El número de alumnos musulmanes que en Francia acuden a centros educativos católicos está aumentando considerablemente, de manera especial en los colegios denominados sous contrat (“concertados”). En algunos de ellos, situados en barrios populares, el alumnado mahometano llega al 70% del total de estudiantes. Semejante situación plantea retos y conflictos que han llevado a la Secretaría General de la enseñanza católica a elaborar una guía publicada recientemente sobre los musulmanes en la escuela católica (http://ec-ressources.fr/VEN/VENindex.php). Se trata de un documento práctico que identifica situaciones y otorga criterios de actuación en temas espinosos. Algunos ejemplos contemplados dan idea de la realidad problemática nada improbable: alumnos musulmanes que no responden a una profesora cuando ésta se dirige a ellos por sus nombres, pero sí lo hacen cuando lo hace un profesor; uso de una sala del colegio por alumnos musulmanes para sus oraciones diarias, que invitan a personas ajenas al centro escolar, etc.
 
El documento tiene dos partes: por un lado, hojas de información sobre el Islam (vocabulario, fiestas, concepción de la vida, etc.); por otro, los archivos de "situaciones", divididos en tres dossiers: intercultural/inter-religioso, práctica del Islam y establecimiento escolar, e identidad cristiana y alumnos musulmanes. Estos archivos describen la situación, identifican los problemas, examinan los principios y ofrecen criterios de actuación.
 
A la vista de la situación de España, que cuenta ya con 1.446.939 musulmanes, no es impensable que sea precisa una reflexión al respecto en los centros católicos, especialmente los concertados (sometidos a un cautiverio económico que con no poca frecuencia mina su libertad más allá de lo razonable), que han de aceptar entre sus alumnos a partidarios de la fe mahometana.
Un ejemplo contenido en la guía: ¿qué hacer ante una posible exigencia de comida Halal en los comedores del centro escolar católico? El “manual” propone tener en cuenta cómo las primeras generaciones de inmigrantes musulmanes seguían una práctica que permitía comer el mismo alimento que cristianos y judíos (las “gentes del libro”), salvo el cerdo. Así conviene recordar a los musulmanes lo afirmado en el Corán (Al-maeda, 5,5): “Se os permite el alimento de quienes han recibido la Escritura, así como también se les permite a ellos vuestro alimento.”
 
¿Y en caso de petición de una sala específica para rezos? Respuesta: totalmente desaconsejado. Los musulmanes pueden pretender “adquirir” el derecho de uso sobre la sala y consolidar la situación hasta hacerla, en la práctica, irreversible. En todo caso, si se otorga el uso, es preciso establecer unas reglas claras sobre comportamiento, personas que pueden acceder, y horarios tasados de utilización del recinto para tales finalidades. Conviene tener en cuenta, además, que los mahometanos pueden agrupar sus cinco rezos diarios en uno solo, en determinadas circunstancias.
 
Si bien algunas de las propuestas del documento son interesantes y pertinentes otras pueden ser discutibles, como lo es la propuesta, ante el fallecimiento de un familiar de un alumno musulmán, de utilizar textos del Corán (no contrarios a la fe católica). ¿No sería más adecuado un texto cristiano que no fuera contrario a la fe o sensibilidad mahometana?
 
La misión específica de las escuelas católicas es la formación integral del alumno a la luz de la fe cristiana así como nutrir la misma fe del alumno cristiano, y abrir el mensaje evangélico a los no cristianos, respetando su libertad, pero aprovechando la privilegiada situación docente para mostrar la Verdad de Cristo. Por ello, cabe pensar que la presencia de alumnos musulmanes en los centros católicos es además de un reto, una oportunidad, y ha de servir para darles a conocer respetuosamente nuestra fe, mostrarla y proponerla, con delicadeza y sin agresividad, pero con la plena convicción de que la Verdad es solamente una, y tiene nombre propio: Jesucristo.