Roma a la Sagrada Familia y ahora que se ha llevado la Sagrada Familia a una exposición a Roma, y después de rondar Sistach a Ravasi insistentemente ("ponme a alguien de Barcelona en el consejo, tengo un filósofo, hasta tiene un cargo de asesor de la Generalitat", algo así le diría una y otra vez) lo ha conseguido. El mérito de Gaudí lo explota Sistach para colocar a Torralba, que no tiene nivel.

Compárese con otro laico y padre de familia barcelonés, Josep Miró i Ardèvol, miembro del Pontificio Consejo de Laicos. Él no llegó ahí a través de Sistach, y de hecho ha tirado de las orejas -con discreción- a varios obispos catalanes en diversas ocasiones.

Miró fue expedientado en su partido político de muchos años, Convergència, por oponerse a la candidatura al senado de dos miembros de su partido que defendían el matrimonio homosexual (que hoy son congresistas). Miró se plantó frente a la partitocracia y la deriva homosexualista de su partido. Y finalmente dejó el partido. La defensa de la familia y el matrimonio en la vida pública le costó enemistarse con parte del aparato del partido, un aparato que hoy vuelve a controlar Cataluña. Torralba no ha hecho nada de esto.

No todos los consejeros pontificios en Barcelona valen lo mismo.