A veces, las “reglas” del periodismo son así: que el Papa se reúna en la plaza de San Pedro con cien mil jóvenes "under 18" y mantenga un diálogo con ellos –con preguntas y respuestas- no se convierte en noticia (pocos medios lo han publicado).  Sin embargo, que sesenta personas se agrupen en las cercanías del Vaticano para protestar por cómo la Iglesia ha tratado el tema de los abusos, es una noticia que aparece hoy practicamente en todos los medios. Personalmente, pienso que son noticia las dos cosas.

Me centro aquí en la segunda porque hay algo en la reunión de víctimas y familiares que me ha sorprendido. No me refiero a las presuntas polémicas con el portavoz vaticano. En realidad, el padre Federico Lombardi mantuvo un encuentro “sereno y satisfactorio” con ellos, según una portavoz de la asociación que convocó la manifestación. Me refiero al número de asistentes: según algunas agencias, unas sesenta personas; según otros, unos cien o ciento cincuenta como mucho. Recuerdo que hace unos meses, cuando se anunció esta iniciativa, se dijo que “el objetivo era reunir 50.000 personas en la plaza de San Pedro”.

Pienso que si ese objetivo no se ha conseguido no se debe a errores organizativos, sino al hecho de que entre la gente existe la percepción de que el Papa se ha tomado muy en serio este problema y que  carece de sentido venir a gritarle bajo su ventana (cosa, dicho sea de paso, que los manifestantes no han hecho). Me parece que las asociaciones de víctimas han tenido y tienen una función importante en la lucha contra este problema. Pero algunas corren el riesgo de convertirse en simples activistas que pueden acaban instrumentalizándolo para otros fines.

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