Sherry Weddell se definía a sí misma como una “baptista fundamentalista” que no sabía nada de la Iglesia Católica. Pero hoy es católica y sus métodos de formación para laicos que transforman parroquias y las hacen evangelizadoras han llegado ya a más de 130.000 laicos católicos en 50 parroquias de todo el mundo. 

Todo en su vida de fe cambió cuando un día entró en un templo católico y sintió a Dios como nunca antes en su vida.

La presencia de Dios al cruzar el umbral

Sherry venía de una familia baptista protestante fervorosa y tenía una vida de fe muy activa. Cada cierto tiempo, dedicaba un mes entero a retirarse y a orar y así lo hacía también como estudiante universitaria.

“Estaba buscando alguna iglesia donde rezar”, contó Sherry en 2011 al U.S Catholic. “Entonces vi una iglesia católica muy bonita, y decidí ver como era por dentro. Y, cuando crucé el umbral, sentí la presencia de Dios de una forma que jamás había sentido antes. Pero aún tenía muchas cosas anti-católicas en la cabeza”.

Aunque no fue una conversión espontánea, Sherry había abierto sin darse cuenta un camino hasta el catolicismo. “A partir de entonces, iba a rezar a iglesias católicas”, recuerda Sherry en Catholic Philly .

“Mis amigos protestantes me decían: de tanto ir, te vas a acabar haciendo católica. Yo les decía que eso no era posible, y solía bromear diciendo que me molestaba cuando los católicos perturbaban mi lugar de oración con sus misas. Al ir a iglesias protestantes yo pensaba: sí, muy bonita, pero no siento la misma presencia de Dios”.

Al final Sherry acabó convirtiéndose al catolicismo en 1987. Tomó la decisión orando delante de una estatua de santa Catalina de Siena, santa italiana del siglo XIV doctora de la Iglesia. Sherry ha estudiado y amado desde entonces a esta gran reformadora de la Iglesia Católica de su época.

Falta de respuesta a "preguntas incómodas"

Una vez ya católica, Sherry descubrió rápidamente que ciertas preguntas frecuentes entre evangélicos ("¿cómo crecer en la fe?", "cómo convertir a cada feligrés en un evangelizador?", "¿cómo alimentar la relación real, personal, de cada feligrés, con Jesús?") provocaban reacciones negativas entre los católicos.

Ella quería trabajar en la RCIA, la catequesis para adultos que se preparan para los sacramentos en Estados Unidos (en proceso de conversión). Fue a hablar con el director de educación religiosa de su parroquia. Sherry le preguntó si hacían un seguimiento de aquellas personas que se bautizaban, para saber si seguían creciendo en la fe. “El director me miró extrañado y me dijo: claro que no, eso sería intrusivo”.

“Las iglesias evangélicas se hacen estas preguntas continuamente”, explica Sherry. “Siempre queríamos saber si nuestros programas eran efectivos y si habían ayudado a la gente a ser discípulos. Si no les ayudaban, los desechábamos. Incluso nos preguntábamos por la efectividad de nuestro pastor. Pero cuando sacaba estos temas en las parroquias católicas, la gente me miraba como si estuviese loca”.

Proceso de discernimiento de carismas

Ante estos problemas, Sherry decidió poner en marcha un “proceso de discernimiento de carismas” para laicos católicos en 1993, al estilo de la Renovación Carismática. Se trataba de que cada laico supiera qué capacidades le daba Dios y cómo ponerlas al servicio de la evangelización y del Reino de Dios. Sherry formó un pequeño grupo de fieles en su parroquia a los que explicó el importante papel del laicado.

Dos años después, el sacerdote dominico Michael Sweeny pidió a Sherry que hablase a 35 sacerdotes des su orden sobre la importancia de hacer de la parroquia un “centro de evangelización” y el papel del laicado. “El padre Michael nunca había oído hablar de la Renovación Carismática, y aun así los trajo para que yo les hablara”, recuerda Sherry. “Cuando subí a la tarima, me temblaban las piernas, pero los sacerdotes quedaron encantados con lo que les conté”.

El padre Michael Sweeny

Falta de preparación del laicado

“Nos dimos cuenta de que, mientras que sacerdotes y religiosos recibían una formación muy buena para su misión, los laicos apenas tienen una preparación básica para los sacramentos”, explica Sherry. “¿Dónde podían recibir los católicos esta formación? La parroquia. Ese es el lugar más obvio, porque es el lugar más accesible para ellos”.

Una de las dificultades con las que se encontró Sherry fue la falta de fe personal entre los cristianos católicos. Muchos iban a misa por cultura o inercia, pero no por fe. “No podían ser apóstoles misioneros, porque no eran discípulos”.

La importancia de descubrir el don de cada persona de la parroquia

Michael y Sherry empezaron a pensar en cómo podían hacer que esta formación en los sacramentos y en la evangelización estuviese bendecida. El padre Michael se dio cuenta de que lo ideal para esta formación era el discernimiento de los carismas de cada persona de la parroquia. De esta forma comenzó el Programa de Discernimiento de Dones Espirituales. “Se convirtió en una pieza clave del desarrollo del laicado en la parroquia”, explica Sherry.

De esta forma, en 1997 el padre Michael y Sherry fundaron el Instituto Catalina de Siena (siena.org), apoyada internacionalmente por los dominicos. “En el Instituto, estamos trabajando en un programa de recursos para las parroquias dirigido a la misión y al laicado, a la colaboración entre los sacerdotes y los laicos, y a la evangelización creativa”. Sherry destaca además la estrecha colaboración con varias diócesis que tiene el Instituto.

Desde que publicara en 2012 su libro Formando discípulos intencionales: el camino para conocer y seguir a Jesús, su trabajo comenzó a ser más reconocido y ahora da charlas en todo el mundo.

Desde entonces, Sherry ha publicado otros dos libros: Convirtiéndonos en una Parroquia de Discípulos Universales y Discipulado fructuoso: viviendo la misión de Jesús en la Iglesia y en el mundo.

"Estás a años luz de nosotros"

Sherry sabe que, aunque ya se está exportando, este trabajo no es habitual en otros países. “Cada vez que viajo fuera de Estados Unidos me dicen: estás a años luz de nosotros. Eso es muy común”, explica Sherry.

“Ahora, en nuestra cultura, la gente que no crea a nivel personal no se quedará”, advierte Sherry. “La presión cultural y la presión familiar ya no cuentan, y menos con jóvenes adultos y adolescentes. O creen de verdad, o se irán”.

“Los laicos tenemos que ser apóstoles misioneros que salgan ahí fuera y les ayuden a volver”, concluye Sherry.

Un vídeo (en inglés) con Sherry explicando muchas de las nociones básicas del Instituto Catalina de Siena para renovar las parroquias y evangelizar