El pasado fin de semana se dieron cita en El Escorial un total de 150 jóvenes provenientes de 31 diócesis para el XV Encuentro Misionero de Jóvenes, organizado por Obras Misionales Pontificias. Entre los participantes había miembros de instituciones misioneras y juveniles.

Uno de los jóvenes ha valorado para OMP este encuentro, del que ha dicho que “ha sido muy impactante escuchar a gente corriente como yo, que va a contracorriente dando lo mejor de sí mismos para servir a los más necesitados”.


"Durante el fin de semana vas recibiendo 'bofetadas' de fe, y ganas de salir a la Misión", afirmaba otro. Y así sucesivamente. Jóvenes de distintos carismas eclesiales que, hayan tenido o no experiencia misionera, disfrutaron el fin de semana del XV Encuentro Misionero de Jóvenes.

Desde el viernes por la noche, los asistentes disfrutaron de diferentes experiencias, testimonios y celebraciones que les animaron a reflexionar sobre su vocación misionera. Desde una velada dirigida por el cantautor Unai Quirós, hasta la intervención del director de cine Paco Arango, quien explicó cómo en su vida diaria habla con naturalidad de Dios en ambientes donde la gente pasa de Él, y animó a los jóvenes a dar amor en todo lo que hacen.


Además se compartieron los testimonios misioneros de varios jóvenes, y de vocaciones más maduras. Todo ello en un clima de encuentro y oración, en torno a la cita del Génesis "Dios está aquí y yo no lo sabía".

"Hace 15 años empezamos siendo una treintena. Esta vez han venido 150 jóvenes, y no hemos podido aceptar más peticiones por falta de aforo", explica Juan Martínez, sacerdote integrante del Consejo de jóvenes de OMP. "Es una alegría ver que los jóvenes se lo toman en serio, y están abiertos a Dios y a dar una respuesta en la Misión".

Además de disfrutar de la formación, los jóvenes conocieron a otros chicos con las mismas inquietudes. "Me ha permitido sentirme acompañada en el proceso, y ver que no soy la única con este sentimiento", explica un joven en la valoración posterior. Y por supuesto, supone un impulso a la vocación misionera. "Me entró la curiosidad de experimentar personalmente la Misión", afirma un joven. "Este encuentro ha sido necesario para mí ya que ahora me siento parte de algo, y sé que ya estoy dentro, aunque esto es solo el principio", explica otro.